Número cinco jamás fue confiado de los demás, era entendible ya que su vida y la de sus hermanos se basaba en salvar a lo demás y todo el tiempo hacer misiones de rescate, sabía perfectamente a cada detalle como es que la gente con malas intenciones actuaba e incluso aunque no lo hicieran; él no confiaba. Su molestia nueva tenía nombre y peor aún, su apellido, no era realmente común que Reginald los llamara a la oficina, y cuando lo hacía solamente era para darles una orden inmediata sin demorarse más de 2 minutos en ello, sin embargo no podía darse el lujo de confiar en una desconocida que llegó de la nada. Vio a Pogo hablar con Eylee así que dejo lo que estaba haciendo de lado para comenzar a seguirla, dedujo inmediatamente que iría a la oficina de su padre ya que ahí se metía mucha gente extraña con la que Reginald tenía conexiones. Mientras confundido vió a la chica entrar se acordó qué exactamente hace 1 semana antes de que la desconocida llegara, un hombre tocó a la puerta, lucia acabado e incluso sucio. Mostró una foto pero Pogo y papá no lo recibieron, lo único que cinco logró escuchar de aquella insólita, extraña y breve "conversación" fue...
— ¿Que hacías ahí? Se acercó rápidamente hacia la ajena, poniendo su brazo como cinturón en sus clavículas cortando cualquier espacio entre su cuerpo y la puerta, dando un ligero golpe a la puerta de aquella oficina. Eleeyn frunció el ceño confundida y trató de quitarse del agarre del ajeno.— ¿Perdón? tu papá me mando a llamar es todo. — el ajeno volvió a pegar contra la puerta a Eyleen, ahora con más fuerza. — No confió en ti.— sus palabras salieron apenas ya que sus dientes estaban apretados con notable intención de intimidar. Eyleen trató de protestar sin embargo la puerta se abrió, haciendo que ella y número cinco se separaran de la puerta posándose frente a aquella oficina, dejando que su padre saliera. —¿Qué hacen aquí? ¿Ustedes estaban golpeando la puerta?— ninguno respondió. -Vayan inmediatamente a su habitación, número cinco y número ocho, no quiero que esto vuelva a pasar y no quiero que estén cerca de aquí.—Pasaron casi dos semanas y Eyleen no logró salir de la academia con éxito, aunque no lo pareciera, estaba realmente observada todo el tiempo a sus al rededores. La puerta parecía tan fácil de abrir sin embargo había mil obstáculos de por medio, es como si el mismo señor Hagrevees estuviese consiente de aquello y una especie de fuerza hiciera que la puerta hacia la salida se hicieran tan pesada, como cualquier otra opción de salir por cualquier lado, por un momento pensó en su teletransportación, sin embargo ella no sabía usar su poder, ni sin quiera para moverse de su habitación a la sala de la academia. Su plan era poder reforzar sus poderes para poder salir de ahí, y sobre todo tratar de detener a cualquiera que se tratara de interponer en ello. Una de las cosas que más le gustaba o más bien la única, era explorar la academia aprovechando que Reginald nunca estaba por ahí, un día ella se encontraba en el cuarto de Ben. Si, habían formado una linda amistad literaria. — ¿Te gusta la música? — apartó su mirada del libro para ver a la chica. — me encanta, de hecho mi padre me enseñó a tocar el piano.— el chico abrió los ojos, dejando ver su sonrisa. Giro su cabeza unos segundos y volvió a mirarla entusiasmado recordando algo. — Hay un piano aquí, en la academia, en el ático Papá nunca va ahí, solo hay cosas viejas y cuadros. Tal vez quieras pasar un rato ahí.— Eyleen sonrió entusiasmada, le encantaba la idea de poder pasar el rato alejada de todo. Llévame.—
Ben amablemente escoltó a la chica hacia allí, recordó que tenía cosas pendientes así que le dejo sola para que conocerá el ambiente y se familiarizará con él. Miro a su al rededor tratando de encontrar el piano, había una gran manta gris llena de polvo encomiendo algo enorme, quito aquella sucia y vieja manta dejando ver aquel anticuado piano.
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"Just me and you" (En edición)
FanfictionNo, ella no era perfecta ni si quiera su historia, sin embargo... a los ojos de Five Hagrevees esa chica no era más que su mundo, su salvación y su refugio. ¿Conoces el sentimiento cuando alguien llega y te pone el mundo de cabeza? Una historia ll...