Dead reckoning

28 9 0
                                    

¿Habrá vida después de la muerte?

¿Y si la reencarnación era real?

¿Podrían encontrarse en sus próximas vidas y ser felices sin interrupciones?

¿Cuándo debía morir para lograr que eso ocurriera?

Mientras más pronto muriera, lo vería cuanto antes ¿verdad?

—Chimon. —First interrumpió sus pensamientos.

—¿Sí?

—¿En qué tanto piensas? —Vaya pregunta tan innecesaria.

—¿En qué crees que pienso?

—Aleja las cosas negativas, sabes que no es bueno para ti.

—¿Te alejo a ti entonces? Has generado muchos pensamientos negativos en mí últimamente.

—Chimon, mírame. —Su mirada se encontraba perdida en algún punto de la habitación, se hallaba completamente ensimismado.

—First, no quiero hablar ahora, por favor vete.

—No me iré Chimon, habla conmigo y deja de pensar en lo que sea que pienses porque sé que no es bueno.

—¿Cómo diablos podrías saber en lo que pienso? Déjate de estupideces y vete ahora, ¿te estoy hablando en francés o qué diablos? ¡Quiero que te vayas, ¿eres tan estúpido como para no entender eso?! —Su tono de voz era mucho más grave del que solía utilizar al hablar con él y sonaba mucho más monótono. Contrario a su rostro ladeado y semblante sumamente serio, comenzó a llorar.

—Necesito que me mires, ¡despabila, hombre!

—¡Ya lárgate! —Lo miró a los ojos y entonces First respiró ondo antes de asentir y salir de su habitación en dirección a la cocina, llamó a Ohm lo más pronto que pudo.

—Ohm, código rojo.

—¿Qué rayos?

—Código rojo.

—¿Qué mierda es el código rojo? De hecho, ¿tenemos códigos?

—Necesito que traigas a Nanon ahora, ¡ahora te digo!

—¿Qué? Ese no era el plan.

—A la mierda el plan, siento que Chimon se va a matar en cualquier momento, ¡nunca lo había visto tan mal!

—Bueno, bueno, ya voy que estoy lejos, avisa con antelación que no puedo teletransportarme.

—Te quiero aquí en dos minutos y ya vamos en el minuto y medio.

—Mira cuánto miedo me das. —Hizo soniditos raros.

—Será mejor que lo tengas. —Colgó y verificó que Chimon no hubiera escuchado nada, lo vio seguir murmurando incoherencias sentado en el borde de su cama.

La próxima vez debía pensar mil veces antes de hacer un plan tan estúpido. Había olvidado lo sensible que era Chimon, cuando lo conoció estaba sumamente deprimido e intentó suicidarse en múltiples ocasiones, tuvo que ir a todos lados junto a él a todo momento para evitar que ocurriera una tragedia pues, cuando menos se daba cuenta, Chimon había comprado un tarro de pastillas para dormir que definitivamente no necesitaba, iba a revisar por qué tardaba tanto tiempo en el baño y lo hallaba cortándose los brazos e inclusive las piernas; pero por nada del mundo, ni aunque él se quedara sin brazos, Wachirawit podía cocinar. Dejar que se acercara a un cuchillo era como caminar por la orilla de un acantilado con los ojos cerrados. Solo había que esperar un momento y adiós.

—Si Ohm no viene pronto le voy a arrancar los h—se calló abruptamente al ver a Chimon frente a él.

—Quiero salir.

—¡¿Qué?!

—Necesito que me lleves a un lugar, por favor.

—Te llevo en la tarde, ¿sí?

—Quiero ir ahora, ¿podrías llevarme, por favor? —lo miró con sus ojitos acuosos.

—Te llevaré en la tarde, mientras tanto ve a la sala, te prepararé un postre ¿te parece?

—¡Quiero que me lleves, no quiero comer!

—Ya verás que te gustará, luego de comerlo te llevaré a donde quieras ¿te parece?

—Me iré yo solo si es necesario.

—No seas terco, Chimon. —Corrió hasta la puerta y la cerró con llave antes de que Wachirawit llegara a ella primero. Este bufó y se fue lo más rápido que pudo a la sala de estar, tomó con recelo el control de la televisión y centró toda su atención en la serie que estaba viendo en ese momento.

Pasó una hora y aún faltaba un poco para que lo que cocinaba estuviera listo, entonces el timbre sonó.

En ese momento Chimon fingía prestar atención al televisor mientras sus pensamientos eran completamente abarcados por Nanon, le parecía irreal lo que estaba ocurriendo. Sonaba estúpido pero su corazoncito le decía que el amor de su vida seguía junto a él, quizás no como quisiera que fuera pero quería conservar la esperanza de que todo fuera un sueño, una broma, daría todo porque fuera así.

Los recuerdos junto a él le hacían sentir más estúpido de lo que era, ¿cuántas veces le dijo que lo amaba? Le prometió que estaría junto a él sin importar las circunstancias y como el bruto que era simplemente desconfió que lo que pudiera pensar de él. Recordó cada momento en que lo hizo sentir como alguien sumamente valioso, realmente se amaban, por supuesto que sí. Podría afirmarlo sin pensarlo dos veces. Entonces, ¿habría seguido a su lado a pesar de su discapacidad?

Comenzó a dudar luego de tanto tiempo que era demasiado tarde y se maldijo por eso. Solo pensó en las malas consecuencias que el accidente le produjo y en cuánto podría afectar su relación pero, a fin de cuentas, ¿no prometieron amarse a pesar de cualquier adversidad? Se odió, por supuesto se odió por haber sido tan desconfiado y no haberse dado la oportunidad de seguir siendo querido y amar... amar hasta que sus almas se abrazaran y sintieran plenas al hallar a su complemento. Tenía tanto amor por entregarle que continuó maldiciéndose internamente, reprochándose el ser consciente cuando el amor de su vida ya no estaba para poder remediarlo.

Se encontraba tan sumido en sus pesares que no notó cuando alguien se acercó sigilosamente a él. Por ello, se asustó y casi sufre un infarto al sentir una mano cálida tocar su rostro con suavidad.

¡Era una lástima ser consciente hasta ahora! Aun así, cuán dichoso se sintió al serlo cuando giró su rostro y observó aquella tan conocida figura junto a él.

❛ perenne ❜ ⚘ namonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora