Capitulo 11

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La madrugada del lunes no la empleé admirando las estrellas de mi habitación, ni escuchando música junto a ésta, quería pero estaba demasiado cansada como para ello por lo que según cerré los ojos caí en un profundo sueño.

A la mañana siguiente desperté tarde. Debía darme prisa por lo que me vestí y me dispuse a salir por el arco de la puerta.

— ¡Ashley!

Me giré y vi a mi madre con una sonrisa.

— ¿Qué pasa? Me tengo que ir ya, voy tarde.

— ¿No vas a desayunar? Son muchas horas sin comer.

Sentí una fuerte punzada en el pecho, una fuerte dolencia que disimule con un gritó ahogado que jamás fue escuchado.

Tenía hambre pero no iba a comer, no sabiendo que luego me sentiría culpable por ello.

— No gracias no tengo tiempo y estoy bien no te preocupes.

Me despedí de ella con un abrazo y una sonrisa y salí con la brisa fría de las mañanas golpeándome la cara.

Vagué bajo el cielo parcialmente despejado con la vista puesta en las nubes de tonos rojizos y rosados mientras star shopping, una de mis canciones favoritas comenzaba a sonar con el volumen al máximo.

Pasaron los minutos, las canciones; radiactive de Imagine Dragons, Ride de Twenty One Pilots fueron algunas de las muchas que escuché y disfruté antes de llegar al final de mi paraíso con la imagen de los últimos alumnos entrando al instituto.

Las tres primeras horas fueron rápidas, ahora nos encontrábamos saliendo de economía dirigiéndonos a fuera por la media hora del recreo.

Todos se adelantaron dejándonos a Theo y a mí atrás.

— Se aproximó pasando su brazo por encima de mis hombros y acercándose a mi oído susurró— Estás preciosa con ese vestido Ashley.

Una inevitable sonrisa se dibujó en mi rostro.

— Aunque nada supera mi sudadera.

— Solté una breve carcajada y volteé a mirarle enfocándome en sus ojos, aquellos que me miraban con un brillo especial— En eso tienes razón Blake.

Su sonrisa se agrandó y cuando se disponía a hablar Alison lo interrumpió.

— Ahora ya sabemos por qué no quedastéis ninguno de los dos el fin de semana— sonrió con una ceja alzada de manera insinuante logrando que los demás pusieran sus ojos encima de nosotros.

— Está claro— Dylan rió.

Rodé los ojos y miré a Theo quien reía como el resto mientras negaba varias veces con la cabeza.

Cruzamos el arco de la puerta y alcé la vista al cielo; éste se había despejado por completo siendo imposible clavar los ojos en las nubes de tonos cálidos que me habían acompañado en el trayecto desde mi casa hasta el instituto, cuya escena que plasmaron en el cielo había logrado calmar los demonios de mi interior una vez más.

Bajé la mirada al frente observando como Marc, uno de los integrantes del equipo de fútbol, se acercaba a nosotros sonriendo.

— Hey Anthony— lo saludo con un simple apretón de manos— Theo, ¿No es así?— inquirió al reparar en su presencia.

Éste simplemente asintió con un sutil movimiento de cabeza.

— Bueno, solo venía a invitaros a la fiesta que daré el sábado en mi casa, al rededor de las once.

La Melodía De La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora