Viernes, 23 de octubre (aún).
Sé de quién es esa voz, pero no puedo evitar sorprenderme cuando me acerco y descubro a Hana, aún con su vestido negro, mostrándole una mueca de gata satisfecha a Olivia, que parece aterrorizada.
Se gira hacia mí cuando llego y frunce el ceño, mitad acusatoria mitad muerta de miedo.
—¿¡Se lo has dicho!?
Levanto las manos, dándome cuenta de que no he llegado a ponerme los pantalones, y muestro las palmas dando a entender que no tengo nada que ver. Intento hablar, pero Hana se me adelanta con los ojos como platos.
—¿Amélie...?
La ignoro.
¿Qué coño está pasando?
Como no digo nada, Hana toma la iniciativa... creo que bastante dubitativa.
—Ten, Olivia, este pendrive es tuyo. Yo quiero el mío, es uno de color rosa.
La coreana le tiende el conejito de fimo morado que yo misma le llevé hace una hora o así. Entonces comprendo por qué sentí en ese momento que se me olvidaba algo: ¡el USB que tenía que devolver era rosa, no morado! Olivia se equivocó al desenchufarlo, probablemente por la falta de luz o porque tiene demasiados pendrives en sus torres, y le he llevado a Hana uno equivocado.
¿No ha dicho antes mi amiga que ahí guarda las copias de seguridad del stream?
Ay. Se avecina otro desastre...
Busco a mi anfitriona: ha palidecido por completo y tiembla de pies a cabeza. Si yo no sé qué decir, ella mucho menos. Se ha liberado del yugo de Katya para caer en el de Hana. Qué poco le ha durado la libertad.
—El trabajo de programación de Blackwatch es brutal —prosigue la coreana. La veo mirar hacia el interior de la habitación, como queriendo pasar.
Yo reacciono cerrando la puerta que da al pasillo. Si vamos a seguir esta conversación, mejor que sea con cierta discreción.
(Hablando de lo cual... mejor me pongo los pantalones ya).
—Te di una copia de seguridad de mi app... —comprende Olivia. Supongo que tiene copias de todo y no solo del stream. Es lógico.
Subo la cremallera de mi bragueta.
—Tu app —repite Hana como confirmando sus sospechas—. Es tu creación, nadie te ha pagado por crearla o moderarla. Bien. Me gustaría pedirte algo.
La expresión de la mexicana empieza a preocuparme mucho. Parece un animal acorralado, y todos sabemos que en esa situación es cuando se ataca sin ton ni son. Algo así solo empeoraría las cosas. Joder, ¿cómo puedo ayudarla? Si pudiera hacer que se sintiera menos en desventaja...
Se me ocurre algo.
—Vaya —comento intentando sonar casual—, me pregunto qué puede querer alguien como BlackCat de mi buena amiga Olivia.
—¿¡Qué te hace pensar que soy BlackCat!? —responde Hana, completamente roja.
Olivia se sorprende lo suficiente como para abandonar la expresión de pánico durante algunos instantes y dedicarnos una mirada perpleja.
—Escribiste y publicaste esa historia tan obscena sobre nuestro encuentro del martes pasado —improviso. Al fin y al cabo, no puedo reconocer que la oí hablar de Huntress—. Aunque ese es otro tema del que ya hablaremos. ¿Por dónde íbamos? Ah, sí, querías pedirle algo a Olivia. Bien, oigamos qué es.
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Suave como la seda [Overwatch]
FanfictionAmélie, una estudiante de artes escénicas en la prestigiosa universidad femenina de Overwatch, mide cuanto hace y dice para dejar en buen lugar a su familia. Tiene la ventaja de ser muy popular, pero le da pánico que alguien descubra su pasión por e...