Episodio 1

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Narra; Kata

Aquí estoy yo, Katalina, esposada en una silla en mi propio departamento, rodeada de uniformados apuntándome con sus armas. La verdad que en este momento no se cómo actuar, claramente estoy asustada pero traté de que por fuera no se note.

Una mujer muy elegante y fría se presenta en la habitación, se sienta frente a mí y me observa cuidadosamente —Hola, que tal? Soy Elena Gómez, parte de la dirección del Servicio secreto de seguridad nacional—
dijo extendiendo la mano.

Mire su mano, luego dije —Me encantaría estrecharle la mano comandante pero...—
me incline un poco hacia adelante —...estoy esposada.

—Uno, no soy comandante y dos, quítale las esposas— ordenó, me liberaron y continuó —Cual es tu nombre?

—Katalina— respondí con desinterés.

Son del gobierno, seguro que saben cuál es mi nombre completo.

—Bien Katalina, ¿sabes por qué estamos aquí?

—¿Por que hice que el presidente flotara en el aire?

Ok, mejor los pongo en contexto. A la edad aproximada de quince años descubrí que poseo un gran don, telequinesis. No se por qué los tengo y tampoco se usarlos correctamente. Solo hay dos personas en el mundo que saben que soy "súper", mis dos mejores amigos Morgan y Nathan, jamás cruzó por mi cabeza contarle esto a mis padres.

El día de ayer, en el Festival de la provincia, mis amigos me retaron a que eleve con mis poderes al mandatario Estrada y yo siendo muy osada lo quise intentar. En el momento que el presidente se subió al escenario, me aproximé, había mucha gente a mi alrededor así que disimuladamente lo miré muy fijo, elevé un poco mi mano derecha, sentí el material de su saco como si lo estuviera tocando directamente. Logre elevarlo unos centímetros, el hombre asustado y confundido balbuceo "Que sucede? Ayuda!!"

Los hombres de seguridad dispararon varias veces al aire haciendo que me desconociera y asustara, Estrada volvió al suelo y yo me escabullí entre la multitud que corría desesperadamente.

*

—Te parece que lo que hiciste estuvo bien?— pregunto la rubia frente a mi.

—No, almirante. Se que fue una tontería, pero en mi defensa el presidente no le pasó nada, solo le dio un buen susto.

—Que te parece si me enseñas un poco lo que puedes hacer y luego hablamos de tu futuro.

Eso me sonó a amenaza. Y que con mi futuro? No confío en estas personas. ¿Que hago? ¿Podría ir a la cárcel por lo que hice?

—Ok, le mostraré. Pero que sus hombres bajen las armas, si que dan miedo.

La mujer asintió y los oficiales bajaron las armas.
—No hagas algo sin pensarlo dos veces.

Mire un vaso con agua que estaba en una mesa a mi izquierda, hice que se eleve unos centímetros y lo atraje hacia Elena.-Tómalo.

Sin dudarlo la mujer toma el vaso flotante y agrega.
—Gracias.

Suspiré —¿Que hay de mi "futuro"?

—Hablemos a solas— respondió levantándose de la silla, le dijo algo a los oficiales, ellos se retiraron y siguió —Señorita, quiero proponerte que vengas conmigo y te unas a un programa del gobierno llamado La mansión, te entrenara para sacar todo tu potencial.

De qué carajo habla?

—¿Y tu qué ganas con eso?—cuestione

—Bueno, serías parte de la seguridad nacional. Alguien como tú nos ayudaría mucho.

Básicamente quiere que se parte del ejército.

—Wow! Que? No, no, claro que no. Seria una locura— dije enfadada.

—Katalina escúchame. Con lo que pasó ayer, otras personas o organizaciones empezarán a investigar que sucedió realmente y no pasara mucho tiempo para que descubran que fuiste tú. Te encontrarán, harán experimentos contigo, podrían dañar a tu familia, yo puedo darles y darte protección.

Yo vivía sola en el centro de Sanlo City, mi familia vivía en un suburbio de La Rioja, si alguien les hiciera daño por mi culpa no me lo perdonará. No confío en esta mujer, no sé si realmente es del gobierno pero no niego que podría tener razón.

Estuve a punto de responder, pero al notar algo extraño y brillante en la frente de la mujer articule
—Em...tu tienes un punto rojo en la frente.

Al oír eso ella desvió la mirada hacia la ventana tras de mí, yo volteé y parecía no haber nada —¡Al piso!— exclamo mientras me empujaba. Caí en suelo detrás de un pequeño mueble. Se escucharon disparos provenientes de fuera del edificio, las ventanas estallaban y también algunas cosas que estaban dentro del cuarto. Con su mano en el oído izquierdo la mujer agrega —Hay fuego enemigo del lado norte!

Dos oficiales entraron y empezaron a responder los disparos. Nos escurrimos fuera del lugar y ya en el pasillo, algo agitada pregunte —¿Qué? ¿Que está pasando?

—Vienen por ti, ven hay que salir de aquí—
ordenó, bajando las escaleras junto con nosotras nos seguían unos oficiales por protección creó, continúo —Escúchame, subiremos a un auto juntas. Ordenaré a seguridad de La Rioja que vallan de inmediato a la casa de tus padres para asegurarse de que estén a salvo. Luego continuamos nuestra charla.

¿Esto realmente está pasando? Mi...mi corazón va muy rápido. Kata no! Contrólate.

De un momento a otro, estaba en el auto, algo distante pero segura articulo —Acepto.

—¿Que?

—Acepto tu propuesta, pero con una condición.

—Y cuál es?

—Mi familia, que vidan una vida normal. Protégelos, pero en secreto.

—Está bien.

Viajamos horas, me dijeron que íbamos a un lugar seguro. Le informaron a Elena que la situación en la casa de mi familia era tranquila y parecía no haber peligro. Eso no me calmaba quería contarle lo que pasaba, pero al mismo tiempo no.

El auto se detuvo frente a una pequeña casa en un suburbio de la ciudad. Baje y la mujer rubia me sugirió entrar.

—Será mejor que descanses. Saldremos mañana temprano—. dijo casi como una orden.

Ingrese a la casa, estaba algo vacía, había agentes de seguridad con computadoras en lo que parecía el comedor. La mujer me guio hasta el piso de arriba, entre a un cuarto que tenía sólo una cama, una pequeña mesa de luz y sobre ella un reloj. Ya sola, cansada y angustiada me recosté.

Al día siguiente...

Comi unas barras de cereal de desayuno que dejaron un la mesa de luz.

Elena abrió la puerta y dijo —ya estás despierta.

—Así es— agregue con la boca llena.

—Debes hacer algo— ordenó, me dio un teléfono y siguió —Kata, el lugar donde vamos es muy secreto y no podrás llamar y ver a tu familia todo el tiempo. Quieres despedirte de ellos ahora? o cuando lleguemos?

—Nunca, mi familia está lejos de aquí y con mis estudios y el trabajo solo viajo a verlos en ocasiones especiales. Que sigan creyendo que estoy en la universidad y los llamaré debes en cuando para mantenerme comunicada.

—Bien. Pero, alguien día tendrás que decirles.

Claramente no era lo mismo, ya no tendría las mismas libertades que tenía cuando los del gobierno no sabían sobre mi. De pronto una angustia invadió mi pecho, me sentía acorralada.

Mis lágrimas no paraban de salir entonces la mujer mi ofreció un pañuelo de papel.

—Haces lo correcto— tocó mis hombros y luego se puse de pie —Prepárate debemos viajar.

—¿Que? ¿Ahora?

—Si. Tomaremos una avión.

⚡⚡⚡⚡⚡
CHAN! CHAN!

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La Mansión; Un Nuevo EscuadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora