Cap 2 - Ruinas

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Siguiendo las indicaciones que le había dado el señor de la posada, camino bajo la lluvia  varias cuadras hasta llegar frente a un local con un logo de espadas chocando entre sí; al entrar, solo vio dos personas adentro quienes parecían platicar entre ellos.
Mientras tanto, fue observando las repisas con distintas formas de espadas e otros equipos.

– ¿Cuántas veces tendré que decirte que debes limpiarla después de usarla? Se oxida el material.

– Ya lo sé~, lo tendré en cuenta para la próxima vez que me encuentre en batalla.

– Espero no verte tan seguido en mi tienda chico, no quiero seguir realizando una responsabilidad tuya.

Maira terminó tomando una espada estoque, ligera y fácil de utilizar, junto con partes sueltas de una armadura para abdomen, pantorrilla y antebrazo. Llevando todo en sus manos hasta el hombre tosco del otro lado de la tienda que limpiaba la espada, ahí mismo, observo un modelo de linterna compuesta de aceite.

– Buenas, ¿es todo lo que llevará?

Mai: Así es, aunque también quisiera una linterna de...

– ¿Otra vez tú? Espero ya no escuchar tus quejas.

Recordar esa voz arrugaba el rostro de Maira en disgusto, cambiando el ambiente a uno intenso entre ellos,  por suerte, el dueño del local comenzó a reír sin motivo alguno sólo para  calmarlos.

– ¡Bien, serian 28 monedas! Es sorprendente ver como cada vez hay más mujeres interesadas en la espada.

Mai: Claro, aquí está. Me retiro ahora mismo.

Llegar a decir que no sabía usar una espada, era casi como ponerse en la orilla de un barranco, cualquiera la podría empujar, por lo tanto lo mejor era no comentar nada al respecto.
Una vez pago, fue a un pequeño vestidor de ahí mismo para equipar sus compras recientes y salir del lugar caminando bajo la lluvia.

Mientras tanto en la tienda, aquel hombre desconocido pidió de regreso su espada y de igual forma compró una linterna, dicha compra le causó curiosidad al dueño aparte de sus diálogos anteriores.

– Se ve que es una buena chica, ¿será de por aquí?

– Para nada, es otra aventurera más pasando por Cacilius...que molestia.

– ¿Uh? ¿La conoces? Parecías haberla visto ya antes.

– Algo así, es la tercera vez que la veo, más es tan impredecible como su futuro...eso es lo molesto, aunque a cierto punto curioso e atrayente.

Sin dejar decirle más, se apresuro a salir del lugar de igual forma para seguir a la contraria tomando una distancia segura entre ellos. El dueño simplemente posó sus manos sobre las mejillas sonriendo al ver la actitud del joven.

– Un gato persiguiendo un ratón...

Regresando con la señorita, esta iba preguntando por las calles entre la gente si sabían dónde se ubicaba la residencia de los Greene, sin embargo, las personas al escuchar tal nombre la ignoraban e seguían su camino. Fue así hasta la llegada de una señora que le indicó el camino para llegar, diciéndole como dato extra que fuera precavida si entraba; estas palabras tuvieron más sentido cuando llegó a lo que "era" la casa de los Greene, estaba totalmente en ruinas.

Mai: (Tiene sentido que esté a punto de colapsar, fue desalojada desde que Lorelay tenía unos 6-7 años. Dudo encontrar algo intacto, pero mínimo debe haber un dato entre los escombros).

Pasando por la cerca doblada y llena de plantas, entró a las ruinas encendiendo la linterna con cuidado, observando con claridad la profundidad de las ruinas.
Era una linda casa, no tan grande ni de materiales costosos pero de dos pisos sencilla; los corredores poseían cráteres de una estructura inestable, pisando más cuidadosa el suelo e intentando no recargarse en nada.

Pasando los minutos, la lluvia se comenzó a intensificar al igual que el recorrido de Maira que cada vez se dificultaba caminar entre charcos, goteras o incluso escombro que caía. Buscó la habitación más conservada, adentrándose a esta y sacudiendo la capa que supuestamente la cubría aunque ya estaba totalmente empapada.

Mai: Uh-h~, esta fría, quisiera un baño de agua caliente en estos momentos.

Cuando sacudió su cabeza, perdió el equilibrio unos segundos sujetandose bruscamente de un ropero con espejo el cual cayó al suelo, afortunadamente, logró esquivar lo  pero dicho mueble terminó haciendo un estruendo con el vidrio en fragmentos. La joven estaba a punto de irse cuando por la ventana apreció una silueta pasar rápido, esto la termino asustando, inclinándose al suelo para esconderse y no ser vista, su vista percato un cordón púrpura similar a un separador que se usa en los libros, metiendo las manos entre el suelo y el ropero para levantarlo con esa fuerza diminuta lo más que pudo e sacando un pequeño diario.

Mai: (Espero que sea de algún integrante de la familia y no de un empleado escribiendo sus romances secretos, sino terminaré decepcionada. Más importante ahora...¡¿Qué diablos fue eso que pasó por la ventana?!).

Su mirada no podía dejar de ver hacia afuera a través de la ventanilla, sus ojos abiertos e redondos delataban el miedo que sentía. Decidió guardar aquel diario en su espalda, entre las vestimentas, corriendo hacia afuera de la habitación y subiendo a la mitad de las escaleras que daban al segundo piso, escondiéndose de nuevo; los pasos de tierra mezclada con el agua, resonaba en el otro lado de esa pared, acercándose más y más.

Una tras otra oración se repetía en su mente pidiendo un milagro que la salvará, aunque esas plegarias no fueron del todo escuchadas, la luz de un relámpago cayendo lejos pero creando un reflejo, la hizo mirar hacia el segundo piso. Lo único que se interponía entre ella y el siguiente nivel era un hueco, una parte de las escaleras había colapsado, si deseaba llegar al otro extremo debía saltar, lo cual no era muy recomendable por el agua ya que podía resbalarse. Sin embargo, el miedo y la presión de aquellos pasos no le dieron muchas opciones, tal vez al subir, podría encontrar otras escaleras que la llevaran a otra salida o simplemente esconderse arriba hasta que aquel ser se fuera.

En el momento que decidió saltar, alzo las manos por querer sujetar la continuación de las escaleras, logrando nada más agarrarse de la esquina, empezó a hacer fuerza por subir. El ruido alarmó a la persona de abajo, acercándose rápido y observando unos pies colgando de las escaleras; camino hasta quedar debajo de ella queriendo tocar sus pies para ayudarla, no obstante, Maira terminó resbalando e cayéndose sobre él.

La posición en que terminaron era bastante vergonzosa para ambos, en el suelo, aquel joven de la tienda estaba abajo de ella sujetando sus tobillos mientras la contraria posaba su cabeza en las piernas de él.

— Aparte de lluvia, veo que también caen mujeres, este día si que me ha ido de lo peor, ahora...muévete, pesas demasiado.

Mai: ¿Qué se supone que haces aquí? ¿me estabas siguiendo? Quiero una explicación.

— Te la daré una vez que te muevas.

Maira se hizo a un lado, revisando que el diario se mantuviera aún escondido y una vez asegurado, se cruzó de brazos esperando escuchar al joven misterioso, quien se levantó quitándose la capa y mostrando su verdadera identidad con una sonrisa ligera.

Mai: ¡Tú eres...!

Fin del capítulo.

Salvando al Protagonista Temp 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora