Capítulo 2

348 33 3
                                    

KAIA

>>¿Traidores? No, debe ser un error, es mentira<<

Escuché lo que el superior preguntaba mientras que mi compañera hablaba de sus teorías y de lo que vio antes de todo este desastre.

>>No, él no podría ser capaz de esto, me lo hubiera dicho, lo habría hecho entrar en razón<<

Cansada de escuchar tales acusaciones hacia él decidí irme de ahí, sin importarme las heridas que trajera me dirigí hacia la salida del edificio en el que nos encontrábamos, no podía respirar, todo el humo causado por el ataque impedía que mis pulmones recibieran la cantidad adecuada de oxigeno, >>Si, debe ser eso<< me engañé a mí misma. No quería aceptar la verdad. Mi cabeza y mi espalda estaban recostadas sobre la pared exterior del edificio. Cerré los ojos para concentrarme en mi respiración y calmarla, mis manos no paraban de temblar, sentía las aceleradas palpitaciones que mi corazón daba. >>Respira hondo, respira <<

Le hice caso a lo que mi mente me aconsejaba pero estaba tardando bastante en calmar mis nervios. Debía hacer algo para no pensar en la noticia que acababa de recibir y justo en ese momento el mayor salió del edificio.

-Scheck, barre la zona y encuentra a tus demás compañeros, si hay heridos llévalos a la enfermería del cuartel, Klauss y Meyer te acompañarán, al terminar regresa al cuartel con los demás- asentí ante la petición de mi mayor pero se quedó mirando mi cuerpo con cara de desagrado – Ah y asegúrate de tirar eso que traes puesto, es una porquería- al terminar de decir eso miré mi cuerpo, no recordaba que había intercambiado mi uniforme con un cadáver para pasar desapercibida.

Caminábamos por los escombros buscando lo que el mayor nos había ordenado, no decíamos ni una palabra, es más, casi podía escuchar el latido de mi corazón cada vez que me acercaba a un cuerpo con la característica insignia, no sabía si me alegraría más encontrar su cadáver o no encontrarlo. Cada minuto que avanzaba me sentía mucho más calmada que el anterior, era extraño, debía estar furiosa, estaba furiosa >>¿Cómo se atrevía a mentirme? ¿Después de los años juntos? Debería tener una buena razón ¿No? No, no lo justifiques, es un maldito mentiroso. No, no, más bien eres una maldita ingenua, ¿desde cuándo te ha estado mintiendo?<<Apreté mis puños con toda la fuerza que tenía.

-Kaia, tu brazo- Klauss, el pelirrojo de ojos verdes que se encontraba detrás de mí a unos cuantos metros abrió la boca por primera vez, corrió a mi lado y tocó suavemente mi mano. Al momento en que su mano agarró la mía y dio un tirón un ardor indescriptible recorrió todo mi brazo hasta llegar a mi hombro.

-¡Mierda, Klauss, ¿Qué crees que haces?!- le grité porque el dolor era demasiado intenso pero cuando intenté apartar mi brazo de su agarre otro dolor aún más fuerte hizo que soltara un gruñido

>>Mierda, es cierto <<

Estaba tan concentrada en cualquier otra cosa a mi alrededor que no me di cuenta que la herida hecha en batalla estaba sangrando a tal punto que gotas de sangre corrían sin parar creando un rastro detrás de mi caminar. El cuerpo humano a veces es tan raro, la calma que sentí de repente no fue por calma, no, era porque literalmente me estaba quedando sin ese líquido vital. Y justo cuando me di cuenta de todo eso, me desvanecí, todo se tornó negro. La voz de Klauss y Meyer las escuchaba como si estuvieran a muchos metros lejos de mí.

-¡Kaia, no te duermas, resiste! ¡Ayúdame a llevarla a la enfermería, rápido!

-¡Vamos, por favor resiste!-

-¡KAIA!

...

REINER

Nos los habíamos llevado al bosque de los árboles gigantes para así evitar pelar con los titanes puros que nos podríamos llega a encontrar.

-Hola Eren, ya despertaste- observé como el nombrado intentaba mover sus brazos, pero era inútil. Ymir se limitaba a observarlo desde la rama que compartían.

-¿Qué demonios...? ¡Mis brazos!- gritó el castaño cuando vio que de sus extremidades superiores salía humo.

-Eren, mírame, estamos igual. Supongo que ambos tenemos un mal día- Le habló Ymir para que se calmara un poco.

-Ymir, ¿Por qué no tengo brazos?

-Lo siento, fui yo el que te los arrancó, tenía prisa. Cuando te mordí la nuca, no tuve en cuenta los brazos- respondí desde la rama en la que me encontraba.

-Ya veo, así que perdí- su mirada denotaba la decepción en sí mismo, la misma decepción que hasta ahora cargo sobre mis hombros.

Después de eso lo que más recuerdo fue cuando activó la coordenada y varios titanes querían comernos, debíamos correr de ahí si no queríamos acabar muertos.

...

-Annie, Berthold, Marcel, todos muertos por mi culpa, no fui lo suficientemente fuerte para protegerlos, ya no sé quién soy.

...

-Hace cuatro años que no nos vemos, Reiner- Al escuchar esa voz, me paralicé, esos ojos ya no mostraban decepción, estaban llenos de determinación, daba miedo pensar qué podría hacer en ese instante.

-Eren...es imposible...

...

Rayos emanaron de su cuerpo, sabía lo que venía, tomé a Falco para protegerlo y...


Desperté agitado, todo había sido un sueño ¿no? No sabía dónde me encontraba >>Paradis...no, por favor << miré hacia mi derecha en busca de una respuesta hasta que lo vi >>Porco, está aquí, está vivo, ¿Qué pasó? << Un fuerte dolor atacó mi cabeza, llevé mi mano al lugar mencionado, por las ventanas pude notar que todavía era de noche. Me alivié al notar que me encontraba en Marley >>¿Cuánto tiempo pasó?¿Y los demás?<<.

-Cariño, que bueno que despiertas, ¿Cómo te sientes?- una enfermera llegó y con el dorso de su mano tomó mi temperatura.

-B-bien, creo – Me sonrío de una manera muy maternal. No me había dado cuenta que tenía un trapo en la frente hasta que me lo quitó y lo cambió por otro.

-Todavía no baja del todo la temperatura pero por lo menos ya despertaste, le avisaré a los superiores- y así como apareció, se fue.

-Quita esa cara de imbécil, imbécil- Ahí estaba, el Porco de siempre.

-¿Qué pasó?, ¿Y los demás? – No le di importancia a sus insultos porque esos vienen siempre que me habla, sólo quería saber si todos se encontraban bien.

-Lo que pasó imbécil, es que como hace 4 años no pudimos, no no no no, permíteme corregirme, más bien, no pudiste vencer a ese tal Eren Jaeger- Al escuchar ese nombre me paralicé de nuevo, mis ojos y mi boca se abrieron por la sorpresa. >>No fue un sueño <<

-¿y los demás?- ansioso por conocer la respuesta insistí.

-Voltea a tu izquierda, imbécil- E hice lo que me pidió, estaba más enojado de lo normal, supongo que era porque odiaba perder.

En la cama que se encontraba a mi izquierda estaba Pieck, estaba con los ojos cerrados y también con unos trapos cubriendo su frente, todavía un poco de humo emanaba de sus heridas, pero ya no tanto, no había pasado mucho tiempo, tal vez un par de horas.

Un golpe estruendoso sonó en toda la enfermería, se abrieron las puertas de par en par, dos cadetes estaban cargando un cuerpo y pude notar que uno de los que cargaba era pelirrojo mientras que el otro era rubio, se me hicieron conocidos por lo que me quedé mirando el cuerpo tratando de descifrar quien era.

La enfermera les pidió que se retiraran para sanar las heridas y justo cuando se retiraron la vi y me alarmé.

>> No, no puede ser, tú no, por favor<<

Unsere Pflicht  | Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora