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POV LIZZIE

Desperté porque alguien me movió, al abrir mis ojos puede ver al prefecto de Slytherin.

—Buen día, Elizabeth.
—Buenos días. – conteste mientras me frotaba los ojos. - ¿Qué hora es?
—Son las 6:30 am. – me dijo. - ¿Pásate la noche aquí?
—Si, estaba pensando algo por la noche y me quede dormida. – note que tenia una cobija. - ¿Es tuya?
—No, cuando llegue ya tenias la cobija. – me contesto con una sonrisa. – aunque cuando sepas quien te ha dado su cobija deberías agradecer.
—Eso hare.
—Bueno. – Miro hacia las escaleras. – Sera mejor que vayas a arreglarte para que vayas a desayunar.
—Si, muchas gracias.

Me levante y empecé a doblar la cobija cuando un olor de manzana y menta salió de esta, un olor agradable para mi nariz, sonreí y pensé en el rubio aunque lo negué el no me daría su cobija, camine a mi habitación y vi la caja de música la tome y empezó a sonar, la melodía era hermosa, volví a dejarla en la mesita de noche y me metí a la ducha.

Terminando de alistarme Sali de mi habitación y afuera de esta estaba una canasta con manzanas y uvas verdes con una nota, levante la canasta y la puse sobre la silla de la habitación y tome la nota.

Deberías dejar de dormir cerca de la chimenea, que tu cabello sea de ese color no quiere decir que no lo quemara.

Espero que sea de tu agrado las manzanas y las uvas. Siempre veo que tomas manzanas o peras, pero obviamente las manzanas son mejores con las peras.

D.M

Sera mejor que no digas que fui amable contigo, lo fui porque me enseñara a tratar a las mujeres así que no te emociones.

Harry, Ron, Hermione y yo siempre habíamos sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas

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Harry, Ron, Hermione y yo siempre habíamos sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas. Durante el curso anterior en Hogwarts había intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de made­ra, y pasaría mucho tiempo antes de que pudiéramos olvidar al perro gigante de tres cabezas al que había puesto por nombre Fluffy. Estaba segura de que si, de niño, Ha­grid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, habría echo lo imposible por echarle un vistazo. Seguro que le parecía inhumano haber tenido encerrado al monstruo tanto tiempo y debía de pensar que el pobre tenía derecho a estirar un poco sus numerosas piernas. Po­día imaginarme perfectamente a Hagrid, con trece años, in­tentando ponerle un collar y una correa. Pero también esta­ba segura de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.

La verdad es que casi prefería no haber averiguado el fun­cionamiento del diario de Ryddle. Ron y Hermione nos pedían constantemente que les contásemos una y otra vez todo lo que habíamos visto, hasta que me cansaba de tanto hablar y de las largas conversaciones que seguían a nuestro relato y que no con­ducían a ninguna parte.

—A lo mejor Ryddle se equivocó de culpable. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...- decía Hermione.
—¿Cuántos monstruos crees que puede albergar este castillo? - preguntó Ron, aburrido.
—Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado. – dijo Harry apenado. – Y supongo que entonces los ataques cesa­ron. Si no hubiera sido así, a Ryddle no le habrían dado nin­gún premio.

𝓛𝓲𝔃𝔃𝓲𝓮 𝓦𝓮𝓪𝓼𝓵𝓮𝔂 𝔂 𝓵𝓪 𝓒á𝓶𝓪𝓻𝓪 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓪.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora