Y hay algo encantador es todo esto ¿no crees?
En ser tu propio caos.
En no necesitar a nadie que te diga que frenes, que vas demasiado rápido. En morderte los labios en vez de la lengua. En sentirse libre atrapada con alguien, en reírse sin ganas hasta que te duelan las costillas y en gritarle al mundo que lo odias como intentando convencerte a ti misma de que es verdad.
En tenerlo todo, pero sin conseguir absolutamente nada.
