Sinopsis

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Entré al almacén en busca de algunas herramientas que necesitaba para arreglar el equipo que había dañado al caer. Dejé la puerta abierta porque sabía perfectamente en donde se encontraban pero algo me detuvo, normalmente el almacén era un lugar sumamente tranquilo por lo que aquel sonido no pasó desapercibido por mis oídos, una respiración. Rápidamente me puse en posición de ataque para defenderme de la persona que se encontraba escondida detrás de la puerta pero al ver sus ojos me tranquilicé un poco.

-¿Qué haces aquí? Si sigues haciendo esto terminarás en el piso- pregunté al de ojos avellana mientras bajaba mis manos hacia los costados.

-¿Buscabas esto? – preguntó con una sonrisa ladina y me enseñó que en una de sus manos se encontraba una de las llaves que necesitaba. La intenté tomar abalanzándome sobre él pero fue más rápido que yo y terminé con las manos sobre la pared y dándole la espalda a mi "enemigo". Rápidamente me voltee para quedar de frente e intentarlo de nuevo.

Algo detuvo mi ataque en su contra. Sus ojos tenían ese fuego que aparecía de vez en cuando. Lentamente se acercó a mí mientras lo único que podía hacer era observarlo. Me acorraló entre sus brazos y la pared, acercando su rosto al mío, sus labios se detuvieron a milímetros de los míos. Mi corazón parecía querer salirse de mi cuerpo, me faltaba la respiración por su cercanía, mis labios que hasta ahora permanecían cerrados se abrieron en busca del tacto de los opuestos.

Al sentir su piel contra la mía cerré los ojos disfrutando del lento movimiento que sus carnosos me ofrecían. Mientras el beso se volvía más intenso llevé mis manos a la parte trasera de su cabeza para acariciar su cabello y hacer más intenso el beso. Él poco a poco bajó las suyas para ponerlas en mi cintura y después hacia mi espalda baja y apretar mi glúteo. Debido a su acción solté un pequeño quejido que me hizo abrir la boca, él sin desaprovechar un solo momento metió su lengua dentro de mi boca y recorrió cada rincón.

La temperatura de ambos poco a poco estaba aumentando, no era la primera vez que hacíamos esto de manera tan repentina y a escondidas, estaba estrictamente prohibido que cualquier soldado estuviera en una relación, según los altos mandos esto distraía del deber que teníamos. Pero me importaba una mierda y a él también, mientras nadie se enterara todo estaba bien. Además ¿A quién no le gusta un poco de adrenalina? Saber que estás haciendo algo prohibido aumenta las sensaciones.

Nos separamos debido a la falta de aire, él sabía que uno de mis puntos débiles era el cuello por lo que atacó recorriendo con mordiscos y húmedos besos la zona. Mi piel se erizó al sentir el primer contacto, cerré los ojos disfrutando de la sensación y no pude controlar el gemido que salió de mi boca por lo que en un movimiento rápido dirigió su mano al lugar del que provenía el sonido

-Silencio, que nos pueden escuchar...

Unsere Pflicht  | Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora