Un día de Taeyoung y SeoYoung, nada podría salir mal....
Salimos de él local, claro sin antes darle un pequeño vistazo a la rubia, claro que ella no se dio cuenta, estaba ocupada sirviendo una taza de café.
Conocía bien a SeoYoung, y si tenía un lugar favorito sin dudas sería el centro de juegos, era el único lugar donde podía escusar su enojo con que es competitiva, y era lo que amaba.
— ¿iremos donde creo que iremos? —preguntó con una pequeña sonrisa en sus labios.
Asentí lentamente mirándole de reojo, viendo cómo la sonrisa se expandia por su rostro y comenzaba a dar pequeños saltos en el camino.
Claro, donde iríamos se gastaría dinero, y ya que ella había pagado los café, debía al menos aportar algo.
— apurate, lento. —murmuró.
Sonreí al ver la emoción en su rostro, sus piernas temblaban de lo entusiasmada que estaba, seo era como una niña pequeña.
Me acomode en uno de los sillones de él local junto a los padres, tomando un vaso de jugo de piña viendo como seo discutía con niños de cinco años sobre quien había dado el primer pase.
Di un gran sorbo, tendría un largo rato aquí.
La mire nuevamente, al parecer había dejado que los niños ganasen, ya que los pequeños saltaban abrazados mientras ella los miraba con sus ambos brazos cruzados, pero con una bella sonrisa en sus labios.
Lentamente se acercaba a mí lugar a pasos arrastrados, inmediatamente me levante con una sonrisa a abrazarla.
— eres mala jugadora, esos niños te vencieron en segundos. — dije.
— solo ganaron porque hacen trampa. — suspiro acomodando su cabeza en mi hombro.
Sí, estaba claro que SeoYoung era igual a una niña pequeña. Pero no una niña molesta, oh claro que no, una de esas niñas pequeñas adorables que te dan ganas de consentirla en cada segundo.
Y ahí estaba yo, intentando darle en el gusto a sus pequeños caprichos.
— ¿no jugarás a nada acaso? —preguntó despegandose de mi.
Solté un pequeño suspiro, claro que debía jugar.
— ¿a qué quieres que juege? — le pregunté acomodando mis manos en mis bolsillos.
Sonrió de lado y tomó mi mano, de un fuerte jalón ya me tenía arrastrando los pies por los pasillos de él centro de juegos.
Y paró, paro justo enfrente de aquella máquina de baile que siempre me hacía sudar, oh dios claro que ahora odiaba querer ver feliz a seo.
— solo una ronda. —susurre.
SeoYoung podía ser una chica relajada y tranquila, de esas que parecía querer dormir todo el día, ¡claro que lo era! Pero ella tenía otra mitad, la mitad hiperactiva que siempre quería jugar, bailar y además, que siempre quería ganar. Y este juego sacaba toda su otra mitad.
— lo prometo, solo una. — sonrió levemente quitándose su chal.
Baje mi cabeza rendido y sabiendo que hiba a perder, me subí de un paso a la maquina de colores que cada un segundo daba mensajes motivacionales.
Se subió de un salto y encendió la máquina.
La máquina repetía siempre la misma canción, "boombayah" de blackpink, no tenía idea de cuantas veces ya nos habíamos subido a este juego, ya que ya me sabía de memoria en que momento salía que color pisar.
Uno, dos y tres, la canción comenzó a resonar lo más fuerte por todo el local, haciendo pegar un salto a todos los expectantes. En cuanto la canción comenzó, SeoYoung ya estaba pisando cada color en su momento, mientras a mi, ya había olvidado en cual momento hiba cual.
— Taeyoung, no eres nada competitivo. — murmuró con cansancio.
La velocidad de él juego estaba en lo máximo, haciéndonos sudar aunque recién comenzará.
Mis pies se habían comenzado a mover solos por su cuenta, perdiendo el sentido de la canción cada vez más, escuchando como la fuerte risa de Seo se escuchaba más fuerte, haciéndome también reír.
— SeoYoung este juego es horrible. — murmure quitando una pequeña gota de sudar de mi frente.
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