7: Extraños

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Ahora que estaban frente a frente, el castaño se había quedado sin habla. Trataba de lucir fuerte y dispuesto a lastimarlos sosteniendo ese palo de hockey, pero no podía evitar que las manos le temblaran.

Oliver se limitó a observar, el chico no tenía barba ni alguna arruga visible de estrés; se apreciaba que es más joven que él y muchísimo más corpulento a comparación. Parece que verlo descaradamente provocó su nerviosismo porque no tardó en carraspear y dirigirle la palabra, "he-ey, los ojos están arriba".

Era obvio que también sufrió lo que ellos, pero ¿por qué? ¿Lo conocíamos antes? O simplemente era el lugar equiv...

—Soy Morgan y él es mi amigo Oliver, ¿podrías bajar eso?—se dirige dulcemente al chico.

Morgan interviene apartándolo un poco de la puerta y ella se coloca donde él estaba, mejor. Así podía pensar mejor la situación.

El castaño se relajó visiblemente, ni siquiera seguía ejerciendo fuerza en el palo de hockey, no heriría a Morgan, eso hablaba bien de él, mientras que, Morgan parecía sorprendida, aun sin poder creerlo, incluso se podía notar que quería tocarlo, las manos no las paraba de mover, extraño.

Oliver no pudo evitar hacer una mueca.

—¿Quiénes son ustedes y qué hago aquí?—pregunto de nuevo, tan tenso que afectaba el ambiente alrededor.

—Me parece que la primera ya te respondimos, para que sea justo el intercambio de respuestas te haré otra, ¿Sabes tu nombre?—Morgan ve a Oliver incrédula, regañándolo con la mirada.

Oliver sonrió inocentemente antes de dirigir toda su atención al chico. Daba pequeños golpecitos con el pie al suelo, y se había mantenido en silencio, dudaba.

—Sabemos que esto es muy difícil para ti, nosotros pasamos por lo mismo que tu. Solo queremos ayudarte, te lo prometo—Morgan intenta convencerlo, era la que menos lucía intimidante de alguna forma.

Ella no había pensado que Oliver podría si quiera parecerlo, hasta ese momento.

—Me llamo Ansel—dijo en voz baja, sin mirarnos a los ojos.

—Miente—aseguró Oliver, Ansel parecía ligeramente ofendido.

—Oliver...—empezó a protestar Morgan.

—Ni siquiera nos miró a los ojos, perfectamente puede pretender que es uno de nosotros y así...

—¡No miento!—protesto desesperado, respirando pesadamente. Cerró los ojos respirando lentamente y cuando los volvió a abrir, estaban al borde de las lagrimas—Solo me acuerdo de muy pocas cosas, ¿de acuerdo? No miento, solo... solo tengo... yo.

No fue capaz de decirles que tenía miedo, de todo, de él mismo; dejó caer el palo de hockey para cubrirse el rostro con ambas manos, estaba avergonzado. Bendito momento para explotar.

Oliver se quedó pasmado.

No esperaba que las cosas terminaran así y siendo honesto con él mismo, había sido duro con "Ansel".

Morgan lo tomó de la mano protestando con la mirada, él estaba a punto de defenderse, pero ella lo empujó antes hacia el niño y al final, los tres estaban en un abrazo bizarro.

—¿Qué?...—empezó Ansel.

—Es una especie de ritual de bienvenida—respondió Morgan, sin soltar a los chicos.

Oliver se limitó a no apartarse.


Oliver le pasó otro pañuelo al pobre chico.

OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora