Panic!

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D a l l a s . . .

Los ataques de pánico sólo conseguían que mi deseo constante de salir en madrugará aumentaran, la lluvia no sesaba y los caminos se hacían cada día mas resbalosos con un frío que aumentaba a lo largo de la madrugada, que ya ni conseguía desaparecer con los primeros rayos de sol.

Sé que Diciembre llegará pronto, y que ya no podre ver a Emma sentada en el balcón oliendo a manzanilla. Sólo sería una silueta sentada dentro de la habitación con la cabeza descansando sobre el cristal del ventanal con una taza de alguna bebida cálida sobre sus rodillas, demasiado bueno si hablara de una taza de té de manzanilla.

Desde la noche en lo del vídeo club no hablamos, hace ya una semana de eso, seguramente me habrá tomado por un acosador o algo parecido. Me habrá dedicado algunas miradas durante las mañanas notando que la veía pero nada mas que eso.

Los ataques de pánico no disminuyen, incluso son mas reales. El recuerdo crece y puedo revivirlo, el problema verdadero es olvidarlo.

Cuanto desearía en momentos asi poder sentir la manzanilla dentro de mi, moviendo y relajando mi cuerpo como veneno. Una droga, eso es ella. Mi antídoto.

Creer que puedo perderla como a ellos hace crecer mi pánico.

Mi pánico.

Eso era ahora, algo mio. No una sensación pasajera que atormenta cuando se hace notar, al contrario, ahora era parte de mi.

Pánico.

Una palabra que define lo que siento al caminar en madrugada. Una palabra que crece al pensar que también puedo perderla a ella. Una palabra que llega con cada recuerdo revivido de entre los escombros del pasado.

Chamomile [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora