A ELLA (POEMARIO)

Aquellas mariposas

Desde que tengo memoria, las mariposas, han causado cierta fascinación en mi; revoloteando de aquí allá sin ton ni son con movimientos arrítmicos en pleno vuelo, con sus innumerables tonos de colores y tamaños… las mariposas se convirtieron en algo bello para ser observado. Había escuchado alguna vez “del efecto mariposa", que, con tan solo el batido del aire con sus frágiles alas, aquel revoloteo podía convertirse en huracanes al otro lado del mundo; siento que está teoría,  igual aplicaría en los terrenos espirituales y del amor.
Hoy, mientras me encontraba perdido en mis recuerdos, tarareando y degustando ya una taza de café a medio tomar, una mariposa se posó en mi hombro izquierdo.

-¿De dónde has salido mi bella amiga?

-Le decía, mientras como poseído por ella veía como revoloteaba por toda mi sala.

-¿a qué horas te has escabullido, pequeña?

Un recuerdo como pólvora encendida iluminó mi cerebro,  como si fuera un déjà vu a algo que ya había vivido antes.
Hace aproximadamente unos once años o más… en aquel entonces, trabajaba para una compañía que se dedicaba al ramo del cuidado del cabello. Mi labor era dar servicio a centros comerciales de mi comunidad. En cierta ocasión, cuando me encontraba en el centro de la ciudad y específicamente en un local comercial, en el cual visitaba de dos a tres veces por semana la vi por primera vez, a ella…

Era finales de primavera, muchos insectos revolotean de aquí para allá y como si fuera presagio me las topaba aquel día desde muy temprano en la mañana, tanto adentro de mi casa, en aquel rudimentario jardín del exterior como también por cada parque que pasaba y en una que otra avenida. Era extraño, porque en mi comunidad es raro ver mariposas; venían siendo la una de la tarde cuando me encontraba laborando en aquel almacen; de repente una mariposa se posó en mi hombro izquierdo, tan bella y de unos colores tan llamativos y en su vuelo, solo pude seguirla con mi mirada, como si estuviera imantada por sus alas al vuelo. Aquella mariposa,  como queriéndome decir: “sígueme con la mirada, aquí se encuentra lo que has estado buscando”. Al mirar donde se había posado, con sus frágiles alas todavía en movimiento, solo pude observar un delicado hombro derecho de una dama. Cabizbajo y todavía como poseído, como si hubiera pasado horas mirando solo en esa dirección, pero en realidad eran solo segundos, emergió el verdadero encanto. Sucedió cuando aquella hermosa mariposa hecho nuevamente al vuelo, pasando directamente por aquellas almendradas ventanas del alma de esa hermosa mujer. Sus ojos chocaron con los míos… algo en mi interior se iluminó he hiso, “click”, no sé como podría explicarlo,  pero realmente lo sentí, pasando desde mi iris hasta llegar a mi corazón, literalmente sentí algo que embonaba en el centro de mi ser. Aquel “click" que solo pasa una sola vez en la vida, me sucedió al verla. Ahora creo cuando dicen que uno siente mariposas en el estomago cuando se enamora, y aquellas mariposas de antaño, se convirtieron en la metáfora perfecta para aquel recién nacido amor, que hoy en día le profeso a tal hermosa dama, a mi golondrina y fiel compañera de viaje. Fuimos afortunados en ese aspecto, ella también fue bendecida por aquel encanto, por aquella “singularidad"…

Y ahora que han pasado los años, en todas las veces que nos reencontramos,  sucumbimos nuevamente a aquella maravilla que pasa desde nuestros iris hasta llegar a nuestros corazones. A aquellas olas, aquellos ecos del primer gran “evento", que se dispara nuevamente cuando la veo, cuando nuestros cuerpos y almas se tocan, cuando nuestras bocas encajan a la perfección con ese esperado beso, ejecutando al unísono aquel primigenio sonido… “click"-“click"-"click"…