Capítulo 14

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KAIA

Al hacer el aseo no pude evitar sentir una inmensa nostalgia, cuando pasé mis manos por los lomos de aquellos polvorientos libros ubicados en librero, sonreí levemente, la mayoría eran libros que compré con mi propio dinero por la curiosidad de aprender un poco más, mientras que los restantes eran regalos. Sin duda mi favorito era aquel con el nombre "Geografía", en el que se explicaba cómo era el mundo. Era maravilloso, de él surgió mi curiosidad por el ver el resto del mundo, quería abrirlo en ese instante pero un estornudo interrumpió mi acción. Debía seguir limpiando para después poder descansar.

Continué con el resto del piso procurando especial atención a la zona de la cocina, el moho de aquellos manjares se había esparcido un poco por la madera de la mesa, intenté con todas mis fuerzas sacar aquel rastro hasta que finalmente cedió, las gotas de sudor bajaron de mi frente hasta mi clavícula, me sentía bastante fuera de forma a pesar de que sólo habían pasado tal vez 12 días desde la última vez que entrené y estaban pasando factura.

Después de una hora o tal vez más por fin terminé, observé orgullosa mi trabajo desde el pasillo que conectaba con las 2 habitaciones poniendo mis manos sobre mis caderas, el lugar parecía como nuevo, di un largo suspiro al saber que ya lo que restaba del día era descansar, pero antes debía preparar todo, tenía planeado consentirme un poco.

De la cocina saqué una tabla larga, ahí mismo, en la cocina sobe la leña puse una olla a calentar, como empezaba anochecer probablemente la necesitaría, todavía no había arreglado el calentador, busqué unas cuantas velas y las llevé al baño. Mientras el agua se calentaba decidí cortar un poco del queso para después, también abrí una de las botellas de vino que había comprado y puse a calentar un bocadillo que la señora Becker me había obsequiado, continué con todo hasta que estuvo listo y lo llevé al baño.

Llené la bañera con el agua que había calentado y también agregué un poco de agua fría para conseguir una temperatura adecuada a mi gusto. Antes de deshacerme completamente de mi ropa encendí el gramófono que estaba en la sala y subí el volumen asegurándome que pudiera disfrutar del sonido. Finalmente me deshice de mi ropa y me metí a la bañera poniendo encima de ésta la tabla para colocar el queso, los bocadillos y la botella de vino. Me acomodé de tal manera que mi nuca quedara apoyada sobre el borde de la tina y cerré los ojos. Hace tanto tiempo no hacía eso que había olvidado lo bien que venía un momento así.

Me aseguré de limpiar un poco la herida de la cual anteriormente había despojado la venda, no dolía tanto como el día de ayer pero ciertos movimientos hacían que doliera. Seguí disfrutando de lo que había encima de la tabla, tenía bastante hambre, devoré aquella delicia sin pudor alguno, estaba completamente sola, en casa. Después de pasar mis manos y un zacate por mi cuerpo decidí meter el resto de mi cabeza por debajo del agua para asegurarme de no dejar ni un solo rincón sin atención. Después de unos cuantos segundos sumergida con el inconfundible sonido del agua inundando mis oídos, decidí subir y recuperar el aire.

Por lo seco del manjar la botella de vino ya estaba más debajo de la mitad de llena, diría que tolero bien el alcohol pero considerando que no había dormido lo suficiente la noche anterior sus efectos surgieron rápido, sentía el calor de mis mejillas pero no me sentía mareada ni nada, más bien relajada. Volví a cerrar los ojos disfrutando de la música del fondo, moví mis pies al ritmo de esta dejándome llevar. Al llegar a mi zona íntima para seguir limpiando mi piel una idea cruzó mi mente y decidí hacerlo.

Primero terminé lo que restaba de la botella de vino para poder retirar la tabla. Las velas y la humedad dentro del baño hicieron que mis mejillas tomaran un color aún más intenso. Cerré los ojos y con delicadeza pasé mis manos por encima de mis senos, tomando con mi pulgar e índice mi pezón izquierdo, apliqué un poco de fuerza para hacer intensa la sensación, sabía que por ahora mi mano izquierda no podía hacer su parte del trabajo, así que con mi mano derecha fui de mis pezones a mi clítoris no sin antes recorrer mi abdomen, separé un poco mis labios y lentamente di un masaje circular sobre el, inmediatamente sentí aquel primer toque que hizo que diera un suspiro y cerrara los ojos. Seguí por unos minutos aquel lento movimiento hasta que sentí como poco a poco y más abajo se liberaba un líquido, adoraba esa sensación pero sabía que si seguía ahí en la tina, no sería lo mismo, opté por pararme de ahí y continuar en mi habitación, no sin antes asegurarme de apagar las velas, drenar el agua y tomar una toalla para no mojar demás mi cama.

Puse la toalla encima de la cama para después sentarme sobre esta y acomodarme mejor. Cerré los ojos y con mi mano derecha continué dando círculos en aquel punto lleno de nervios, al sentir un poco más mojada el área decidí recorrer el resto de mis labios por afuera y llenarlos con aquella sustancia que salía de mí, la sensación de estar mojada me excitaba aún más, pronto llevé uno de mis dedos a mi entrada, estaba tan desesperada por seguir con el masaje que con la mano izquierda seguí estimulando mi clítoris. Con la mano derecha simulaba embestidas y movía ligeramente la punta de dedo para así llegar a ese punto mágico; mientras con la mano izquierda aumentaba cada vez más la velocidad de aquel movimiento. Me era imposible no cerrar los ojos fuertemente al sentir todo eso. Poco a poco aumenté el número de dedos dentro de mí, asegurándome de no lastimarme llegando a un total de tres.

De repente llegó, ese momento en el que no pude controlar mi cuerpo y las contracciones aprisionaron mis 3 dedos, no pude evitar cerrar las piernas y entregarme ante aquel éxtasis, aquella explosión que hizo que mi mente quedara en blanco, no podía dejar de temblar después de unos cuantos segundos. Liberé todo el aire que tenía contenido junto con un gran gemido y bajé la velocidad de mi mano izquierda hasta que paré completamente. Abrí los ojos para ver aquel líquido que cubrían mis dedos y no dudé en probarlo. Regulé mi respiración hasta tal punto que casi quedo dormida pero sabía que debía limpiarme y guardar todo aquello que ocupé con anterioridad

Con la toalla en mano regresé al baño para ponerla en el bote de la ropa sucia, ya me encargaría después de lavarla. Me ubiqué debajo de la regadera y me limpié los restos de mis fluidos, Salí de la regadera y me puse la pijama que con anterioridad había ordenado, el calor estaba empezando a notarse y al estar sola no me importó solamente cubrirme con una playera grande y bragas. Al finalizar llevé todo su lugar, llevé una vela para poder ver en la oscuridad que ahora cubría mi hogar, de cierta forma aquel orgasmo me había bajado lo poco borracha que estaba pero todavía tenía un poco de sed, decidí abrir otra botella en la cocina. La melodiosa sinfonía que el gramófono reproducía para este momento ya había finalizado, el silencio reinó el lugar. Todavía en la cocina y con botella en mano observé el entorno.

De nuevo aquella sensación de melancolía me inundó. Observé el sillón que estaba tenuemente iluminado por la luz anaranjada de la llama. Mi mente jugó conmigo cuando una ilusión se creó en aquel sillón, tanto Zeke como yo sentados cada uno en el extremo del sillón de 3 plazas, en silencio y cada uno leyendo, él tomando café y yo té de las tazas que se encontraban en la mesa de centro, aquellos días libres en los que no había necesidad de hablar, con tal de saber que estábamos en compañía el uno con el otro bastaba para sentir paz.

Parpadee varias veces intentando borrar aquella escena pero no se iba, así que en un arranque de ira, tomé la botella, le di un largo trago y la aventé hacia la el cuerpo de Zeke, la botella obviamente traspasó su "cuerpo" y aterrizó en el piso. >> ¡Maldita sea! << pensé al escuchar cómo se hacía pedazos. Cerré los ojos y llevé mis manos hacia mi cabeza; con la mano abierta golpee un costado, intentado borrar todos los buenos recuerdos junto a él, dentro de mi hogar, todavía no me hacía a la idea de que él ya no estuviera aquí, debía de saber el porqué pero nada me aseguraba que siguiera vivo o que nos había traicionado. Estaba furiosa con todos.

-¡Carajo! – dije mientras golpeaba la mesa con mis manos. Un terrible dolor recorrió desde mi muñeca hasta el codo, había olvidado poner la venda en su lugar. Sin más me dirigí hacia el baño para ponerme la venda y asegurarme de limpiarla con el alcohol del botiquín.

Al mirarla frente al espejo por fin me di cuenta de lo grave que fue, era una herida bastante larga, unos 30 cm tal vez, supongo que fue muy profunda por lo tensa que estaba la piel alrededor de ésta y porque al pasar mi dedo por encima pude notar lo sumida que estaba, podía ver el hilo negro con el que la cerraron, sin duda dejará una muy fea cicatriz cuando sane, de repente empezó a sangrar, >>Aquel golpe no fue tan intenso<< pensé hasta que recordé lo que Charlotte había dicho "Nada de alcohol, adelgazará tu sangre y podría afectar el efecto de la medicina"

>>Mierda, de verdad que soy estúpida<< sobé mi entrecejo y golpee un poco mi cabeza pero tuve que continuar con la limpieza y vendarme bien, esa mierda dolía pero pude poner la presión adecuada para que detuviera el sangrado. Guardé todo lo que ocupé por fin, ya estaba más que agotada por lo que opté por irme a la cama, llevé la vela a la pequeña mesa a un lado de mi cama y la apagué. Finalmente cerré mis ojos queriendo olvidarme de todo y caí en un profundo sueño.

Unsere Pflicht  | Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora