1: "Confusión"

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La cabeza le retumbaba horrores.

Trataba de mover sus ojos y aún así no lograba abrirlos, debían de pesar toneladas aunque sabía que eso era científicamente imposible.

Segundo intento, fallido

Tercer intento, fallido

Cuarto, ¿cumplido?

No sabía si contaba con un ojo abierto moribundo y el otro aún cerrado.

Era una habitación blanca, el color blanco dolía. Debió de estar mucho tiempo inconsciente si aún no podía acostumbrarse a tanta luz.

—Mhm—se quejo, parecía que lo levantaban para ir a la escuela.
Espera, ¿escuela?
¿Qué es una escuela?
No lo sabía, pero supuso que la escuela era definitivamente un dolor de cabeza.
Y aún así extraño esa sensación, tenía un amor-odio con ella.

¡Al fin se abrió el otro ojo!
Se tomó su tiempo el lento este.
Ahora podía observar su alrededor mucho mejor, bien.

Estaba recostado en una superficie blanda, parecía una cama. El techo nada especial exceptuando esas pegatinas que brillan en la obscuridad, le parecían que eran familiares a el y aún así no pudo recordarlo. La cama estaba pegada a una pared blanca con losas hexagonales, muy futurista. Entonces, pasando a la parte de la izquierda, había una puerta provocativa y tentadora, además de un escritorio al lado de la puerta provocativa y tentadora y en la esquina, un mueble gigante, interesante... Y eso era todo.

Una habitación aburrida y blanca.
Aún así, sintió que encajaba perfectamente con el.

Cerró sus ojos y tomó una gran bocanada de aire, intentando relajarse, al abrirlos ya tenía una misión con interrogante.

¿QUIÉN ERA EL?

Respuesta bastante sencilla y complicada a la vez. Eso lo emocionó un poco; al parecer le gustaban esos, ¿desafíos?

Intento pararse, no funcionó. Así que probó con otra cosa.

Rodó hasta caerse de la cama.
Y confirmo que el suelo no era igual de acolchado que una cama.

No supuso que no podría pararse, pero vamos no se pudo ni sentar cuando estaba en la cama, tampoco es que esperaba algo menos de él.

—Maravillosa jugada—¿pensó o habló? ¿Ya podía hablar?
—Hola—susurró desconfiado escuchándose a si mismo.

Sus ojos se desorbitaron de la sorpresa y la sombra de una sonrisa que se hacía más grande apareció en su rostro.

—Amo mi voz—declaró a la nada, porque lo hacía.

No era una voz grave, pero tampoco una aguda. Se encontraba un poco más grave que aguda, pero no a un extremo. Increíble.

Estaba emocionado por descubrir cosas de si mismo, así que volvió a intentar y esta vez sus piernas no flaquearon, aunque si se sintió raro estar de pie.
De repente, ¿la habitación era más pequeña? Alzó las cejas aceptando el hecho de que era un poco alto.

Estiró su pierna al aire, después hizo lo mismo con la otra, las sintió un poco entumidas pero nada más, era obvio que estuvo en posición horizontal mucho tiempo.

¡Tenía que circular la sangre por newton!

¿Quién era Newton? Debía de ser alguien inteligente si lo mencionaba así.
¿Por qué suponía que debía ser alguien inteligente?

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