Capítulo V

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Corrí con todas mis fuerzas, de verdad que corrí, las ramas golpeaban mis brazos y arrañaban mi rostro, estaba desesperada, tenía que avisarle a mi gente.

Mi pecho dolía, era insoportable, no podía respirar, me faltaba el aire, sentía que mi pecho estaba siendo comprimido.

Caí de rodillas en la húmeda tierra, llevé mis manos a mi pecho, dolía...y mucho, mis ojos estaban aguados, me faltaba el aire, alcé mi vista para darme cuenta que estaba a solo unos pasos del gran portón.

- Ayuda - susurré débilmente

Nadie me escuchaba, estaba perdida, iba a morir así, aquí, de esta manera, me desplomé en el suelo, estaba agotada, todo estaba perdido....

Unas pisadas me alertaron, débilmente alcé la mirada, mis ojos amenazaban con cerrarse, mi respiración era lenta, pausada, este era mi fin.

Mi vista estaba borrosa, no podía distinguir nada, lo único que supe antes de perder la conciencia fue mi cuerpo siendo alzado por alguien antes de que todo se sumergiera en oscuridad.

.....

Ruido, mucho ruido se sentía en el ambiente y un olor a quemado perforó mi nariz, gritos, llantos, lamentos, todo lo podía oír.

Sentía mi cuerpo cansado, débil, estaba en una posición incómoda para mi. Forcé a mis ojos para que lentamente se fueran abriendo.

Fue la peor desición que pude haber tomado

Todo estaba hecho un caos, las cabañas ardían en llamas, llantos de niños y mujeres se oían por doquier.

Había una hilera de mujeres delante de mí, todas arrodillado con un amarre fuerte en sus muñecas.

Mis ojos estaban abiertos de par en par, llorosos por lo que veían, desesperadamente intenté llegar a ellas siendo en vano, en cuanto quise levantarme un fuerte tirón tiró de mis manos hacia atrás haciendo que impactara fuertemente contra el suelo.

Estaba amarrada a una roca, forcé el amarre para ver si cedía, pero una vez más fue en vano.

Desesperada alcé la vista buscando a mi hermana entre las mujeres, gracias a los dioses la encontré en lo último de la fila con su típica cara de enojo, dentro de mi sentí un gran alivio al verla con vida.

- Son todos? - dijo serio

- Si mi rey son todos...

Giré mi cuello hacia donde provenían las voces, solo para toparme con el responsable de esto.

Alejandro

Empezó a caminar recorriendo la fila, mirando fijamente a cada una de las personas que se encontraban allí.

Su caminar era fuerte, potente y su porte daba mucho que pensar.

- Los bárbaros - río - los más temibles derrotados por unos simples griegos - se detuvo al final de la fila

Mi cabeza se dirigió hacia donde él tenía su atención con el miedo atascado en mi garganta, mis lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin control alguno, unos sonoros sollozos se escaparon de mi boca....

Era mi padre

Todas las miradas se dirigieron a mí, hasta la de él que se acercaba a paso lento hacia mí mientras su rostro serio analizaba el mío.

Se arrodilló delante de mí mientras retiraba el cabello de mi rostro, su mirada azulada conectó con mis rojos ojos enviando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.

- Como te llamas? - susurró

- Con ella no te metas...tu disputa es conmigo déjala a ella fuera de esto - gritó colérico mi padre

En ningún momento su mirada se despegó de mí, como si esperara a que le respondiese.

- Kaysa - susurré apartando la mirada

- Kaysa - saboreó mi nombre en sus labios - pureza....

- Eh?

- En griego significa pura, pureza - miró mis labios - será cierto?

Se levantó mientras dirigía su atención una vez más a mi padre.

- Tienes una hija hermosa, tal vez sirva para satisfacer a mis hombres....

El bullicio y la alegría de sus hombres se hizo presente.

- Debí haberte matado cuando tuve mi oportunidad - dijo con rencor

- Debiste....

Lo siguiente que sentí fue una espada siendo desenfundar y autoseguido el ruido de algo siendo rebanado, mi corazón se agitó igual que mi respiración, mis lágrimas cayeron como cascadas por mis mejillas mientras mi garganta se secaba lentamente. No podía ser cierto lo que había presenciado

- Papá!!!...

..... continuará

"Nunca me Olvides"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora