Behind that window.

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Emma tomó sus manos por las muñecas y lo hizo levantarse, secó sus lagrimas y consiguió borrar aquellas que amenazaban con salir.

Dallas seguía con una expresión asustada, caminando detrás de ella, con los ojos y mejillas carmesí. Cruzaron una vez más los jardines de ambas casas, pasando al viejo coche oxidado del difunto tío y las rosas medio muertas de su madre gracias al frio.

Ella al cruzar la entrada a su casa ignoró al hombre que dormía en la sala con el televisor encendido como si fuera un perro guardián esperando por su llegada.

Guiándolo escaleras arriba no soltó su mano hasta llegar a una puerta en el piso superior. Abrió la misma y le dio luz verde para entrar con ella.

Su cuarto no era como había imaginado. Pero nada en ella era como lo esperado, era mil veces mejor.

Con paredes blancas llenas de viejas fotografías y hojas de blogs de dibujo con pinturas a acuarela de flores diminutas de manzanilla, un campo entero, las siluetas de este eran remarcadas por un negro a pluma.

Tenía varias macetas pequeñas de manzanilla, decoradas a mano. Estas estaban dentro siendo protegidas del frío que amenazaba con una nevada futura para aquella noche.

En unas repisas colocadas en una pared junto a la puerta estaban libros viejos con algo de polvo, discos, cassettes, fotografías de una Emma sonriente junto con lo que parecían amigas y familiares.

Diminutos frascos con masmanzanilla estaban adornando espacios pequeños de la repisa, pero éstas flores estaban secas muriendo con lentitud.

Se sentó en la cama de sabanas blancas tratando de no estropearlas con la sangre que seguía saliendo de su brazo, y obervó los movimientos que hacía Emma. Encendió la calefacción, movió unos cuantos papeles, recogió varias prendas tiradas, abrió y cerro cajones.

Dallas solo observaba. Estaba en el otro lado de la ventana, lo que para él podía haber sido su paraíso junto a Emma.

-¿Por qué estabas sólo, Dallas?- preguntó Emma mientras sacaba una pequeña maleta de un cajón. Tomó su mano derecha para limpiar las heridas que los pedazos rotos del marco de fotos habían dejado.

-Mi tía llega hasta tarde, trabaja en el hospital.- hizo una mueca por el ardor que provocaba el alcohol sobre su mano.- Se supone que puedo llamarla cuando surgen los ataques, pero no me gusta hacerla sentir incomoda.

En realidad, su tía regresaría en cualquier momento. Debería estar recogiendo el desastre que había ocasionado, cambiar cortinas, recoger cristales.

Terminó de vendar su mano y guardó la maleta, Dallas tiró todas las pequeñas bolitas de algldon concentrado en no mover demasiado su otra mano.

Emma lo miró sonriendo, haciendo que sus ojos se iluminaran- Llegaras antes que tu tía, aun no inicia la tormenta.- Tomó lo que necesitaba y le dio un par de cosas a él para regresar a la casa vecina.- Hora de trabajar, todo sea por hacer tus sueños.

• • •

Emma, al regresas a la escena del desastre, cubrió su cuarto de un agradable olor a manzanilla. Llenando paredes y muebles con ese libre aroma.

Recogió la foto que él había roto y la puso dentro de un marco nuevo.

-Ten una parte de mi, Dallas.- acomodó la maseta sobre el escritorio y la fotografía junto a ella- No pienses más en el pasado. Me tienes a mí, yo no pienso irme ni dejarte sólo.

La vio a los ojos, esos ojos verdes que parecían ser los mismos de un gato. Curioso, salvaje, libre. Pero siempre iba a permanecer a tu lado.

Se acercó a ella, tomó cada lado de su rostro acariciando sus mejillas con el suave rose de sus dedos. Explorando con los mismos la delicadeza de su pálida piel.

Y ahí la beso. Sin importarle si su tía llegaba y los veía. Sin importarle él desastre que había dejado. Sin importarle si era correspondido o no. Ahora no interesaba que tan enamorado estaba, arriesgaría todo por ella.

-Gracias- dijo a su oído luego de tomarla entre sus brazos al cortar aquel beso.- No sabes como me has salvado.

Eso había logrado Emma, salvarlo de su sombra y de su pasado.

Ella escondió una vez mas su cabeza en él, mientras Dallas la apretaba más a él temiendo que se marchara.

- Es porque te quiero, Dallas.

Chamomile [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora