Cicatriz

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Narra autora:

Aquella noche se pasó la Inu Irasue conversando con su amiga, aunque estaba preocupada por Toga y el gran enojo que había sentido.

Kagome sabía bien que su amiga se esforzaba en estar ahí con ella y a su vez la miko trataba de distraerla. Apenas pudo pero se sentía calmada al impedir que Irasue saliera sola al encuentro de su compañero.

Sesshomaru había salido a verificar que todo estuviera bien y en medio de su patrullaje se encontró con Inuyasha que también había ido a dar instrucciones.

Este último se puso algo tenso, pensaba que Sesshomaru se había enterado de su "nuevo problema" de malos entendidos.

—Hermano —dijo con cierto nerviosismo el hanyou— ¿también has venido a dar instrucciones? —preguntando lo obvio.

—Desbordas inteligencia Inuyasha —dijo con ironía el mayor— ahora que Kagome ha despertado, nosotros tenemos un asunto que tratar —dijo con un brillo, que le provocó inquietud al Hanyou.

—¿Asunto? ¿Qué asunto? —pregunto sin entender y algo nervioso, incluso se cruzó de brazos pensando a qué se refería su hermano.

Aunque más era despistar y que su hermano se relajara, sentía que algo iba a pasar.

—¿No lo recuerdas?, deberías hacerlo —viendo que el hanyou no atinaba a lo que se refería y harto de ver la cara que este tenía al no entender, explicó— me refiero a la fama que le hiciste a Mi Kagome —remarco— en Palacio.

—¿Tu kagome? —dijo sorprendido y dándose cuenta que había hecho algo muy malo con la broma que le jugó a la miko y de paso que algo pasó que ni enterado estaba— ¿desde cuándo es tuya?

Sesshomaru se percató del desatino que había cometido. Este asunto solo lo sabían sus padres y ahí está dándole noticias a su hermano que era bien seguro que de alguna manera contaría a la miko o en peor de los casos se le escapara en una de sus tantas peleas.

—Me gusta la humana —se rectificó aunque no era del todo una rectificación, Kagome era de él y por ende le agrada todo de ella—. ya la elegí.

—Debiste decirlo desde que te comenzó a gustar así —dijo algo fastidiado mientras empezaba a caminar delante del heredero.

—No debiste haber provocado estos malos entendidos, cachorro idiota —alzo la voz— tu hiciste que pensara mal.

—¡Alto ahí! —dijo indignado y avanzando entre los árboles— no me dijiste nada y como podrías pensar mal ¡si no le hice nada! —dijo frunciendo el ceño y viendo algo descolocado a Sesshomaru que admitía internamente que no uso bien sus cualidades de Daiyoukai y que erró en cegarse. Camino hacia él.

—¡Ya sé! —grito burlón el hanyou— te pusiste celoso y por eso te funcionó mal la nariz —señalándole con el dedo inclusive tocándole la nariz.

Los kamis estarían paralizados al ver como aquel hanyou osaba burlarse con tal magnitud, ese día era el fin. El fin de Inuyasha.

Sesshomaru lo miraba con ganas de matarlo, con ganas de borrarle la sonrisa y más ganas aún de dejarlo manco, cómo se atrevía a reírse así.

—La Casa del Oeste no tendrá más hijos, solo este sesshomaru —sentenció.

Acto seguido blandió su espada y empezó una batalla, el sonido de las espadas retumbaba en el campamento.

Felizmente el hanyou vio venir como su hermano mayor desenfundó la espada y pudo blandir la suya. Empezó a defenderse con bastante trabajo, había desatado la rabia de su hermano, sin duda Inuyasha de inmaduro e infantil nunca saldría.

Un Giro Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora