𝙻𝚘𝚊𝚍𝚒𝚗𝚐↻11🖤

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𝑴𝒂́𝒔 𝒕𝒂𝒓𝒅𝒆 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒔𝒐́𝒕𝒂𝒏𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐... 

La pelirrubia consiguió recuperar la consciencia luego del buen golpe que el ignoto le había dado y que por consecuencia, la dejó incapacitada de percibir todo lo que ocurriera en su entorno. Aún estaba en aquel sitio oscuro y aterrador, ahora con la plena certeza de que había sido secuestrada.

Pero lo más importante, estaba segura de que sí nadie la rescataba pronto moriría en aquel pusilánime lugar. No podría despedirse de absolutamente nadie y su última imagen sería la de un desconocido poniéndole punto final a su vida de la forma más cruda y cruenta posible.

Aquella semejante idea tampoco era de mucha ayuda para su estado actual, por lo que recurrió a dejar esos pensamientos para nada esperanzadores a un lado. Tenía náuseas, ganas de vomitar además de que sus brazos se hallaban ya entumecidos al estar por mucho tiempo en la misma posición con las frías cadenas privandola de su libertad.

—¿¡Hola!? ¿Hay alguien aquí?— cuestionó la chica en medio de la nada, en su búsqueda incesable de respuestas claras.

Sin embargo, eso no ocurrió. Más bien, no lo que ella esperaba. El inopinado sonido de algo siendo arrastrado en el frío suelo sólo provocó que una tenue corriente recorreiera su espina dorsal. Tragó en seco y aún sin saber qué se acercaba, procedió a interrogar una vez más:

—¿¡Q-Quién es!? ¿Podrías decirme tu nombre?— preguntó Roseanne; alterada —¿Eres el chico de hace un rato? ¡Por favor responda quién sea!—

—¿Te refieres al Ápice? No. Soy peor que él, mi dulce Roseanne Park.

La voz de un masculino muy distinta a la que ya había conocido anteriormente, resonó en ése lugar oscuro. Su vellos se erizaron con gran sorpresa y el temor que habitaba en su corazón no hizo más nada que crecer. A su campo visual apareció un muchacho vestido de blanco, descalzo y con aquella máscara brillante cubriendo su rostro. Con sus manos arrastraba una pequeña silla plegable, la cual finalmente colocó y procedió a sentarse sobre él sin mayor problema.

La mujer por otro lado comenzó a temblar en su lugar, con los recuerdos efímeros del desastroso suceso ocurrido hace unas horas atrás en la tienda. Estaba más que claro que el perpetrador del crimen, no era nadie más que el desconocido que la admiraba en silencio.

—¿¡Qué quiere usted de mí!? No lo conozco, ni siquiera sé cómo se llama y nunca le he hecho nada malo. ¡Por favor déjeme salir de aquí y le prometo que no diré nada de esto a nadie!– imploró la fémina; exasperada.

—No soy tan estúpido como para liberarte de esa forma hermosa. Además, tú estás aquí para un propósito mayor.

—Tú... ¿De qué estás hablando?

—¿Crees que fui piadoso contigo por mero capricho? ¡Claro que no! Cuando te vi esa noche tirada en el suelo totalmente a mi merced, supe que tú eras la indicada para lo que estoy planeando.

—¿Entonces qué harás conmigo? ¿No vas a matarme? ¿Me dejarás vivir?

Su captor soltó una pavorosa risotada que pusó aún más nerviosa a Roseanne. Era como aquellas risas que desde siempre se han oído, empero nunca habías sido capaz de ver en realidad. El asesino se detuvo abruptamente y sin articular nada se levantó de su asiento y caminó pacientemente hacía uno de los rincones de la sala.

Estando allí, encendió una bombilla que iluminó aquel espacio y permitiendo que la muchacha pudiera discernir desde su posición una ancha mesa con toda clase de cosas las cuales no podía descifrar a ciencia cierta de qué se trataban con exactitud.

𝐶𝑟𝑖𝑚𝑠𝑜𝑛 𝑃𝑟𝑖𝑛𝑐𝑒: 𝑂𝑑𝑦𝑠𝑠𝑒𝑦 ¦ 𝑋𝑖𝑎𝑜𝐷𝑒𝑟𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora