Me desperté y tras vestirme bajé las escaleras hasta el comedor donde todos desayunaban.
— Buenos días— dije mientras me sentaba junto a ellos.
— Buenos días Ashley, te notó muy feliz— expresó Alison con aquel tono insinuante que se había vuelto muy habitual en ella desde que Theo y yo nos conocíamos, sin embargo, esta vez había motivos reales para utilizarlo.
— Demasiado— sugirió Dylan alzando una ceja interrogante.
Anthony tan solo se limitó reír.
Noté la atenta mirada de Theo y miré al frente encontrándome con ella, su sonrisa la acompañaba, aquella sonrisa divertida que me volvía loca.
— ¿No vas a saludarme Ashley?
Sabía perfectamente a que se refería y el simple hecho de que quisiese que todos se enterasen de una manera tan casual... simplemente provocó una sonrisa en mi rostro que enseguida camuflé con una mirada desafiante.
— ¿Por qué no lo haces tú Theo?
— Se levantó y se acercó con la espalda rígida pero con el rostro relajado, confiado, a centímetros de mí se dirigió a mi oído y en un tono bajo susurró;— Te encanta hacerte derogar Ashley— volvió a acercarse esta vez centrándose en mis labios para dar un corto beso que explicaba todo lo que debía explicar a los presentes.
— No jodas— miré a Alison y su rostro sorprendido provocó unas carcajadas por nuestra parte.
—¿Ahora es cuando nos hacemos los sorprendidos?
— Miré a Dylan con una sonrisa sarcástica— Imbécil— musité.
El único que no había comentado nada era Anthony, lo cual me dió mucho en qué pensar.
Aquello me sugirió que quizás la noche en la que bebimos y jugamos había podido mentir, y si así era la situación se tornaría incómoda entre nosotros. Entonces observé su rostro, sus ojos, y su expresión y creo que pude confirmar mi teoría.
[...]
Era la tarde y nos encontrabamos en mitad de un paseo por la pasarela de madera que descubrimos la vez pasada.
El aire era frío, demasiado, lo acompañaban las fuertes y habituales ráfagas de viento de la zona, por suerte Theo tenía la costumbre de pasar su brazo por encima de mis hombros para transmitirme su calor, y realmente lo lograba, también, indirectamente, me transmitía una sensación de seguridad única.
— Las trajiste ¿no?— se dirigió Alison a Dylan.
— Déjame adivinar,— todos se giraron para escucharme— habláis del alcohol que debía traer, ¿No es así?
— Sí— chasqueó los dedos y volvió a dirigirse a Alison— debía y lo he hecho.
— Perfecto.
Miré a Anthony quién caminaba con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, tan solo sonreía ante la conversación pero no interactuaba, parecía estar en otra parte, inmerso en sus pensamientos; podía imaginarme de que se trataban.
— Anthony,— lo llamé interrumpiendo sus aparentes reflexiones— esta vez no te pases con el alcohol como la otra vez,— miré a Dylan para volver a enfocarme en él— ninguno de los dos salió bien parado aquella noche.
Reí recibiendo tan solo una sonrisa fría por su parte.
— Muy graciosa Ashley pero esta vez tú beberás como el resto no como la vieja que tienes dentro.
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La Melodía De La Noche
RomanceEllos dos disfrutaban de la oscuridad de la noche, de la paz que les brindaba y de su silencio; el habitual silencio que solía incomodar a la gente se convirtió en su melodía favorita