Vegeta abrió los ojos, estaba atado a una silla metálica, no tenía camisa y se sentía sumamente adolorido, ese accidente lo dejó muy herido, pero a la vez se sentía bien. Lo suficiente para seguir vivo y respirar por si solo.
El miedo comenzó a invadirlo, no lograba ver nada, sólo al fondo de esa habitación de cuatro paredes había una mesa con un celular, parecía ser el suyo.
Se retorcía en la silla pero no logró zafarse de ningún lado, sintió las ganas de beber agua pero no divisaba nada más que esa horrible mesa.
Tosió ligeramente por lo seca que estaba su garganta y cuando levantó la vista vio entrar por una puerta un hombre, reconocería esa silueta en cualquier parte. Era Raditz.
—Vaya, vaya, vaya...el gran Vegeta está ante mí atado a una silla— escupió al lado del peliflama.
—Vete a la mierda— contestó el otro jadeando de cansancio.
—Dios, eres todo un mal educado. Pero mira, te prometo que no te haré daño, no te preocupes— caminó hacia la mesa tomando el celular.
—¿Por qué...haces esto?—
—No me mal entiendas, viejo amigo. Mi problema no es contigo. Pero Bulma es...es otra cosa y ¿Sabes? Le di la vida de una reina, le di lujos, viajes, se lo entregué todo, estaba total e irrevocablemente enamorado de ella...sin embargo ella me utilizó para salir de sus problemas y luego botarme como si yo fuese una basura—
Vegeta lo observó, ese hombre estaba loco. Sí, Bulma cometió un error pero no era para llegar a ese extremo, lo tenía secuestrado por un despecho.
—Yo te pagaré todo...sólo déjala en paz y a mí también— propuso Vegeta aún respirando con dificultad.
—No hago esto por dinero, no me hace falta...me di cuenta que la única forma de dañar a Bulma...es lastimando a aquello que más ama y eso mi querido amigo, eres tú. Sin embargo no quiero que creas que es personal...— le sonrió acercándose a la cara del más bajo.
—Kakarotto estará muy decepcionado de ti— lo miró directo a los ojos.
—Mi hermano...tan ingenuo. ¿Te digo algo? Papá siempre lo prefirió que justo ahora no me importa él ni nadie, que se mueran todos—
Raditz encendió el celular y lo dejó parado con la cámara de video encendida.
—¡Oye idiota! ¡Trae lo que te pedí!— gritó el de larga cabellera mirando hacia la puerta.
Minutos después llegó Yamcha con una caja con algunas cosas extrañas, entre ellas cuchillos y cosas que Vegeta no alcanzó a identificar.
—Vamos a enviarle un vídeo muy lindo a tu querida Bulma—
Y justo ahí comenzó a torturar a Vegeta.
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Bulma despertó en una cama de hospital, al abrir sus ojos color cielo, vio a su amiga Milk y Gokú sentados a un costado.
En cuanto vieron que ella abrió los ojos se levantaron preocupados.
—¡Mierda Bulma! No vuelvas a hacerme esto— regañó Milk soltando unas cuantas lágrimas.
—¿Cómo te encuentras, azulita?— le dijo Gokú acariciando su cabello.
—¿Dónde está Vegeta?— ella ignoró todo y preguntó en un hilo de voz.
Ambos pelinegros se miraron entre sí con preocupación, Milk se cruzó de brazos y suspiró pesadamente.
Antes de que pudiesen responder entró el doctor por la puerta y pidió que la pareja saliera, ellos obedecieron.
Mientras este la revisaba ella preguntó.
—Doctor...¿Sabe cómo está mi novio? Estoy preocupada—
—Él está bien, por ahora piense en que debe recuperarse para verlo muy pronto. En unos días podrá irse, señorita Briefs—
Ella se tranquilizó, pues le había dicho que su preciado Vegeta estaba bien y pronto lo vería. No necesitaba más en el mundo.
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Ay no, le dicen ustedes o le digo yo?
Pobrecita Bulma.
En fin, voten y comenten ♡ adoro sus comentarios y siempre trato de responder todos.
Coman sano, tomen agua y hagan ejercicio.
Las amo!
Cherry_gh