Ser la lágrima que cae justo después de la carcajada de tu vida,
el viento que revuelve su pelo
o el rayo de sol que calienta mis más de mil inviernos.
Ser vida, libertad y también mi canción favorita.
Ser el humo del cigarro de aquel chico de Madrid
y las piernas más largas de aquella calle desierta.
Ser tu sonrisa preferida y todo lo que odias.
Al mismo tiempo.
Ser un amanecer en invierno y un atardecer en verano.
Ser yo en lo más alto de la jodida montaña rusa medio segundo antes de caer.
Ser la suicida que sonríe mientras se pega un tiro en la sien.
Ser libre.
Porque quiero. Porque puedo.