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Después del desastroso episodio de los duendecillos de Cor­nualles, el profesor Lockhart no había vuelto a llevar a clase seres vivos. Por el contrario, se dedicaba a leernos a los alum­nos pasajes de sus libros, y en ocasiones representaba alguno de los momentos más emocionantes de su biografía. Habi­tualmente nos sacaba a Harry y a mi para que lo ayudáramos en aquellas reconstrucciones. Harry y yo habíamos tenido que representar los papeles de un ingenuo pueblerino tran­silvano al que Lockhart había curado de una maldición que le hacía tartamudear, un yeti con resfriado y un vampiro que cuando Lockhart acabó con él, no pudo volver a comer otra cosa que lechuga.

En la siguiente clase de Defensa Contra las Artes Oscu­ras sacó de nuevo a Harry, esta vez para representar a un hombre lobo.

—Aúlla fuerte, Harry, y en aquel momento, créanme, yo salté tirándolo contra el suelo con una mano, y logré inmovilizarlo. Con la otra, le puse la varita en la garganta y, reuniendo las fuerzas que me quedaban, llevé a cabo el dificilísimo hechizo Homorphus. Él emitió un gemi­do lastimero y la piel desapareció..., los colmillos encogieron y... se convirtió en hombre. Sencillo y efectivo. Otro pueblo que me recordará siempre como el héroe que les libró de la terrorífica amena­za mensual de los hombres lobo.- seguía Lockhart representando junto con su obligado ayudante Harry Potter. 

«¿Esto es a lo que llaman teatro en el mundo muggle?»

Sonó el timbre y Lockhart se puso en pie.

—Deberán: Componer un poema sobre mi victoria con­tra el hombre lobo Wagga Wagga. ¡El autor del mejor poema será premiado con un ejemplar firmado de El encantador! - los alumnos empezamos a salir de clase. 

Harry volvió al fondo de la clase, donde lo esperábamos Ron, Hermione y yo.

—¿Listos? - preguntó Harry.
—Espera que se hayan ido todos. - Hermione estaba nerviosa. - Bueno, ahora..

Se acercó a la mesa de Lockhart con un trozo de papel en la mano. Harry, Ron y yo íbamos detrás de ella.

—Esto... ¿Profesor Lockhart? – tartamudeo mi amiga. – Yo querría... sacar este libro de la biblioteca. Sólo para una lectura preparatoria. – Le entrego el papel con la mano temblorosa. - Pero el problema es que está en la Sección Prohibida, así que necesito el permiso por escrito de un profesor. Estoy convencida de que este li­bro me ayudaría a comprender lo que explica usted en "Una vuelta con los espíritus malignos sobre los venenos de efecto retardado".
—¡Ah, Una vuelta con los espíritus malignos! – tomo el papel y le sonrio a mi amiga y a mi. - Creo que es mi favorito. ¿Te gustó?
—¡Sí! - dijo Hermione emocionada. - ¡Qué gran idea la suya de atrapar al último con el colador del té...!
—Bueno, estoy seguro que a nadie le parecerá mal que ayude un poco a la mejor estudiante del curso. - Sí, es bonita, ¿verdad? Normalmente la reservo para firmar libros.- Garabateó una floreteada firma sobre el papel y se lo devolvió a Hermione, interpretando incorrectamente la expresión de desgrado de Ron al ver la ostentosa pluma que le hombre cargaba con él.

Hice un gesto de desagrado que no pasó inadvertido por Ron.

—Así que, Harry y señorita Weasley, mañana se juega el primer partido de quidditch de la temporada, ¿verdad? Gryffindor contra Slytherin, ¿no? He oído que son jugadores fundamentales. – Me puse colorada. 

«Mañana era mi primer partido con los Gryffindor y peor Malfoy esta en el equipo contrario»

—Yo también fui bus­cador. Me pidieron que entrara en la selección nacional, pero preferí dedicar mi vida a la erradicación de las Fuerzas Oscuras. De todas maneras, si necesitaras unas cuantas cla­ses particulares de entrenamiento, no dudes en decírmelo, Harry. Siempre me satisface dejar algo de mi experiencia a juga­dores menos dotados...

𝓛𝓲𝔃𝔃𝓲𝓮 𝓦𝓮𝓪𝓼𝓵𝓮𝔂 𝔂 𝓵𝓪 𝓒á𝓶𝓪𝓻𝓪 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓪.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora