8: "Sala Común I"

1 0 0
                                    

Morgan seguía sosteniendo la cabeza de Oliver para que no tocara el piso, pensaba que estaría más cómodo así y tal vez, despertará pronto.

Tanto ella como Ansel se sentían como completos idiotas, no era un secreto que perfectamente pudieron evitar que el psicópata violento golpeara tanto a Oliver, pero simplemente ambos se habían quedado pasmados. No fue hasta que el chico tiró a Oliver al suelo que reaccionaron.

Ella intentó hacer razonar al chico de arriba, tratando de explicarse que ellos no eran los malos, gracias a eso, el chico la había empujado tan fuerte que cayó sentada al suelo. En ese momento, a Ansel ya no le importó tanto lastimarlo, él lo tomó del cuello de la camisa blanca que llevaba puesta, lo empujo contra la pared y le dio tal puñetazo que el chico había tocado el pasillo inconsciente.

En otra instancia, Morgan le habría dicho algo más que solo observarlo, sorprendida. No parecía ser capaz de propinar un buen puñetazo a pesar de su físico en absoluto.

Después desvió su mirada hacia Oliver y sintió cómo su corazón se estrujaba, ahogando un grito. Tanto ella como Ansel se acercaron a él, pero ya estaba inconsciente.

Ansel con suma delicadeza lo arrastraba por el pasillo hasta llegar a la sala común, Morgan no había querido ni mirarlo. De alguna forma, era responsable de todos esos golpes, así que espero hasta que Ansel lo dejara en el suelo frente a una de las mesas para llenarse de valor y mirarlo de nuevo.

Su nariz sangraba al igual que su labio y su parte inferior de la ceja izquierda, mientras ella lo contemplaba, Ansel fue a tomar una servilleta de las cajas de colores; donde tiempo antes ella le confesaba haber visto la manilla del cuarto donde estaba Ansel.

El llegó dándole la servilleta, después de que intentaba quitarle la sangre a Oliver no dijo mucho. Solo se limito a ver el pasillo y ella a esperar que Oliver moviera algo, lo que fuese.

Cerró los ojos y apretó la mandíbula. No podía evitar preocuparse por el chico.

—No podemos dejarlo tirado—Ansel no pareció entender del todo, pero en sus ojos se notaba que también se preocupaba.

—Claro, te ayudo a subirlo a ese sillón.

El se levantó de la banca y se agacho un poco, dispuesto a sujetar a Oliver. Morgan tuvo que tomarlo del brazo, deteniéndolo. Ansel frunció el ceño.

—No me refería a él.

Si era posible, Ansel junto más el ceño fruncido para luego abrir los ojos y negar repetidamente con la cabeza.

—Oh no, no no no. Mala idea Morgan, es una pésima idea—dijo al tiempo que ella dejaba la cabeza de Oliver gentilmente del suelo parándose frente a él, pensativa.

—Debemos de tenerlo cerca, así podemos hablar con él.

—¿Tenerlo cerca? No puedes hablar enserio. ¿Viste lo que le hizo a Oliver y a ti? Ese... ese... psicópata... casi lo mata a golpes.

—Por esa misma razón tenemos que vigilarlo, así no va a poder lastimarnos. Tal vez esté confundido.

—Confundido mis...

—Hey—dijo Morgan con tono de advertencia, Ansel se encogió un poco, pero mantenía su posición.

Él había decidido que de ninguna forma lo volverían a convencer de hacer cosas que no quería.

Él había decidido que de ninguna forma lo volverían a convencer de hacer cosas que no quería

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora