Entre la realidad y el sueño

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Sesshomaru había ido a la tienda de reunión, estaba más que molesto pero aun así había que calmar los ánimos.

Todo el campamento se hallaba con la moral caída. Muchos habían asumido que el heredero había fallecido porque no había noticias sobre su recuperación y porque el mismo Sesshomaru ordenó a Nyra que no informara nada de su mejoría.

El primer motivo para aquello se debía a que quería estar al lado de Kagome y no quería que ningún otro asunto lo perturbara, el segundo motivo es que había trazado un plan uno en el que su enemigo pensara que él estaba realmente al borde de la muerte y lograrlo sería fácil si nadie tuviera noticias.

Además de esta forma él podría dar un golpe que no vería venir el bando contrario.

Por otra parte estaba la venganza que tomaría contra aquel o aquella que se prestó para herirlo con aquella energía oscura.

Sin duda alguna el heredero del Oeste era un maestro de la estrategia y más aún se hallaba sediento por aquella venganza al ver que Kagome casi muere. Pobre de aquellas almas que lo eligieron para acabarlo, él iría con todo sin duda alguna.

Narra Sesshomaru:

El brillo en sus rostros volvió a encenderse cuando me vieron, pero note que a algunos más que felicidad les causó un asombro mayúsculo el verme ahí parado.

Era inaudito que en las filas de mi padre estuvieran infiltrados, nuestros enemigos, los acabaría ahí mismo sin titubear pero necesitaba ir contra aquellos que atentaron contra Kagome y mi Casa Cardinal.

Aunque su objetivo no fuera la miko, sus actos llegaron a ella y morirán lentamente, lo juro.

—¡Príncipe Sesshomaru! —gritó el general Lobo Hiro que vino hacia mí con rapidez y me sujetó el brazo— la miko lo salvó, sin duda fue ella— me dijo muy satisfecho al ver lo que Kagome hizo por mí.

—Sí, ella lo hizo —dije rápidamente y vi que otro general murmuraba algo y su rostro mostraba su enojo.

Solo que es tan tonto que olvida que los Youkais tenemos una audición excepcional y perfectamente oí que dijo "fallamos".

Ahora tenía en mis manos la información que me llevaría a la mente maestra de todo esto.

—Sea bienvenido Gran Príncipe del Oeste, es reconfortante que usted esté sano y de nuevo entre nosotros —dijo a modo de saludo el General Dragón Daisuke.

Lo mire y solo asentí y me dirigí a la mesa donde planificamos las estrategias pero ahora no había ninguna.

—Espero que en mi ausencia hayan buscado a los causantes de este atentado cobarde —dije con un semblante más que serio y amenazante, vi que temblaron ante mis palabras— y también que hayan dado el respectivo cuidado a los humanos.

—Mi Señor —dijo rápidamente uno de los generales— no hemos podido encontrar a los culpables. Hemos enviado a que sigan el rastro pero es como si la tierra los hubiera tragado.

—¿Quieres decir que no tienen noticias? —dijo algo ofuscado y aunque sonara y pareciera una pregunta, era cómo llamarles la atención.

—Lo siento pero así es —en ese instante lo mire con ganas de asesinarlo, pero sin duda mi mirada ya lo hacía al ver cómo aquel ser se encogía por el miedo.

—Son unos incompetentes —dije al fin, muy decepcionado y avergonzado de tener estos generales.

—¡Qué esperaba Sesshomaru! —me gritó insolentemente el general que murmuraba al principio y veía su enojo desbordarse por sus ojos —no ve que sus soldados están malheridos y muy preocupados por usted ¡¿Cómo pretende que fuéramos tras ellos?! ¡¿Qué batallón enviamos si casi todos están heridos?!

Un Giro Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora