Salvando al Protagonista Temp 2

Cap 3 - Mikael

Mai: ¡Tu eres...

– Shh, no ocupas hacer un escándalo, te dije que nos volveríamos a ver luego y parece que es mi turno de actuar, ¿o no?

Comento el contrario haciendo su capa a un lado y dejando ver su identidad, cabello rosado suave e despeinado a propósito, ojos como la miel, totalmente un ser hecho casi a la perfección...si no fuera por ese comportamiento peculiar que poseía. Maira recordó en ese momento la primera vez que chocó miradas con él, fue en el festival nocturno donde estaba escapando con Aldo y se escondió en la carpa de adivinanza, aunque, pensándolo bien, ahora se veía mucho mejor en cuanto etiqueta de vestimenta.

Sonrieron levantándose del suelo y sacudiendo sus ropas, desde que llegó a Cacilius ha estado encontrando lo en  cualquier lado, sospechoso a la vez que gustoso; si estaba dispuesto a ayudarla, la búsqueda de información sería más fácil.

Mai: ¿Acaso sabías que vendría a este lugar? ¿Qué pasó con tu carpa de aquella noche? Ah, caballero...

– Ah~ como explicarlo, no sabia que vendrías a Cacilius pero verte en la tienda de armamento me dejo bastante curioso que termine siguiéndole hasta aquí. Sobre mi carpa, es solo un pasatiempo y me llamo Mikael Dreyer, dime Mikael, es más cómodo. En fin, basta de presentaciones, es mi turno de preguntar, ¿por qué estás en un lugar tan peligroso? ¿Qué buscas aquí y por qué estás en este reino?

Mai: (Uff~, de seguro él fue quien vi por la ventana o eso quiero creer). ¿Eres adivino no? Se supone que ya deberías de estar consciente de mis objetivos.

En tono burlesco comenzó a reír más cuando la expresión de Mikael hizo un puchero ante tal comentario, cruzándose de brazos y dirigiéndose a la salida con pasos lentos, no obstante,  Maira le siguió contenta hasta la salida del lugar; de pronto, un estruendo se escucho desde adentro, al parecer la casa seguía desplomándose más con el pasar de los años. El joven sujetó su mano, cubriéndola por si llegaba a salir un escombro hacía afuera, una vez, se separó de ella pero aún sujetando le la mano.

Mika: Estoy al tanto que buscas respuestas a tus dudas, preguntaba por educación pero si quieres que adivine las cosas, dime, ¿correspondió  los sentimientos de ese príncipe o simplemente lo dejo esperando al pobre?

Mai: T-tu, ¿cómo te atreves a preguntar eso? Perdóname por lo de antes, solo era una broma, sin embargo, ya había dicho que no tengo deseos de involucrarme con un personaje tan importante, solo quiero arreglar las cosas.

Mika: Pobrecillo, ya me imagino como ha de estar en su ventana esperándola similar a un cachorrito triste, aunque se podría entretener con los lujos que tiene.

Dicho comentario le hizo dudar a Maira si aquel a su lado llegaría a odiar a la nobleza o quizás solo a Alexander; prefirió cambiar el tema, observando al frente una carroza  pararse con un logo desconocido. Se  detuvo sujetando con fuerza a Mikael por precaución, aunque esté se río haciéndola caminar.

Mika: No tengas miedo, la carroza es de mi propiedad; te llevaré de vuelta a la posada, sirve que en el camino conversamos tu plan a llevar.

El joven de cabellera rosada le abrió la puerta e proporcionándole una mano de ayuda para subir, seguido subió él cerrando la puerta; el goteo de la lluvia sobre el techo era bastante fuerte que ponía nerviosa a Maira, quien jugaba con sus manos y con la cabeza a bajo.

Mai: Sobre mi plan, no tengo algo detallado en mente, solo recordé que en este reino vivía una persona importante y deseaba saber más sobre eso, tal vez podría encontrar alguna vulnerabilidad...sabes, no quiero hacerle daño, la última vez que nos encontramos tenía una expresión de tristeza.

Mika: ¿Estas diciendo qué no quieres asesinar al villano? ¿Acaso piensas persuadirlo con palabras dulces y generosas? Señorita Maira, esto no es un cuento de hadas, es una realidad; veas cómo lo veas, si una persona está tan aferrada así como cegada por el odio, no cambiará con simples palabras. La única forma de terminar con su dolor es dándole un fin a su lamentable vida.

Las palabras de Mikael tenían en cierta parte razón, incluso ya lo había hecho con Theo pero había algo en Lorelay que la hacía dudar, deseaba afrontarla y demostrarle sus errores cara a cara. Pasó un poco de saliva por su garganta, aclarando la para contestarle de forma baja.

Mai: Lo sé, pero aún así, quiero demostrarle sus errores y mínimo crear un pequeño arrepentimiento por dentro. Logre encontrar un pequeño diario escondido, cuando lleguemos a la posada lo voy a leer con calma.

Mika: Hablando de la posada, me gustaría invitarla a vivir a mi hogar como una invitada, no tengo mucha riqueza pero podría vivir  tranquila; claro que tampoco es necesario que me ayude.

Mai: Mm, no lo sé, no es que desconfíe pero estar en un lugar de forma gratuita sin ayudar en los gastos es un tanto incomodo.

Se mantuvo un silencio incómodo entre ambos, manteniendo una sonrisa leve que demostraba un pensamiento personal dentro de cada uno de ellos...

Mika: ¿Acaso...el príncipe la obligaba a trabajar?

Mai: No me obligaba pero era parte de un acuerdo ayudarle, fui una secretaria temporal más bien.

Mika: (¿Qué clase de príncipe hace trabajar a una señorita que necesita tiempo y espacio para investigar el futuro? Por culpa de gente así, el mundo no avanza en conocimiento). Ya veo, ya veo, sabe, prefiero que dedique su tiempo investigando que ayudándome en labores, por eso le decía que no me debe ayudar.

Mai: Ah~, ya que insiste aceptaré pero si realmente se le ofrece algo no dude en pedirme ayuda.

Ambos aceptaron dichos términos, llegando a la posada tomando las pertenencias de la señorita Maira y pagando los días que estuvo, permaneciendo en movimiento aproximadamente dos horas hasta llegar a una casa un poco mejor de lo que era la casa de Maira. Bajando de la carroza, ya adentro en la entrada principal, entraron juntos y pudo observar la belleza de decoración por dentro.

Mai: Wow~, debes de pertenecer a una clase social alta, ¿cierto Mikael?

Mika quien cargaba con la maleta de Maira, le entregó dicho objeto a un sirviente para que la subiera hasta el segundo piso donde podría estar ella sin incomodidad o mucho ruido al ser poco visitada la segunda planta.

Mika: Más o menos, originalmente soy el hijo ilegítimo del rey de Cacilius, mi madre era una concubina de los pueblos pequeños cercanos de aquí. Mi madre con ayuda del personal del castillo hicieron este lugar en secreto, ella deseaba tener un lugar donde vivir una vez el rey se cansará de su cuerpo, sin embargo, la descubrió y encerró en una habitación donde cada noche...él...él abusaba de ella. Debido a eso, nací, lo más triste fue que ella nunca me mostró una expresión de molestia, me crió en esa habitación con bastante amor hasta ser capaz de caminar por mi cuenta.
Después de años, una sirvienta me sacó de ahí a petición de mi madre para que lograra hacer una vida libre, como ella tanto deseaba, esa fue la última vez que la vi honestamente.

Mai: (Él, me imagino que ha estado solo desde entonces, día y noche, pasando los años sin saber nada de su madre...debe ser pesado, quisiera abrazarlo pero no quiero demostrar que le tengo lástima). Ella debe estar bastante feliz de ver el hombre en que se ha convertido su bebé.

El joven Mikael la observo sorprendido e medio boca abierta al escuchar la, esperaba ver una expresión de lastima o tristeza pero en cambio lo único que veía era una faceta llena de alegría y sinceridad de parte de la contraria. Esto mismo le hice recordar un momento que tuvo con su madre hace años, cuando estaba en sus brazos escuchando un cuento de ella y cuestionó que ella hubiera inventado dicho cuento.

[ - Ha, estas en lo cierto, pero una dama de cabello verde me lo contó. ]

[ - ¿De cabello verde? ¿Era linda? ]

[ - Más que linda, su apariencia era sin igual, parecía una diosa entre la gente aunque no vivía ahí hasta ese otoño, no sabíamos mucho de ella pero fue una gran amiga.]

[ - ¿Cómo se llamaba la dama, madre? ]

[ - Elina...aunque le decíamos "Ely"]

Fin del capítulo.