Un lunes trece de octubre volvieron todos los ecos de los gritos que dimos al vacío de nuestra alma y cada gota de lluvia que no había golpeado el cristal de mi ventana. Porque jamás llueve fuera como lo hace dentro.
Un lunes como otro cualquiera me di cuenta de que el hielo también quema y de que jamás en mi vida me he sentado al borde del precipicio con ganas de saltar.
Hoy ha sido un lunes de mierda porque tenía complejo de sábado pero tú no me estabas esperando al otro lado del bar.
Hoy ha sido un lunes radiante porque aquel chico de la puerta de al lado se ha acercado a saludar.
Un lunes trece de octubre dejé de creer en la mala suerte, volvieron mis ganas de vivir y todo lo que traen con ellas.
Pero joder, volvieron.
