9

164 18 3
                                    

Cuando cruce la puerta, el ambiente estaba realmente diferente y al instante saqué mi varita, no sabía que pasaba pero de algo estaba segura, no estaba sola en casa.

Todo estaba oscuro, comence a avanzar por el pasillo para entrar a la sala con precaución y examine con la vista el lugar, pero la silueta que estaba de espaldas frente a la ventana me detuvo en seco.

—Grindelwald, un día de estos me matarás de un susto— tantas veces verlo en esa postura lo reconozco incluso entre la oscuridad, bajé mi varita y la metí a mi túnica.

—Veo que ya comenzaste lo que te dije.— supongo que vio que llegué con Newt.

—Si, estoy haciendo el intento, sabes que mi experiencia es nula en este ámbito—me senté en el sillón de mi sala.

—Pero estoy agradecido.  Quise venir a ver como estabas —se volteó hacia mi.

—No vienes a eso, a que se debe tu visita?¿Hay algún problema?

— De verdad solo vine a visitarte...

—Grindelwald... eso no te lo crees ni tú... ¿quieres un trago?— me dirigí al mini bar para servirme un poco de Ron de Fuego de la mejor calidad,soy algo quisquillosa con el licor.

—Por favor...

Serví los dos vasos y le extendí uno, luego me senté en el sillón y él frente a mi.

Estuvimos en silencio largos minutos, en realidad no sabía a que venía.

—Grindelwald —llamé de nuevo— tengo una enorme duda...¿acaso vienes a matarme?

—Por supuesto que no ¿porque crees eso?

—Talvez porque estás aquí en mi sala sin ningún motivo aparente, sin decir nada tampoco.

—Recuerdas cuando eras pequeña, tomábamos té en las tardes algunas veces— dijo ignorando mis palabras.

—Si, lo recuerdo. ¿Y qué con eso?

—Solo quiero que tomemos el té.

Ahí entendí... él solo quería estar acompañado en silencio.

—Ven, iremos a balcón. —me acerqué al mini bar y tomé la botella de Ron de fuego, él se levantó y me siguió por los pasillos de la casa hasta que llegamos al balcón en el tercer piso. Yo ahí tenía una mesa con sillas elegantes, era mi nuevo rincón para tomar el té. Con la diferencia que un ron de fuego y una  vista nocturna e increíble de la ciudad de Londres acompañaba nuestro silencio.

Grindelwald vivió en la casa de mis abuelos cuando yo era pequeña, fue después de que huyó de Inglaterra, no se aún el porqué pero mis abuelos sabiendo lo que él hizo lo ayudaron y escondieron en nuestra casa, lo recuerdo de cuando empezaba a tener uso de razón, pero sé que Grindelwald estaba ahí desde muchos años antes de que yo naciera.

Mientras estuvo en casa no hablaba mucho y pasaba con frecuencia en la oficina de mi abuelo, pero un día mientras yo con apenas unos cuatro años de edad estaba tomando el té en el una mesa tras la casa con toda una llanura frentea mi, Grindelwald se acercó a la mesa...

—¿puedo sentarme? —pregunto de manera educada pero muy serio.

—Adelante...¿le apetese una taza de té?—estaba algo confundida, pero ante todo la educación.

—Por favor. —respondió; yo aún no podía usar magia, así que manualmente le servi el té. Hizo un asentimiento casi imperceptible cuando lo recibió y nos mantuvimos ahí, en absoluto silencio. Pero uno muy cómodo, a pesar que era la primera vez que interactuaba con él, no me molestaba su presencia en lo absoluto.
Después de pasar un largo rato en aquella tranquilidad mientras vaciamos nuestras tazas, cuando la suya se acabó se levantó de la mesa, agradeció por el té y se retiró.

Después de ese día, casi todas las tardes mientras yo tomaba el té, él se sentaba en la mesa, yo le servía el té y manteníamos un silencio tan tranquilizador para ambos hasta que regresaba adentro. Nunca conversamos, mientras estuvo en casa nunca le hablé más que para saludar y ofrecerle té. Pero yo en lo personal sí sentía que él era una grata compañía durante mis tardes aburridas.

La botella estaba por acabarse, ya sentía un poco el efecto del alcohol, pero me mantenía muy cuerda aún. Pero ya no debería más.
Y como cuando era niña, después de un par de horas de serenidad entre ambos, el agradeció el ron y se marchó.

Supongo que no tenía ánimos para conversar de nada, ni siquiera de nuestros planes en marcha aunque en lo personal, yo tampoco tenía ánimos para eso...

Almas Excepcionales  × Newt Scamander ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora