–Jimin, necesitas hablar con nosotros. No queremos hacerte daño y te lo hemos demostrado.–
Jimin asintió con inocencia, realmente como un alma pura, ¿realmente era el hijo de la luna? En ese momento alzó su mirada y se encontró con la mía, sí, era un hijo de la Luna.
–¿Que sucede? – preguntó
–¿Podrías contarnos que recuerdos tienes de tu vida? ¿Quizás como fue tu niñez o a tus padres?– Yoongi usó un tono dulce en cada palabra que decía, como si entendiera lo difícil que era para Jimin.
–¿Qué es niñez?– preguntó y Yoongi me miró preguntándome si esa pregunta era enserio, asentí y comencé a hablar.
–Es cuando somos pequeños, así– dije usando mi mano para simular una estatura de un niño.
–Ah, yo vivía con mis padres, luego ellos se dijeron cosas feas y había muchas manchas de color rojo, en este mismo piso. Luego de eso escuché una voz y subí al cielo llegando a la Luna. Ahí había una mujer que me dijo que era mi madre y que me estaba esperando, ella jugaba conmigo pero luego dejó de hacerlo. Era aburrido jugar solo con ella, además extrañaba a mis padres, ella dijo que ellos no me querían y por eso murieron...pero yo... yo no quiero creer eso...Así que huí. –Cada palabra que Jimin decía hacia qué mi cuerpo se sintiera algo pesado y mareado, era muy extraño.
– ¿Cómo huiste?– pregunté, sin embargo, él respondió algo distinto
–Quiero a mis papás, quiero quedarme aquí, ustedes son buenos con Jimin. No quiero estar solo. Pero ella sigue pidiendo que vuelva o que se enojará. Yo solo no quiero volver allá...quiero quedarme aquí con todas esas cosas bonitas y brillantes. Quiero divertirme y tener amigos, una familia como en los muñequitos.–Yoongi acercó su mano temblorosa a la mía y luego de eso pude ver cómo sus ojos se viraban y su cuerpo caía sobre el mío.
Nadie dijo nada aquella noche. Jimin dormía en mi habitación y Yoongi en la de invitados, mientras yo me encontraba en el sofá. Todas las ventajas estaban cubiertas por las cortinas. Esto era tan extraño, era un viaje para relajarme y sin embargo nada había sido relajante. Jimin lucia como un niño que quería explorar el mundo y yo... yo quería ayudarlo a que sonriera mientras sus ojos brillaban al descubrir algo nuevo.
No sé en qué momento me quedé dormido pero si me despertó el sonido de una de las puertas abrirse. Pensé que había sido Yoongi, debido a que se había desmayado y quería reponer las energías comiendo algo. Pero una cabellera rubia captó mi vista a traes de la poca luz que se filtraba, venía con una almohada y su frisa. No sabía que quería hacer así que guardé silencio, él se acercó a mi y colocó la mitad de la frisa a un lado del sofá-cama y acomodó su almohada. Sentí como este se hundía levemente y poco después se acostó dándome la espalda. ¿Habría teñido pesadillas? ¿Tendría miedo? ¿Estaba incómodo? ¿Quizás algún afecto para sentirse perteneciente de algún lugar? Las dudas invadieron mi mente pero me sentí tan cansado que decidí dormir un poco.
Me desperté temprano por el sonido de la televisión. Jimin estaba a mi lado y me sonrió. –Estaba aburrido– añadió.
¿Por qué no veía la televisión del cuarto? Quizás porque esta era más grande, aunque igualmente no me hacía sentido. Pero le sonreí de vuelta levantándome del sofá-cama. Tenía que ver cómo seguía Yoongi luego de su desmayo repentino y a la vez sentirse tan agotado. Él aún seguía durmiendo por lo cual me dispuse a hacer un desayuno decente para todo, en especial con muchos nutrientes para Yoongi.
Luego de desayunar, Yoongi decidió seguir descansando, Jimin se veía algo aburrido y pasaba los canales muy rápido.
–¿Jimin, quieres salir?– había notado que seguía usando mi ropa así que era hora de que tuviera la suya.
–¡Sí! ¿Qué lugar exploraremos?– habló emocionado.
–Las tiendas– él me miró extrañado,– compraremos ropa–
–Ohh, sisisi–
–Bueno, entonces, ve a ducharte y ponte algo del closet. –Él asintió y se levantó con rapidez yendo a la habitación.
Jimin parecía fascinado con las personas, se divertía mirando todos los colores y diciendo lo mucho que los extrañaba. Según él, en la Luna solo podías observar el color gris y blanco por todas partes. Era un lugar gigante, aunque debía pasar ciertos días escondido hasta que volviera la luz porque era peligroso salir. Me preguntaba qué tipo de mundo o Luna era aquel que él me describía, tan diferente a lo que se hablaba aquí en la Tierra.
Al final, Jimin se probó un montón de ropa y eligió las más que le gustaron. Era divertido ver las poses que hacía o incluso las combinaciones que creaba. Era alguien tan puro, tan armonioso y si risa era tan contagiosa. Llevamos las bolsas al auto y mientras íbamos camino a casa pude escuchar su estómago sonar.
–¿Que deseas comer? ¿Quieres probar algo nuevo?
– Todavía no conozco muchas comidas– puso una cara algo triste–no sé que elegir– añadió
–Entonces iremos a un buffet– dije sonriéndole y pude notar de nuevo su cara de confusión– Es un lugar en el que hay muchas comidas diferentes y puedes probar de todas–
–Waaaa, quiero ir, quiero ir– repetía emocionado y sonriente.
Cuando llegamos al lugar Junín observaba todo con ojos brillantes. Me señalaba y preguntaba por varias cosas en especial sobre qué debía hacer.
– Solo toma un plato y poner todo lo que quieras y quepa en el, cuando termines eso puedes elegir otras cosas.–
–Sisisi– señor ría emocionado mientras veía las carnes, los diferentes arroces o vegetales. Las tres semanas que llevaba en casa básicamente había comido ramen, kimchi y pizza de refrigerador. Luego de llenar nuestros platos nos sentamos y esperé a que comenzara a comer.
– Delicioso, delicioso, está muy rico– su cara estaba iluminada de la emoción. Era grato verlo feliz porque de cierta forma hacía que yo también me sintiera así. Un joven de veinti tantos años que comenzaba a descubrir el mundo... ese era Jimin, el hijo de la Luna que ahora estaba en la Tierra.
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Ojos de Luna ( PJM Y KNJ) NamMin
FantasyKim NamJoon es un exitoso empresario. Conocido por ser un joven millonario, trabajador y sexy. NamJoon aprovecha un viaje de negocio para hacer sus vacaciones. Con el propósito de expandir su empresa y descansar NamJoon piensa que nada puede dañar s...