Al despertar, se encuentra de rodillas aún con el saco en la cabeza y con las manos atadas en la espalda. Empieza a moverse desesperado pero siente unas fuertes manos sosteniendolo y a alguien que le quita esa bolsa de la cabeza.
Tratando de hacer acostumbrar sus ojos a la fuerte luz en la habitación, ajusta su vista hasta que puede reconocer algunas cosas en su entorno.
Empezando por unas largas y flacuchas piernas frente a él, el hombre que lo liberó de aquel saco estaba parado frente a él y al querer mirarlo solo fue golpeado por la fuerte luz haciendo que baje la cabeza de inmediato, no entendía porque le dolía tanto la cabeza.
Aquel tipo se mueve por fin de su vista y ahora logra ver un poco más de la habitación, un librero por un lado, una mesa con lo que parecía ser una lamina sobre esta, y en el centro un juego de tres sofás individuales acomodados alrededor de una pequeña mesa de vidrio, todo de colores opacos.
Ahora ya teniendo una mejor vista se dio cuenta que en el sofá del centro, justo detrás, había una intensa luz que apuntaba directamente a él, eso era.
Todo estaba en silencio e incluso aquel flacucho sentado en el gran sofá del centro lo observaba en silencio como si buscara algo en él, se removió incómodo ganando un apretón en cada hombro por los tipos que estaban detras de él que no le dejaban levantarse.
—¿Qué mierda es todo esto?, ¿Quién carajos eres y por qué me tienen aquí? —habló fuerte para ser escuchado y demostrar que no tenía miedo y por suerte su voz salió muy fluida.
Recibió un golpe en su nuca, uno suave, como cuando solo quieren jugar contigo y molestarte más. Pues estaba funcionando.
—Tú eres Shin Hoseok. Boxeador pagado a sueldo, un sueldo muy miserable para tremendo potencial. Un ex convicto que viene desde la cárcel de Incheon buscando de alguna manera borrar ese pasado. Acusado por presunto intento de asesinato y tenencia de drogas ilegales en dos ocasiones... —dijo de memoria sin pausas y sin quitar los ojos de su persona.
Eso le dio algo de miedo, cómo sabía tanto. Qué carajos estaba pasando ahora. Como sea, no podía dejarse llevar tan fácilmente.
—Aja, ¿y eso qué? —escupió — Ve al punto.
En la pequeña mesa del centro, frente a él, se encontraba una computadora. El tipo la dio vuelta para que la pantalla quedará a su vista y tocó una tecla empezandose a reproducir una grabación de una camara de tránsito.
—¿Ese eres tú? —interrogó, sonando más como una afirmación que como una pregunta.
No pudo entender muy bien lo que sucedía en el video hasta que puñetazos y patadas empezaron a verse y de inmediato entendió que era un video suyo de la noche hace una semana donde había golpeado a unos idiotas por no querer darle su porción diaria.
Esos hijos de puta de seguro comentaron todo con su superior, no entendía por qué, parecían simples idiotas vendiendo en un cayejon, quien diría que en realidad trabajaban para alguien. Aquí es cuando se preguntaba si estos tipos eran importantes, de que otra manera lo subirían a una camioneta y lo dejarían inconciente para luego tener a un estúpido vestido de traje en una habitación convenientemente parecida a las de las películas.
No lo terminaba de entender pero debía proteger su cuello de estos tipos.
—¿Qué mierda significa eso? —se movió en su lugar tratando de soltarse de los tipos de atrás— Sí, ese soy yo dándole una paliza a unos idiotas. No me digas que esos imbéciles trabajan para ti —se carcajeo—, son unos incompetentes.
—Tienes toda la razón —reafirmó —, son unos incompetentes por no poder controlar a un idiota adicto a las drogas y ni siquiera tener el nivel para enfrentarlo, permitiendo por meses que este idiota se lleve la droga sin pagarla solo porque el idiota es un boxeador —dijo a regañadientes enfatizando en la palabra idiota—. Y es por eso que ya no trabajan para mi.
Bien, ahora estaba confuso, ya no por el tema de por qué estaba allí, más bien ahora no entendía otra cosa; ¿lo van a matar o no?
El flacucho se aclaro la garganta y volvió a hablar:
—Uno de esos hombres tenía un buen puesto a mi lado como mi guardaespaldas. —Ahora sí que estaba jodido. — Pero resulta que en su única noche libre decide irse con uno de mis chicos de la calle y termina metiéndose en un pleito con un idiota. Como podrás imaginar, no puedo permitir tanta incompetencia y mal servicio por lo que lo tuve que castigar —dijo poniéndose de pie, dando vuelta la mesa—. Aquí es donde tú entras, me eh quedado sin un guardaespaldas de confianza así que te propongo un trato, boxeador. —hizo un pausa cuando se puso de cuclillas frente al otro. —Quiero que seas mi guardaespaldas personal. Piénsalo, yo te contrato y te pagaré muy bien. A cambio de mi seguridad en las calles yo podría, no lo sé, simplemente olvidar el dinero que me debes, ¿qué dices?
Se quedó mirando incrédulo al hombre frente a él, no era muy estúpido para ver que este tipo era un desquiciado de la mafia o algo por el estilo. No es que él sea un santo pero prefería ya no meterse en cosas raras, si bien su adicción a las drogas nunca cambio, prefería creer que estaba limpio de cualquier comportamiento inapropiado.
Aunque la oferta no se escuchaba nada mal, un guardaespaldas pagado bastante bien, lo único que debía hacer era pararse a un costado de este tipo y mantener la boca cerrada.
Luego de que su mente hiciera una tormenta de información e ideas acerca del asunto, por fin llegó a una conclusión, este tipo siendo parte de algún club de mafiosos más esos dos tipos detrás suyo sosteniendo aún sus hombros para que no se avalance y ataque al flacucho sumado ahora por una respuesta negativa daría en su inminente muerte.
—Acepto.
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B&N |HyungWonHo|
FanfictionUno, un boxeador y ex convicto adicto al crack; el otro, miembro y actual jefe de la más grande red de narcotráfico en Seúl. El boxeador se ve enredado en deudas con unos miembros de esta red por no tener dinero para pagar las drogas que ha estado...