Durante unos segundos, no nos movimos. Luego dijo Ron:
—Vámonos de aquí.
—No deberíamos intentar... —comenzó a decir Harry, sin encontrar las palabras.
—Deberíamos hacerle caso —dije viendo a Ron. – es mejor que no nos encuentren aquí.
Pero era demasiado tarde. Un ruido, como un trueno distante, indicó que la fiesta acababa de terminar. De cada extremo del corredor en que se encontraban, llegaba el sonido de cientos de pies que subían las escaleras y la charla sonora y alegre de gente que había comido bien. Un momento después, los estudiantes irrumpían en el corredor por ambos lados.
La charla, el bullicio y el ruido se apagaron de repente cuando vieron la gata colgada. Harry, Ron, Hermione y yo estábamos solos, en medio del corredor, cuando se hizo el silencio entre la masa de estudiantes, que presionaban hacia delante para ver el truculento espectáculo. Luego, alguien gritó en medio del silencio:
—¡Temer, enemigos del heredero! ¡Los próximos serán los sangre sucia!
Era Draco Malfoy, que había avanzado hasta la primera fila. Tenía una expresión alegre en los ojos, y la cara, habitualmente pálida, se le enrojeció al sonreír ante el espectáculo de la gata que colgaba inmóvil.
«Maldita sea hasta en estos momentos haces que me olvide de los problemas»
—¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa?
Atraído sin duda por el grito de Malfoy, el conserje Argus Filch se abría paso a empujones. Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.
—¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? – chilló. Con los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Harry pero también en mi.- ¡Tú! ¡No! ¡Ustedes han matado a mi gata! ¡Tú y Weasley la han matado! ¡Y yo los mataré a ustedes! ¡Los...!
—¡Argus!pronunció vehementemente Dumbledore, seguido de otros profesores. En unos segundos, pasó por delante mío, de Harry, Ron y Hermione y sacó a la Señora Norris de la argolla.
—Ven conmigo, Argus... – Le dijo al conserje. - Ustedes también, Potter, mellizos Weasley y Granger.
El director de Hogwarts no tenía su habitual tono juguetón, si no una voz de completa seriedad, cosa que me ponía bastante nerviosa. Lockhart se adelanto asustado.
—Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.
—Gracias, Gilderoy.- respondió Dumbledore.La silenciosa multitud se apartó para dejarnos paso. Lockhart, nervioso y dándose importancia, siguió a Dumbledore a paso rápido; lo mismo hicieron la profesora McGonagall y el profesor Snape.
Cuando entramos en el oscuro despacho de Lockhart, hubo gran revuelo en las paredes. Algunas de las fotos de Lockhart se escondían de la vista, porque llevaban los rulos puestos. El Lockhart de carne y hueso encendió las velas de su mesa y se apartó. Dumbledore dejó a la Señora Norris sobre la pulida superficie y se puso a examinarla. Harry, Ron, Hermione y yo intercambiamos tensas miradas y, echando una ojeada a los profesores, nos sentamos fuera de la zona iluminada por las velas, sumidos en la oscuridad.
Dumbledore acercó la punta de su nariz larga y ganchuda a una distancia de apenas dos centímetros de la piel de la Señora Norris. Examinó el cuerpo de cerca con sus lentes de media luna, dándole golpecitos y reconociéndolo con sus largos dedos. La profesora McGonagall estaba casi tan inclinada como él, con los ojos entornados. Snape estaba muy cerca detrás de ellos, con una expresión peculiar, como si estuviera haciendo grandes esfuerzos para no sonreír. Y Lockhart rondaba alrededor del grupo, haciendo tontas sugerencias.
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𝓛𝓲𝔃𝔃𝓲𝓮 𝓦𝓮𝓪𝓼𝓵𝓮𝔂 𝔂 𝓵𝓪 𝓒á𝓶𝓪𝓻𝓪 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓪.
FanfictionLa melliza de Ron Weasley. Basada en el segundo libro y película de Harry Potter. Todos los personajes le pertenecen a J.K Rowling a mi solo me pertenece Elizabeth Weasley "Lizzie". Espero les guste.