Extra

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La conocí en los inicios del 2029, yo por un lado siempre estaba jugando con otros niños de mi clase. Y una tarde de escuela note a una niña sentada sola en el patio, el cabello casi dorado y revoltoso, usaba el guardapolvo, jeans y zapatillas muy coloridas. Tenía los brazos cruzados y miraba de lado a lado, observando o esperando algo. Sin pensarlo me acerque porque... pues porque sí.

—Hola— salude alegremente mientas me sentaba junto a ella.

—Hola— respondió mirándome muy fijo con sus ojos verdes.

—Soy Katalina.

—Yo Morgan— dijo feliz. Estuve a punto de invitarla a jugar pero me gano. —Quieres jugar a la rayuela?

—Claro.

A partir de ese momento fuimos inseparables, jugábamos juntas, almorzábamos juntas, hacíamos la tarea juntas y ella venia todos los fin de semana a mi casa. Creo que me agrado porque siempre pensábamos igual.

Ella era huérfana y vivía en hogares adoptivos, cuando teníamos trece años la cambiaron de hogar y su presencia en la escuela fue poca. Había días en los no iba y otros llagaba tarde.

Yo siempre la esperaba en la entrada de la institución para entrar juntas, un di aguarde y no llego como todos los otros días. Preocupada, no entre a clases y fui a su casa, jamás había ido, pero sabía la dirección.

Al llegar note la casa un poco descuidada, el césped muy largo y las ventanas rotas pero cubiertas con trozos de madera. Me aproxime a la puerta y estuve a centímetros de tocar pero decidí oír la elevada charla que unas personas tenían ahí adentro. Eran voces muy graves como las de los hombre, parecían ser varios que se reían y gritaban pero desde el primer piso. De pronto la puerta se abrió un poco, tal parece que no estaba cerrada del todo.

Lo pensé dos veces antes de entrar.

Y si ella no está aquí? A donde más iría?

Entre, el lugar estaba a oscuras y había sillones y muebles sucios y basura en el piso.

—Morgan?— susurre, pero nadie respondió. Quería salir pero algo dentro de mí me decía que ella estaba en la casa.

Seguí recto por un pasillo, de un lado estaba un sucio baño y de frente a él, una puerta, me acerque y bajito dije —Morgan?

De pronto sentí no poder hablar, angustia y desesperación. Era mi cabeza, se oían cosas como; "Estoy aquí" y "ayúdame". Lo más extraño era que parecía la voz de ella. Abrí rápido la puerta con la lleve que gracias a dios estaba puesta. Estaba arrodillada en el piso de lo que parecía un closet, las manos atadas y cinta en la boca.

Me coloque frente a ella. —Morgan, quien te hizo esto?— interrogue desesperada tratando de desatar sus manos.

—Veo que invitaste a tu amiga— dijo una voz ronca tas de mí, gire y había un hombre robusto, sucio y con mucho olor a alcohol, luego recuerdo ve como mis ojos se apagaban.

Desperté con un fuerte dolo de cabeza, vi a mi amiga que seguí atada y con la boca encintada y para complicar las cosas yo también lo estaba. Empecé a desesperarme y respirar con dificultad. Sentí que en cualquier momento me desmallaría otra vez, aun la primera fue porque el tipo ese me golpeó la cabeza. Las paredes se me hacían pequeñas y la vista borrosa.

Mi mochila no estaba y mi celular tampoco.

—Cálmate— oí la voz de Morgan, volví a verla pero tenía la cinta en la boca.

—Como? Como es posible? Ahora escucho veces— pensaba yo.

En ese momento de peligro recordé algo que me dieron mis padres si me surgida una emergencia; mi reloj, que era de un sutil color negro, además de darme la hora también tenía un rastreador, presioné rápido ese botón que me indicaron mis padre y según ellos los enviaría una alerta a su teléfono con mi ubicación y las lecturas de mi ritmo cardiaco.

Agradecí el avance de la tecnología y tener padres sobreprotectores.

En menos de cinco minutos llegó la policía, inspeccionaron la casa y nos encontraron. Nos sacaron afuera y en el jardín mi esperaba mi madre, con su traje negro de trabajo, sus gafas oscuras y sus cabellos negros. —Kata. Por el amor de dios! Como estas? Te hicieron algo?— dijo apenas me vio y luego me abrazo. Yo solo le dije que estaba bien, y aproveche disfrutar ese abrazo ya que no me dan muchos.

La policía se llevó al hombre que al parecer era el tutor de Morgan y ese día había estado por demás de drogado y ebrio.

La ambulancia llego y nos atendieron, cuando la paramédica me pregunto si tenía algún zumbido en oído, mire a mi amiga que negaba con la cabeza y dije que no.

Se llevaron a Morgan.

Mi mama me llevo a casa y en el camino me regaño por salirme de la escuela y me prohibió volver a ver a Morgan. Claro está que eso no pasaría nunca.

La semana siguiente la vi en la escuela, fuimos al techo de la escuela, el lugar secreto que le decíamos.

—Tengo que decirte algo— me dijo la rubia mientras se sentaba en el suelo, junto bajo el sol.

—Dime.

—La semana pasada...en ese lugar... escuchaste mi voz en tu cabeza no?

Me ente frente a ella —Sí. Como sabes?

—Kata. Me he dado cuenta de que tengo un don especial. Puedo leer las mentes de las personas— susurro.

Pensé en decirle; que me diga en que numero estaba pensado, pero primero pensé en el número.

—Estás pensando en el número 10.

—Ay no jodas!! Es cierto— exclame con asombro.

Pasamos diez minutos hablando sobre su telepatía y como podíamos usa para pasar los exámenes de química.

—Me di cuenta que contigo mi "habilidad es diferente"

—Por qué lo dices?

—Ven mírame directamente a los ojos y concéntrate en mi voz, pero en mi voz interna...— mando ella, mis ojos marrones encontraron los suyos y...

—En serio, que tengo que descubrir?

—Shhhhh

De pronto vi algo, o más bien oí algo...—Número 21, 21, 21...

—Veintiuno...— dije sin sentido alguno.

—Kata, esa fui yo!! Yo pensaba en ese número. Tu puedes escuchar mis pensamientos!!— exclamo de alegría. Pero la verdad yo estaba muy confundida.

Fue en ese momento que descubrimos que ella y yo teníamos una conexión y que podíamos comunicarnos telepáticamente.










⚡⚡⚡⚡⚡
CRASH!!

Nota; hello, para los que no entendieron este extra pues les explico; esto es un flashback que está teniendo Kata luego de lo sucedió en el episodio  anterior y también cuenta como Morgan y ella pueden leerse la mente entre si debido a ese trauma emocional que tuvieron juntas.

Si llegaste hasta aquí... gracias por leer.

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La Mansión; Un Nuevo EscuadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora