Tiempo

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Después de la discusión, Ladybug salió a reflexionar por el tejado... Seguía sintiéndose mal físicamente, probablemente por toda la tensión causada por el primo de Adrien. Él...había ocultado información de nuevo para proteger a un familiar. Estaba tan enojada. Si sus padres o abuelos hiciesen algo parecido no sabría qué hacer, pero ocultarlo y arriesgarse a que atacaran a alguien más no sería una opción. Sentía mucho enojarse así con Adrien, pero necesitaba tiempo para pensar, la relación de ellos se tambaleaba, y todavía quedaba revisar por alguna trampa escondida de Félix.
Adrien estaba también arrepentido. Quería que todo se resolviera pero no sabía cómo hacerlo. Nada de lo que hiciera traería a su tía o madre de vuelta. Nada. Y encerrar a Félix así, sabía que no cooperaría. Tenía que pensar en algo.
-My Lady, sé que ahora no quieres hablar conmigo, pero por favor escucha. Pensaré en algo que solucione todo. Solo déjame hablar con Félix. Estaba intentando convencerle de que se rindiera cuando llegaste. No quise involucrarte para que no se sintiese amenazado y atacara. Quiero protegerlos a ambos y encontrar la manera de arreglarlo todo.
Marinette escuchó, las lágrimas caían... Ella, ella tenía que pensar en lo mejor para París.
-Tienes 12 horas, mientras estaré con la policía buscando dónde pudo poner una bomba de ese gas o algo por el estilo. Pasaré por el hospital para saber si han tenido algún avance en el antídoto. .... Adrien, Ten cuidado.
Y colgó. Era tarde ya, pero sabía dónde ir. Tocó en la puerta de sus padres y los abrazó.
-Oh mi niña, todo estará bien.
-Ya, tranquila Marinette.
-Gracias papá, mamá. Los quiero mucho.

Adrien mientras tanto pensaba en cómo apelar al lado de Félix que conoció hace muchos años. Fue a su antigua casa, no la había vendido, en parte por nostalgia... Fue directo a la habitación de su madre, su padre no lo dejaba entrar allí, todo había sido mantenido en su lugar. Vio el retrato de ella y él en su mesa de noche... Tocó las sábanas, y buscó algo de su perfume tan tranquilizador en las gavetas. Encontró una llave plateada.  Buscó lo que abría pero no estaba allí.
Abrió el amplio armario, y vio oculto en una esquina, un pequeño cofre. Lo que la llave abría. Entonces sonrió. Sabía qué hacer.

Félix miraba a la nada, sentado en aquella silla metálica, esposado a una mesa fría. Nada tenía sentido para él, nada sin ella. Siempre había querido complacer a su madre, ser el mejor en todo lo que hacía. Hacerla orgullosa, y le falló al final. Era algo que no podía perdonarse, y no sabía cómo arreglar sin los prodigios. Así tuviera que arriesgar su vida o perderla, se sentía como un inútil. Vio entrar a Adrien con un cofre entre manos.

-¿Qué es eso? Creía que no me darían los prodigios.
-No son los prodigios Félix. Pero pueden traer parte de ella de vuelta. Bueno, de ambas. Son recuerdos de nuestras madres.
-¿Recuerdos? Eso no compensa nada. No es lo mismo recordar su cálida presencia que sentirla.
-Lo sé primo, te entiendo perfectamente. Pero mira.

Adrien abrió el cofre, dentro habían cartas, fotos, y dibujos. Recuerdos de ambas hermanas. Desde su niñez, hasta su adultez.

-Lee esta, es de cuando cumplimos tres años.

-Querida hermana, he visto las fotos de Adrien. Es idéntico a mi pequeño Félix. Ya veo que nuestro legado continua con ellos, nuestro legado de travesuras de gemelas.
  Félix leyó un sinnúmero de cartas de su madre y su tía.
-Es brillante, no entiendo como siempre se sale con la suya.
-¡Adrien y él sí que saben actuar, nos tuvieron engañados todo un fin de semana!
-Estoy muy orgullosa de él.

Vio la foto de su madre y su tía, con ellos en los brazos...las lágrimas se escaparon de sus ojos. Su intención nunca fue hacer daño, solo quería verla feliz.

-Félix, las personas que más queremos no siempre duran todo lo que queremos. Lo importante es apreciar el tiempo que tenemos con ellas. Y recordarlas tal y como eran. ¿Crees que esto la haría feliz? Ver en lo que te estás convirtiendo la destrozaría. Por favor. Dime... Habla conmigo.

-Está bien... Te diré dónde está. Con una condición. No quiero quedarme solo Adrien. No de nuevo.

-Nunca más primo, no estarás solo.

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Hola, que pasen un feliz domingo, quédense en casa lo más que puedan, cuídense a ustedes y a las personas que aman. No sabemos cuánto tiempo tenemos con ellas. Así que es mejor disfrutarlo. Los quiero! No olviden dejar su parte favorita en los comentarios. Actualizaré pronto.
Bye 😉😘

Después de la bodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora