Bulma regresaba de su trabajo en la cafetería, eran aproximadamente las 6:40 de la tarde cuando recibió una llamada.
Era su novio, Yamcha...
A decir verdad ella planeaba terminarlo hoy, pues lo había visto engañandola en el parque, y para su sorpresa no se sentía triste o mal, sólo decepcionada, tenía tiempo que su relación no iba a ninguna parte.
—¿Bueno?— respondió ella.
—Hola, cariño. Paso a verte a tu casa en 20 minutos— dijo él sin siquiera preguntar.
—Que sean 30— y colgó.
Se sentía frustrada, Yamcha se había convertido en una total molestia, lo quería pero ya no como pareja, y por eso hoy lo terminaría sin más.
Llegó a su apartamento y se cambió rápidamente la ropa de su trabajo, se sentó en el sofá a esperar a su futuro ex novio.
Al pasar unos 10 minutos él llegó...
—Hola, guapa— le dio un beso en los labios y entró a la casa —¿Qué plan? ¿Una película?— dijo con normalidad.
Ella cerró la puerta y suspiró.
—Quiero hablar contigo, Yamcha. Así que escúchame— su voz fue seria.
—Oh...dime—
—Te ví hoy en el parque...con aquella chica y bueno yo...— él se acercó a ella y le puso la mano en la boca.
—Diablos, Bulma...olvídalo, no significa nada para mí— y la besó forzadamente.
Bulma trató de zafarse sin éxito, él pasó sus manos descaradamente por el cuerpo de ella...
—Sueltame, por favor...no quiero— suplicó.
—Linda, ambos lo queremos— y la continuó besando por el cuello.
Ella se desesperó y lo empujó con fuerza, jamás le había negado los encuentros íntimos, pero ya era suficiente de todo.
Yamcha se quedó quieto a unos dos metros de ella, con la respiración entre cortada.
—Esto se acabó, así que te voy a pedir que te vayas...por favor— dijo casi en un susurro, abriendo la puerta.
Él se rió negando con la cabeza y comenzó a caminar hacia la puerta, se puso frente a ella y dijo...
—No—
Azotó la puerta y empujó a Bulma dentro de la casa tirandola al suelo, se giró a mirarla y sonrió.
—Carajo, Bulma. Íbamos tan bien—
Y con esas palabras soltó la primera bofetada a la cara de ella.
Jamás le había puesto una mano encima, pero Bulma conocía los arranques de ira que tenía su novio. Así que se sujetó su mejilla y lágrimas salieron de sus ojos.
—Basta...sólo vete y déjame en paz— pidió nuevamente, aún tirada y con los ojos llorosos.
—Shhhh...— él se agachó a verla y la tomó por las mejillas fuertemente y ella chilló —Cállate, cállate...— le susurró —¡Cállate!— y volvió a abofetearla rompiendole la boca.
Y después de eso solo recuerda más y más golpes en todo su cuerpo...para al final perder el conocimiento.
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Despertó tirada en el suelo, con la nariz y boca sangrando, un ojo morado y varios moretones por todo su cuerpo. Se quejó a la hora de sentarse en el piso.