Capítulo 9

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Por favor, lee la nota que está al final de este capítulo, es importante.

Declaración de guerra.

KAIA

-Cada uno de los presentes aquí ya dio su reporte de lo que fue la misión, sólo faltas tú y para no perder tiempo con el papeleo he decidido que lo hagas en este mismo instante frente a todos, para ver si también de esta manera te das cuenta de la situación en la que te encuentras, eres un soldado, no necesitamos que involucres tus sentimientos, contarlo tal vez ayudará a darte cuenta de la verdad.- Soltó con gran enojo el capitán.



Estaba concentrada haciendo las modificaciones que el comandante me había mandado cuando se escuchó un gran estruendo y segundos después la alarma empezó a sonar.

-¡Están atacando en el centro!

-¡Debemos asegurar a los invitados!

-¡Todos a los camiones, ahora!



-Nunca se pidieron nuevas modificaciones al armamento ¿De quién recibiste la orden?- Me interrumpió el general. Fruncí mi ceño en señal de duda

-Según Zeke, usted había dado la orden- Al decir esto pude ver la confusión en sus ojos.

-¿Durante ese día tuviste algún otro contacto con él?- Sabía que si mentía me metería en muchos más problemas así que decidí decir la verdad.

-Si capitán, la mayor parte del día la pasé junto a él hasta lo perdí por un momento y cuando me reencontré con él me comentó de su orden- Respondí un poco asustada por la reacción que generaría.

-¿Notaste algo raro en él durante el día?-

Me llevé los el dedo índice y el pulgar a la barbilla intentando recordar algo fuera de lo ordinario -No que yo recuerde- Estaba tranquilo, como siempre. Generalmente cuando teníamos un día libre pasábamos el tiempo juntos, haciendo deberes del hogar como si lleváramos una vida normal, como cualquier otro Eldiano de Liberio. Aunque ese día lo teníamos libre por el festival que se llevaría a cabo.

-Scheck, necesito saber todo lo que pasó ese día, ¡Absolutamente todo!, no me importa si no estabas en al cuartel, quiero saber a qué hora cagaste si es necesario.- Abrí los ojos con sorpresa. Todos estaban en completo silencio y con la mirada baja, sólo debía decir lo que pasó ese día, no habría tanto problema, no hice nada malo. Tragué saliva y comencé mi relato.

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Había dormido bastante bien la noche anterior y esto hizo que me despertara más tarde de lo usual, no quería dejar mi cama, era más cómoda que los catres en los que nos hacían "dormir" cerca del campo de batalla. Perezosamente me levanté y me metí a la ducha a despertarme por completo, el agua era tibia, el calentador estaba funcionando bien pero podía mejorar >>Tal vez hoy sea el día<<. Salí de la ducha y me dirigí hacia la cocina para prepararme de desayunar pero justo antes de prender la leña tocaron a la puerta.

Fui en dirección a la ya antes mencionada y miré por la mirilla para saber de quién se trataba aunque ya tenía una idea. Sonreí al comprobarlo.

-Sabes que puedes entrar sin permiso ¿verdad?- fui la primera en hablar.

-Sí, pero nunca está de más- Tiene razón, aunque seamos como familia no es malo avisar que se encuentra aquí, algún día me podría llevar un susto.

Unsere Pflicht  | Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora