Adriana

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Después de las vacaciones de verano y una vez cumplidos mis 5 años, regrese al kínder en días de lluvia, los recesos mayormente la pasábamos en el salón comiendo y contando cuentos, pero una vez que pudimos salir al patio, corrimos como correría cualquier animal enjaulado al ser liberado, había hierba crecida por todos lados y animales de todo tipo, posiblemente hasta serpientes pues el kínder estaba a la orilla del pueblo y estaba rodeado por terrenos deshabitados, yo recuerdo haber visto desde nidos de pájaro, hasta alacranes y serpientes, pero en esa ocasión que pudimos salir a jugar al patio después de tanta lluvia, la mayoría de los de mi salón corrimos a los juegos, había 2 resbaladillas 6 columpios y pasamanos, estábamos jugando tranquilamente hasta que se empezó a armar un alboroto detrás de mi salón, en esa parte había una alberca, solo una vez en la vida llegué a verla llena de agua pero siempre estuvo vacía, muchos niños estaban corriendo y gritando alrededor de la alberca e hice lo posible por acercarme a ver que estaba pasando, me abrí paso entre los niños y vi a 3 de mis compañeros dentro de la alberca tirando piedras en contra de 4 o 5 ranitas, una ya estaba destripada y las demás luchaban por salir de la alberca pero los brincos no eran suficientes, estaban atrapadas y mis compañeros no se detenían ni un momento, seguían recogiendo piedras y arrojándolas sobre ellas, yo corrí y los detuve, empecé a decirles que estaba mal, que ellas no estaban haciendo nada y se habían quedado atrapadas, llegó la maestra gritando y dejaron de tirar piedras, nos regañó a todos los que estábamos dentro de la alberca y nos ordenó regresar al salón, una vez estuve afuera de la alberca, una niña se acerca a mi y me da las gracias por salvar a las ranas y me pide que sea su novio, yo sin saber qué era eso, acepté, acto seguido ella me tomó de la cara y puso sus labios sobre los míos, salió corriendo al salón y yo detrás de ella, no entendía que acababa de pasar, pero me sentía feliz, a la salida de la escuela le conté a mi mamá lo que había pasado y el hecho de que ahora tenía novia, no supo cómo reaccionar, pero a la mañana siguiente todas las mamás se enteraron de que Adriana ahora era mi novia, pues cuando llegué, esta niña estaba detrás de la puerta gritando ¡llegó mi novio mamá! Me tomó de la mano y nos fuimos al salón corriendo, está relación duró tal vez dos o 3 meses, comíamos juntos, jugábamos juntos, íbamos al baño juntos, en una pijamada estuvimos juntos aunque no pudimos dormir cerca uno del otro, incluso en la Pastorela fuimos María y José, con Wendy como nuestro niño llorón Jesús, incluso en el Vals de la graduación fuimos pareja de baile, pero no todo fue felicidad, yo me enfermé de viruela en octubre o noviembre, estuve aislado 15 días o más y cuando regrese a clases, mi novia me abrazo, me dio un beso en la boca y me dijo...

-¡¡No te lavaste los dientes!! ¡¡Sabes a huevo!! Ya no quiero ser tu novia-

¿Hoy no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora