INTRODUCCIÓN

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LARA

Me levanté como cada mañana en la casa que compartimos Viktor y yo, es un apartamento muy amplio con vistas a la playa. Me dirijo al baño para ducharme, me seco el pelo para hacerme dos trenzas y me visto. De camino a mi cuarto para agarrar mi móvil y mi bolsa me fijo en que mi hermano ya no está ahí, así que deduzco que estará desayunando; cosa que confirmo cuando lo escucho gritar al teléfono.

Pero vamos a ver Conway, como va a meter a ese par de ineptos en el cuerpo, no ve que solo nos da problemas. Si hasta usted dice que son unos capullos, sobre todo ese rubio de abrigo rojo.-  Siguen discutiendo mientras yo preparo café y parto una manzana para mí. También sirvo una taza para Viktor para después hacerle entender que ya es suficiente disputa por ahora. 

-¿Y bien? ¿A quién quiere meter en la malla?- Le digo antes de tomar el primer trago al café recién preparado.

Me mira de manera que antes de que diga una sola palabra ya sé que la idea no le hace ninguna gracia, aparte de haber escuchado esa última parte de la conversación. 

- Buenos días, Conway quiere meter a dos capullos que lo único que hacen es molestar en comisaría, es el dúo del que siempre te hablo, los que atracaron la joyería y les salió de puta pena.- Dice alzando una mano para recordarme y tomando un trago a su café.

Wow, veo que no estás muy conforme- Hago una pausa y suspiro- y creo que con lo que te diré ahora tampoco lo estarás.- Deja la taza en la encimera de mármol y me mira fijamente creando un espacio tan tenso que se podría cortar con unas tijeras de preescolar.- Bien... quiero entrar en el cuerpo de policía.- Viktor abre tanto los ojos que creo que se le saldrán de la cara en cualquier momento.

Suspira y se frota la cara con las manos con desesperación, después vuelve a mirarme y comienza con el discurso que llevo evitando toda la semana

¿A ver hermanita, estás 100% segura de lo que estás a punto de hacer y en donde te metes?- Entrelaza sus manos delante de él dejándolas apoyadas en la fría mesa poniendo esa cara de preocupación y prepotencia que me hace enfadar porque sé que le preocupa ese mundillo, pero no pienso dejar atrás mis sueños por sus miedos.

-Claro que sé donde me meto, te recuerdo que estuve en una relación con Alejandra, la psicóloga que se encarga de vosotros y me contaba todo lo que pasaba ahí dentro. Incluso cosas tuyas, hermanito.- Mi hermano se me queda mirando atónito por la respuesta algo brusca que le he dado, así que asiente dándome una señal de aprobación.

Me dirijo de nuevo al baño para lavarme los dientes y ponerme un poco de rímel, escucho a Viktor llamarme desde el salón, así que agarro mi bolsa y bajamos al garaje para así comenzar el viaje hacia comisaría.  

Al llegar me bajo del coche y entramos hablando de los riesgos que correremos en caso de que pase todas las pruebas y entre en el cuerpo. He de admitir que me da nervios no pasar las pruebas, pero lo hago para pasar todo el tiempo posible con mi hermano y para limpiar la ciudad de todas las mafias asquerosas que hay.

Sigo caminando, esta vez completamente hundida en mis nervios hasta que una espalda me frena de un golpe.

Joder, podrías mirar por dónde vas, me cago en- Paro de hablar en cuanto veo que unos ojos azules se me quedan mirando y me doy cuenta de que esos ojos azules son también la espalda con la que he chocado.

- Buenos días, primero de todo, perdona por haber chocado contigo esas cosas, ¿no? Digo yo que eso es lo que tendrías de decirme teniendo en cuenta que has sido tú la que has chocado con mi espalda y no yo.

Tu psicópata favorito (GUSTABO x LECTORA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora