Noah estaba a mi lado, sentado en las sillas de la sala de espera. Gaten se paseaba de un lado a otro, muy nervioso, mucho más que Liam, quien estaba al borde del colapso en ese preciso momento mientras Sophie estaba en trabajo de parto de su segundo hijo.
—¿Y si tiene problemas? ¿Y si el bebé no puede salir?— reprimí mi risa para no ponerlo más nervioso, pero le dije con tono tranquilizador.
—Liam, estuviste tal cual cuando nació Claire, si Sophie lo pude hacer una vez, lo hará dos veces— revolvió su cabello, con la incertidumbre en el rostro.
A veces me preguntaba de que forma hubiese reaccionado Noah si yo pudiera tener hijos. Me imaginaba que estaría peor que Liam, respirando junto conmigo y gritando de las contracciones, cuando la del dolor sería yo.
Claire finalmente se sentó en la silla frente a mí, se veía ansiosa y emocionada, pero había algo más, una cosa que le molestaba y que no pasaba desapercibida ante mis ojos. De pronto, interrumpió en la habitación Thomas, venía solo, pues si la familia se encontraba arreglando los últimos detalles de la habitación de la futura bebé.
—¿Ya ha nacido?— preguntó aterrado. Todos negamos con la cabeza y él suspiró aliviado. Al parecer, había hecho una carrera desde el estacionamiento al hospital. O tal vez desde la casa, lucia demasiado agotado.
—¿Hace cuanto que entró?— preguntó otra vez.
—Cuatro horas— contestó Noah. Lo que no había cambiado eran sus ojos y ese brillo que tenía en su mirada cuando estaba muy feliz, como ahora. Thomas se sentó a mi otro lado y apoyó su cabeza en mi hombro, para ser un adulto, seguía creyéndose un niño pequeño, y eso en parte era mí culpa, lo había consentido demasiado cuando se unió a la familia luego de Sophie que algunas costumbres nunca se iban.
Y me alegraba que no lo hicieran, porque mi favorita era la que Noah estaba haciendo en estos momentos, acariciaba mi mano y mis dedos con la suya.
Ya no lo hacía para disculparse, con el tiempo, el significado de ese gesto había cambiado, ahora lo hacía cuando estaba a gusto con la situación.
—Familia de Sophie Matarazzo— llamó de repente una enfermera.
Noah hizo una mueca qué pasó desapercibida por los demás, menos para mí, conocía muy bien ese gesto. Aún le molestaba el hecho de que Sophie no llevará su apellido, no soportaba la idea de que ahora compartiera su amor con otro hombre y peor aún, el que ese nuevo hombre sea el chico con el que se crió y con quien Sophie paso toda su adolescencia juntos.
Todos nos pusimos de pie y Liam empalideció de inmediato, esperando malas noticias. Nos acercamos a la enfermera y ella nos sonrió a todos, nos calmamos y sonreímos también, menos Liam, que seguía encerrado en el mundo de las tragedias. Sophie era una chica muy optimista, divertida y hacía locuras cada cinco minutos sin medir riesgos. Liam era alguien más tranquilo, lo cual es irónico pues en el pasado esto era al revés.
Noah en ocaciones se preguntaba cómo sus pequeños habían terminado juntos si eran tan diferentes. Suponía que por eso también se ponía celoso Noah.
—Es una niña saludable, pueden pasar a verla en diez minutos, pero entren a pocos— nos informó la enfermera. Entró otra vez a la sala de parto y todos nos quedamos más aliviados. Los primeros en pasar a ver a Sophie y a mi nueva nieta, serían Liam, Noah y Gaten por razones obvias. Yo me quedaría con Thomas, Lizzy, y Claire esperando nuestro turno.
Noah entró a la sala para al fin poder vez a la "razón de su existir", Gaten entró con emoción, parecía un niño pequeño, mientras que Liam lo hizo temeroso, pero decidido.
—Iré a la cafetería por unos caramelos, ¿quieren algo?— inquirió Thomas. Claire, Lizzy y yo negamos con la cabeza y él se encogió de hombros —. Bueno, regresó en unos minutos, cualquier cosa, me llamas al celular, mamá—Bajó por el ascensor y nos dejó a solas. Claire ya estaba más relajada, pero seguía habiendo algo que la incomodaba.
—Claire, ¿qué sucede?— con sólo una mirada bastó para saber lo que le sucedía. —¿A qué le tienes miedo?.
—A que mis padres se olviden de mí— si, tenía razón. Sonreí como nunca, porque conocía demasiado bien ese sentimiento de sentirse invadida por alguien nuevo y que venía a caminar todo tu mundo. También esa inferioridad, ese pensamiento de no ser querida por los demás. Todo eso me recordaba a algo.
—Claire, cuando adoptamos a tu tío Thomas, hubieron ciertas diferencias, pero...
—Abuela, no es lo mismo, porque mamá tenía cinco años y no recuerda nada. Yo tengo doce, y esa... niña... se robará todo el cariño de mis padres— se que debía decirle que no pensara eso de su hermanita, que la terminaría adorando, pero me limité a sonreír como antes.
—Claire, cariño, te contaré una historia. Tal vez, las circunstancias no son las mismas, pero si los problemas... Había un chico mucho mejor que una chica castaña, y ella estaba insegura porque creía que todos lo querían más a él que a ella.
Claire me miró y luego a mi cabello, después dirigió su mirada a la habitación donde descansaba su madre y supe que había adivinado de quién se trataba esta historia. Me lo preguntó con la mirada y yo asentí, así que ella no dijo nada más y se echó para atrás acomodándose con las piernas cruzadas como un indio sobre la silla.
—Todo empezó cuando yo tenía ocho años, mi madre se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando Millie y Sadie venían a jugar a la casa...
FIN
¿Cómo están? Espero les haya gustado el final de esta historia. Recuerden que aún falta el epílogo.
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𝙈𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙈𝙀 ── Noah Schnapp.
RomanceMARRY ME | -Y por todo ese cariño que te tenemos, Noah- dijo mi padre radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión -. Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, l...