Mal entendido y Mal olfato:

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Narra Autora:

Kagome se levantaba por la intensa luz que entraba por su ventana, aquel brillo solar la encegueció, se estiró y sintió que algo estaba a su lado, sorprendida por su descubrimiento, abrió sus ojos y localizó aquel bulto y se dio cuenta que ella estaba apenas vestida. Luego de eso sintió que el mundo giraba

A los pocos segundos de todo esto dio un grito tan fuerte que los finos oídos de los señores del oeste sin duda alguna escucharon.

—Kagome deja de gritar —habló en medio que se despertaba el hanyou— es temprano.

—Inuyasha —susurro viendo con espanto al hanyou para luego reaccionar y gritar— ¡¡Inuyasha!! —volvió a decir pero con todas sus fuerza.

—Si ese es mi nombre —contesto a modo de sarcasmo— ya puedes dejar de gritar, recuerda que tengo oídos sensibles.

A pesar de su protesta la humana no bajó para nada sus gritos, quería una explicación y no pararía hasta obtenerla.

—¡¿Qué haces aquí?! —exclamó lanzándole una almohada en su pecho desnudo— ¡dime que no sucedió nada! —grito horrorizada, abrazando la sabana, que para ese momento la envolvía.

Al percatarse de lo que pasaba por la mente de la Miko del futuro, quiso provocarle un infarto esta idea le resultaba muy agradable. Aunque también considero darle un poco de calma.

—¡Habla que es lo que me hiciste! —volvió a gritar la Miko— ¡habla! —presiono ya desesperada, ante el sinvergüenza hanyou.

Inuyasha viendo lo desesperada, decidió no darle calma y sin inmutarse solo recogió su ropa y se dirigió hacia la puerta y justo cuando estaba por salir, el giro su mirada a ella.

—Fue una magnífica noche Kagome —pronunció cada palabra con sensualidad y una sonrisa pícara— sin duda la pasamos bien.

Luego de ello salió sin dar tiempo a que la miko dijese algo. La cual se había quedado en shock con la boca abierta y los ojos plantados en aquella puerta.

Cuarto de Sesshomaru:

El Príncipe Heredero de la Casa del Oeste estaba echado viendo el techo como si algo interesante hubiera ahí, por su mente pasaban mil veces aquella imagen donde veía cómo su pequeño hermano, cargaba a Kagome y ella muy gustosa se sujetaba del cuello de este. Luego vio como Inuyasha se la llevaba.

—Resultó ser igual que las otras —susurró mientras se sentaba en la cama con un fastidio muy notorio.

—¡Buenos días hermano! —saludo Inuyasha que entraba sin avisar.

El cuarto del príncipe se hallaba no muy lejos de donde Kagome se quedaba.

—Aún es temprano —pronunció con voz áspera— ¿a que se debe esta visita?, ¿no deberías estar aún en cama? —pregunto serio mientras se quitaba la parte de arriba de su vestimenta,

—Si deberia porque anoche fue algo cansado —dijo de manera natural el hanyou con una amplia sonrisa.

—Tuviste buena compañía —refiriéndose a la miko— no puedes quejarte.

—Decir que fue buena compañía, sería mucho —dijo recordando lo que Kagome le hizo.

—O sea ¿que no te fue satisfactorio? –remarco el príncipe, mientras sujetaba su cabello con una cinta.

—He tenido mejores —dijo en tono burlón recordando en cómo fue arrancado de su camisa.

—Debes tener cuidado, se trata de una persona importante para nuestros padres —respondió serio mientras se dirigía al cuarto del baño y con el rostro muy molesto que no pudo ver su hermano.

Un Giro Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora