Morgan
Ella despertó con ese nombre. Sabia que era el suyo, pero era lo único que sabia.
Llevaba mucho tiempo despierta, no sabia exactamente cuanto, pero cuando tuvo mas hambre, sed y sueño supuso que ya habían pasado varias horas.
Estaba sentada en una cama y veía fijamente esa puerta blanca con pomo dorado. No se había atrevido intentar abrirla, por alguna razón que no podía recordar, se sentía preocupada y con miedo.
Sabia que algo se le olvidaba o... alguien.
Como cada que intentaba recordar que era, una punzada de dolor nublaba sus pensamientos, apoyaba ambas manos sobre su cabeza, dándose un masaje en las sienes.
Respiro profundamente y volvía a pensar con claridad.Había decidido que no se movería de la cama hasta recordar algo, lamentablemente no estaba funcionando como esperaba; solo lograba auto infligirse dolor cada pocos minutos y llevaba horas intentando.
La cabeza la tenia reventada.
Peor aun que cuando se embriagaba y al día siguiente se sentía sucia. Sonrió un poco y después regreso a su expresión pensativa.
Cuando apenas se despertó, si le había resultado emocionante tener memoria de algo, pero después de horas de estar intentando recordar todo, los pequeños logros de su cerebro resultaban decepcionantes; aun así, repaso mentalmente todo lo que había recordado:
Uno: Tenia un novio llamado Trevor que tenia un físico envidiable
Dos: Viajaba demasiado, y al parecer no le gustaba
Tres: Le gustaba pedir dulces aunque fuera grande para hacerlo
Cuatro: Le gustaban los niños
Cinco: Se embriagaba hasta despertar con un horrible dolor de cabeza.
Y eso era todo...
Le parecía que llevaba una eternidad consciente y era lo único que recordaba. Cerro los ojos con fuerza y se levanto decidida de la cama.
Estaba enojada, molesta, furiosa—inserta más sinónimos de enojada—con ella y con la habitación. Era de color beige, tenia una pared entera donde colgaban muchas fotos de diferentes lugares—no había personas, solo eran paisajes—un escritorio aburrido, un armario con ropa para todas las estaciones, además de una cámara instantánea, a su lado izquierdo además de encontrarse con la cama incomoda también había una repisa, y ahí estaban reposando una pulsera de plástico, un cuaderno y un gran espacio para colocar mas cosas ahí.
Todo parecía que era una habitación de hotel.
Sabia con certeza de que tenia pocas cosas, eso la molestaba, pero no la enojaba. De hecho nada en la habitación la enojaba, pero faltaba algo. Estaba convencida de que tenia otro pasatiempo además de la fotografía, pero maldita memoria de Dory que no recordaba cual era.
Tomo la pulsera con sumo cuidado, parecía frágil y no quería romperla. Era hecha a mano, con esas liguitas decolores fluorescentes que estaban antes de moda y decían que te provocaban cáncer o algo así. Alguien especial se la había hecho y descubrió que era lo único que la mantenía con mas control sobre si misma y la situación.
No se necesitaba ser una genio para saber que ese no era su hogar o mejor dicho, una habitación de hotel. No era nada de eso punto.
Un zumbido atacaron sus oídos—electricidad—cuando se incorporo vio como una luz azul se proyectaba sobre su puerta y después volvía a desaparecer.
Ahora estaba convencida que no podía salir de allí, al menos no en aquel momento.
Creyó estar en contra de su voluntad en aquel lugar.
—Morgan—dijo a la nada con una esperanza vacía de recordar algo.
Regreso su vista a la pulsera y siguió repitiendo.
—Morgan y...
—Morgan y...
—Morgan y...—se detuvo en seco al ver unas letras en la diminuta pulsera
—"M + A"-- leyó al reverso de la pulsera.
—M y A... Morgan y...
Allison.
Esta vez no pudo con el dolor y cayo inconsciente sobre la cama.
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El maldito susto que se pego había interrumpido sus sollozos, se limpio con fuerza la cara y siguió sintiendo ese dolor del demonio.
Estaba titiritando, tenia el cuerpo perlado en sudor, tenia frio y estaba solo.
—Ayuda, a-ayuda... por favor—se escucho decir en un susurro suplicante.
Como siempre no hubo respuesta y tampoco el dolor paraba. No recordaba sentir esa sensación en mucho tiempo.
Volvió a cerrar los ojos y apretó su mandíbula con fuerza, ya no tenia ninguna fuerza para gritar, la garganta la sentía rasposa y seca, el cuerpo lo sentía débil y... podrido.
Estaba jodido, siempre lo estuvo.
No le importaba no saber su nombre, donde estaba, de donde era, como era, o recordar algo. No le importaba porque lo olvidaba muy seguido.
Lloraba porque no la había encontrado por ninguna parte en la habitación mas elegante que había estado nunca.
Solo aquellos ojos negros como la noche le impedían que se rindiera del todo, el sabría que estaba débil, el lo iba a seguir buscando.El y su estúpida cara de traficante; no importaba que se alojara en una habitación elegante, no podría estar en paz con el cuadro de casi un metro colgado en la pared de enfrente.
Siempre estaba ahí, estaba en todos lados.
Volvió a sentir frio, con las pocas fuerzas que le quedaban alzo pesadamente su cabeza retumbante. No encontró su dosis y ahora estaba sufriendo las consecuencias.
Abstinencia.
Y dolía como una mierda.
Grito una vez mas, con todas sus fuerzas hasta que ya no pudo hablar.
Vio como el retrato lo observaba fijamente, parecía animado porque lo escucho decir:
—Duérmete chico, buen chico.
Esta vez su aliento no olía a tabaco y nicotina. Suspiro aliviado y cayo desfallecido.
No sabría decir si aun seguía menos muerto o al fin lo estaba.
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Muchísimas gracias por apoyar a la historia y después de un poco más de una semana aquí les traigo el segundo capítulo.
¿Los dejó con más preguntas que respuestas?gigigigi
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Olvidados
General Fiction"Y en un cerrar de ojos, el viento se llevo nuestros recuerdos" Despertar en una habitacion blanca y no recordar nada, ni siquiera tu nombre.