Hubo un corto silencio que percibí como eterno y doloroso, en ese mínimo plazo de tiempo las palabras de Anthony eran lo único que deambulaban por mis pensamientos, me torturaban.
Sentí la cálida mano de Theo agarrando la mía cuidadosamente.
Las lágrimas comenzaban a pedirme a gritos derramarse sobre mi rostro y finalmente lograron cristalizar mis ojos. No quería alzar la vista, me negaba a que nadie me viese así. Parpadeé varias veces en un intento de controlar el llanto pero cada vez me resultaba más difícil reprimirlo, necesitaba salir de allí.
- Ashley- su voz salió en un tono bajo, dudoso, temía hablar, temía el poder decir algo que empeorase la situación, lo que él no sabía es que nada ni nadie podia empeorarla, tampoco mejorarla.
Dejé de notar sus ojos clavados en mí; se había girado hacia Dylan y Alison.
- Ahora volvemos.
Pasó su brazo por encima de mis hombros y sin darles la oportunidad de opinar, hablar o contradecirle, empezamos a caminar cruzando la estancia y salimos de la casa por el arco de la puerta de la entrada.
Cuando aquello sucedió, cuando dejé atrás a mis amigos, cerciorándome de que nadie más aparte de Theo podría escucharme, rompí en llanto. Fue inevitable, inesperado y desgarrador, incluso para mí misma.
Las lágrimas brotaban espontáneamente, aquello que las provocaba aún gritaba en mi interior la oraciones de mi amigo, continuaban torturándome, la angustia que me había provocado la discusión, los insultos, y la ira reflejada en su rostro me rompían aún más, una nueva grieta había sido creada, una desde la que mi sangre teñida de negro invadía la pureza roja del resto de mi cuerpo; aquella grieta debía ser cerrada pero el cúmulo de dolencias lo impedía.
Conservaba la vista fija en el suelo, permanecía aún la costumbre de ocultar mis lágrimas tras una sonrisa, y al no poder sonreír me limité a evitar su atenta mirada.
Pasaron microsegundos que para mí fueran largas horas de sufrimiento, no era sólo por Anthony, lo que hizo fue la gota que colmó el vaso, y el agua de éste, con todos los problemas que había ahogado en el último mes, desbordó creando una ola enorme que arrasó con todo a su paso, incluida la luz sobreviviente de mi interior.
Se acercó a mí, lo suficiente como para prácticamente obligarme a mirarle, pero no lo hice, evité la llamada de sus ojos queriendo encontrarse con los míos, no era capaz de proporcionarle lo que buscaba debido a que el reflejo de mi alma sería descubierto una vez más, aunque, esta vez la visión sería más oscura, dolorosa, impactante y reveladora que la anterior.
Me abrazó, con fuerza, rodeó mi cuerpo con su brazos, dejando mi rostro sobre su hombro, repitiendo una vez más la acción de derrumbarme sobre él.
[...]
Se convirtió en el pilar, el único pilar, que evitaba el desmoronamiento de mi vida, sí, la oscuridad era inevitable, presente y visible, sin embargo, a pesar de que todo en mí se había apagado, un rayo externo permanecía a mi lado, un rayo que alumbraba mi camino, no podía apreciar la luz ya que la oscuridad me tenía completamente cegada pero su calidez evitaba que tropezase, Theo me ayudaba a seguir adelante sin permitir mi caída.
[...]
- Ashley- su voz la escuchaba perfectamente, casi podía decirse que me estaba susurrando al oído por la posición en la que el abrazo nos había dejado.
Mientras tanto continuaba sollozando, intentando calmarme y poder tapar la fisura como la costumbre me sugería hacer, sin embargo, esta vez la grieta se fusionó con las demás, creando un enorme agujero imposible de cerrar. Todo lo que había estado evitando pensar hasta el momento surgió de la falsa tranquilidad y silencio con fuerza, anunciando a gritos su existencia y presencia.
ESTÁS LEYENDO
La Melodía De La Noche
RomanceEllos dos disfrutaban de la oscuridad de la noche, de la paz que les brindaba y de su silencio; el habitual silencio que solía incomodar a la gente se convirtió en su melodía favorita