BlackPink y Tú

Cariñitos

Traté de mantener mis ojos cerrados, ignorando los pensamientos vagando por mi mente.
Estaba acostada en aquella cama, completamente sola, las horas pasaban y pasaban y yo hacía lo posible por no mirar el reloj.

Sentí la brisa helada entrar por la ventana y di un par de vueltas en la cama buscando los brazos de Jennie, pero solo fui abrazada por el frío de las sábanas.

Abrí los ojos y me abracé a mi misma tratando de mantenerme cálida.
Solo quería dormir un rato, pero cada que intentaba hacerlo, un gran dolor se apoderaba de mi al imaginar a Jennie durmiendo junto a mi, aquí en nuestra cama.
Pero no, estaba despierta en otro lugar a pesar de que tendría una mañana ocupada al día siguiente. 

Ignoré mi orgullo deseando haberlo hecho antes.
Tal vez ya estaría dormida si lo hubiera hecho.
Suspiré pesadamente y salí de la habitación, caminando silenciosamente hasta el cuarto donde estaba Jennie. 

Abrí la puerta y pude ver que estaba tirada en la cama, quieta y en total silencio, con su rostro escondido entre las almohadas.
Pero al escuchar pasos y el sonido de la puerta abriéndose, la hizo levantar su mirada.

—Puerta idiota... —Susurré molesta, sin darme cuenta que Jennie había sonreído porque regañé un objeto. 

Caminé lentamente hacia la cama.
Ella solo se recostó mirándome, ninguna sabía qué decir, pero en su rostro se podía ver el cansancio y la tristeza. 
Me subí a la cama y gateé en esta hacia ella.

—Necesito que me des cariñitos... —Susurré recostándome encima, ella solo me sostuvo. —Lamento haberme enojado contigo, también por el desorden que causé en nuestro cuarto y también por sacarte casi a patadas de este

Ella soltó una risa y me abrazó con fuerza. —Yo lamento haber olvidado nuestra cena, sé que preparaste todo con amor y que llevas esperando esto... Pero me distraje y lo siento, he estado tan ocupada —Suspiró pesadamente, sé que está enojada consigo misma. —Pero te compensaré, lo prometo...

Simplemente asentí con una sonrisa. —Puedes empezar con lo que acabo de pedirte, he extrañado mucho estar entre tus brazos

Asintió y tomó una de mis manos, entrelazando nuestros dedos. —Te amo... Y también he extrañado tenerte entre mis brazos —Susurró besando mi mejilla.

Me apoyé en sus hombros tratando de alejarla porque me hacía cosquillas, pero ella se negó con una risa.
Su risa... música para mis oídos.

Rápidamente mi corazón latió con emoción.
Todas las preocupaciones desaparecieron, en especial cuando acarició mi rostro.
Se inclinó para besarme y yo no dudé en corresponder.
El sabor de sus labios es una obsesión...

—Lo siento mucho... —Susurró al separarse.

—Yo también lo siento, pero ya es hora de dormir

Asintió besando mi rostro, para luego acomodarme a su lado. —Ahora que estás conmigo podré dormir 

—Dulces sueños, Jennie

—Dulces sueños, nena —Sonrió. —Y a la próxima, regaña a alguien que te pueda obedecer

—¡Jennie!