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¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? Inhala... ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? Inhala...

Eso estaba en estos momentos en la mente de Jeon JungKook, pero ahora también podríamos decirle Jeon cara de espanto JungKook. Pues la cara que traía desde que se había despedido de YoonGi, no se la quitaba nadie.

Y nadie se llevaba su atención, pensamientos, mirada. No, lo único que se obligaba su mente a reproducir, era al pálido besándole, tomándole del cuello, restregándose, chupándole. Su boca claro.

Y no, no nos olvidemos del acto, de la participación de JungKook, esa había sido indispensable, obviamente, para aquel acto que había presenciado toda la escuela. Si, seguro.

Ni él se olvidaría de como había apretujado el trasero de YoonGi, cómo había respondido a las caricias de su lengua, como lo había estampado en las taquillas. Nadie hubiera creído que todo aquello había sido planeado.

Pero ya pensaba cuando venía de regreso. ¿Cuál barranco estaría bien para lanzarme?

Pues sí, ya él mismo estaba anticipando las vueltas que iba a dar en su cama, cómo se asfixiaría con la almohada y como gritaría en la misma para acallar sus gritos. Gritos muy masculinos, por cierto.

—JungKook— Le llamó su tía, obviamente preocupada por el semblante de su niño, -JungKook era el favorito- consternado, blanco. Como aquella chica con ropa gótica que había visto salir poco después.

De hecho, ahora que la mujer lo pensaba, muchos en la escuela habían salido con el mismo rostro en blanco, como si hubiesen visto a un fantasma. Casi pudo ver como Firulais, el perro de la escuela, tenía el mismo rostro perdido. Casi, decimos, porque rápidamente se olvidó de eso cuando vio al gato que usualmente perseguía.

Pero, después de eso, la mujer vio salir a los estudiantes muy callados.

Solo una pequeña excepción, un pequeño, pequeño detalle, un pequeño frijol en aquel costal de granos de arroz blanco. Un chico con complexión delgada, algo bajo de estatura, salía de la facultad riendo solo, con las mejillas arreboladas y los ojos deslumbrantes, compitiendo con la misma luna en lucidez y sus pupilas compitiendo con la misma noche en profundidad.

El muchacho fue el único que salió como si pasara de los mejores momentos de su vida, por aquella razón llamó la atención de la mujer, quien esperaba a su sobrino. Ahora que recordaba bien, creyó haber visto cómo aquel joven le susurraba algo a su sobrino, JungKook. Y este aumentó su color blanco.

—¿Pasó algo? ¿Ese chico te dijo algo o...? — Dijo la mujer, no queriendo avanzar en el auto sin antes haber resuelto sus dudas. JungKook vio esto.

El castaño trató de sonreír, no muy forzadamente.

—No, para nada. Es un amigo, sí. Eso es. — Respondió distraídamente, enfocando su atención ahora en la ventana.

—¿Y por qué esa cara? — Frunció el ceño la mayor; no le gustaba que su sobrino le mintiera. Él nunca le mentía, no podía hacerlo.

—Jumm... Un examen sorpresa. — Jeon sintió un poco la tensión, había duda en los ojos de su tía, entonces añadió. — ¡De cinco materias, mamá! ¿Puedes creerlo? A todos nos dejó helados; dijeron que añadirían la calificación a nuestra calificación semestral.

Linda chica_KOOKGIWhere stories live. Discover now