Camina junto a mí

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Ésta es una historia completamente a la que ya conocemos o he escrito con anterioridad, espero que la disfruten.

Por cierto presten mucha atención a los tiempos que no los eztplico detalle a detalle.

Era un nuevo siclo escolar y yo sería la presidenta estudiantil. Mi participación en la academia estaba directamente relacionada junto con las decisiones que tomase durante los próximos años.

Soy la nieta del director y heredera de la familia, tenía obligaciones qué cumplir sin importar qué por el bien patrimonial de la familia, sé que aunque mi abuelo no lo dice se siente agradecido porque yo esté aquí. Después de que mi padre nos abandonó, mi abuelo se hizo cargo de mí, mi educación y todas las responsabilidades que mi padre debía cubrir.

Conocía completamente mi destino y lo que tenía que aprender para poder cumplir mi meta.

Todos dicen que los Aihara somos muy estrictos y apegados a las reglas mostrando actitudes imponentes y frías, a pesar de eso éramos muy respetados por la sociedad.

Hacía tan sólo un par de semanas atrás el abuelo me había dicho que había encontrado a un candidato perfecto para poder comprometer me con él y que empezaría a moverse con agilidad con la familia para poder unir a su casa y la mía obteniendo mayores riquezas y poder en el mercado comercial.

Como dije antes, no importaba qué, cumpliría con aquello que se me tenía que ser impuesto, le pregunté a mi abuelo por cómo era la persona con la cual planeaba comprometerme, sólo me dijo que tuviese paciencia con ello y que era un poco mayor que yo. Sólo esperaba que no fuese treiton arrogante y presumido.

Hoy en la academia tuvimos un par de problemas gracias a una alumna nueva que no estaba apegada a las normas estudiantiles, su cabello dorado resaltaba por los pasillos al igual con su actitud, sólo esperaba que con el paso del tiempo ella se apegara a la sociedad estudiantil de ésta academia o de otro modo sería sancionada innumerables de veces y eso sería cansado para todo el consejo.

Otra cosa que llamó mi atención fue que habían profesores nuevos, también había una profesora que resaltaba entre todo el personal docente, una con cabellera rubia. Al parecer las dueñas de las cabelleras rubias tenían algún parentesco o eso decía sus nombres.

Corría con la suerte que la chica problemática no estuviese en mi grupo de estudio, por otro lado la profesora iba a darme clases de literatura, la vería cuatro veces con un total de ocho horas a la semana.

Mientras los días y semanas pasaban las rubias parecían ser el resplandor de la escuela, aquella chica que en su principio fue problemático se alineó considerablemente a las normas, seguía siendo ruidosa y llamaba mucho la atención, pero fuera de ello mantenía un comportamiento a raya de las normas, tenía un buen desempeño académico y al parecer muchas alumnas querían ser su amiga.

La profesora por su parte era muy buena en lo que hacía, sus temas era claros, sus estrategias de estudio iban en constante cambio según ella para no acostumbrarnos a un solo método y obtener mayores y un amplio conocimiento para desarrollarnos a nosotras mismas en un ámbito laboral futuro.

Tenía una visión acertada en ello ya que conforme los resultados del periodo de exámenes todas las alumnas que tenían alguna clase con ella lograron subir sus notas en una manera notable debido a que ellas iban aplicando alguno de los métodos de estudio que enseñaba.

Mi abuelo quedaba aún más maravillado con aquella profesora, ya que con su ayuda nos posicionaba en una raking más elevado a lo que alguna vez hubiésemos alcanzado causando la sociedad estuviese interesado más en nosotros y en matricular a sus familiares en la academia.

El primer curso había pasado demasiado rápido para mi gusto, ya estaríamos iniciando el segundo en un par de días, las demás alumnas se estaban tomando un pequeño descanso, mientras que yo tenía que encargarme de papeleos, algunos ajustes en horarios y reuniones con los docentes.

Evaluar el desempeño de los docentes era sin duda alguna una tarea un poco larga, analizar propuestas y sugerencias también era cansado, estaba asumiendo el papel directivo de la academia por petición de mi abuelo con la finalidad de relacionarme con las actividades de director en la academia que algún día yo iba  a regir.

En estos últimos días no he podido alimentarme ni descasar como debería hacer lo una persona de mi edad, mi cuerpo ya estaba exigiendo  un descanso, con suerte era jueves y al día siguiente sólo tendría una última reunión con los docentes y ya podría retirarme para poder descansar.

Pero cuando inició, el cansancio se apoderó de mí en la junta directiva con los docentes, que se me hacía muy complicado prestar atención. Estaba segura que el profesor no sabía por dónde guiar su monologo, era el tipo de profesores que hablaban y hablaban durante clases sólo para explicar un tema o ejemplo sencillo, de aquellos que ya quisieras que se callasen porque su voz te empieza a producir ansiedad.



Y de pronto el retumbado de la mesa me hizo asustar, miré con enojo al profesor que lo había causado, era el mismo que su voz producía ansiedad, tenía el ceño fruncido en símbolo de enojo mientras me miraba. Él no me intimidaba así que le sostuve la mirada esperando a que cediera.

-Señorita Aihara, déjeme decirle con todo el respeto que si no piensa tomarse las cosas enserio en la academia no esté aquí haciéndonos perder el tiempo a todos, ya que me parece una falta de respeto que mientras yo esté hablando y dando propuestas para que la academia tome más fuerza en el mercado usted se esté durmiendo frente a todos.
Eso solo refleja que usted no está y posiblemente no esté capacitada como su padre para dirigir ésta organización.

¿Quién se cree ése viejo que es?, como se atreve a decir que no me encuentro capacitada, y peor aún compararme con mi padre, estaba a punto de responderle como se debía, pero alguien se me adelantó.

-Señor Tomoyo, déjeme decirle que el comentario que acaba de hacer se encuentra completamente fuera de lugar debido a que es usted quien le está faltando al respeto a la señorita Aihara.

-Señorita Yuzu, no justifique las acciones de Aihara, es bien sabido que el puesto de director es muy grande y aún más para una niña como ella.

-Señor Tomoyo, para usted y para cualquier compañero de trabajo soy la señorita Okogi, no se tome tantas confianzas conmigo sólo por ayudarlo con un problema.

Y en cuanto a la señorita Aihara Aihara, usted lo ha dicho es una niña que está ocupando un puesto muy grande debido a que es su deber como heredera, sin embargo ha demostrado ser muy capaz de dirigir adecuadamente éste sitio durante este tiempo aunque usted no esté de acuerdo con ello.

Si lo piensa mejor la señorita Aihara en su corta vida está logrando cosas que usted no ha logrado y ni podrá lograr debido a su visión retrógrada y poco viable, así que no la tache de incompetente ya que ella carga con demasiadas responsabilidades y ser empáticos con las situaciones de los demás demuestra nuestra calidad humana cosa que usted tal parece carece, así que si nos va a seguir dando un monologo aburrido sobre su torpe visión le recomiendo que tome asiento y deje que mis demás compañeros hablen.

-¡Señorita Yuzu no…!

-¡Silencio! (alcé la voz) no permitiré que alce la voz a mis empleados, y tampoco que le falte al respeto a sus compañeros, la señorita Okogi ha dejado en claro cómo se tienen que dirigir a ella y no toleraré ninguna falta de respeto por nadie presente.

Y es verdad soy una niña a lado de todos ustedes, pero más inteligente que usted señor Tomoyo, soy yo quien tiene el cargo directivo gracias a la confianza que ha depositado mi abuelo en mí, y siendo la directora no olvide que tengo el poder de despedirlo si algo como esto vuelve a ocurrir.

Y estoy segura que mi abuelo se alegrará por tomar decisiones que encaminan a la academia al éxito rotundo ya que si por mi fuese usted ya hubiese sido despedido debido a que no cumple con los estándares profesionales que buscamos en la academia, así que le recomiendo que siga el consejo de la señorita Okogi y siéntese.

Aquello realmente me enojó, y no podía parar de mirar con enojo al señor Tomoyo, él me miraba igual y parecía que no iba a ceder, me puse de pie imitando la pose del señor Tomoyo. Una pose que exigía respeto y sumisión, estaba dispuesta a despedirlo en ese mismo instante, si mi abuelo pedía explicaciones simplemente le diría que no cumple con los estándares esperados y su desempeño en el rendimiento estudiantil es muy nulo.

De mala gana fue cediendo poco a poco y cuando estuvo completamente sentado yo también lo hice dando seguimiento a la reunión, aquello me había puesto más activa que de costumbre, sabía que la mirada de los demás docentes estuvieron sobre nosotros, por lo que restaba de la reunión pude identificar quienes estaban a mi favor apoyando lo que decía y sugería, otros me debatían haciendo que alguno de los dos cediéramos y unos cuantos no apoyaban absolutamente nada como el señor Tomoyo, con suerte era una minoría.

Después de la reunión había una invitación para los docentes a que fuesen a un restaurante a comer lo que quisieran, todo lo que se consumiría iba a ser en cuenta de los Aihara como muestra de agradecimiento por el tiempo de trabajo extra que habían bridado.

Y como era de esperarse algunos aceptaron la invitación de pasar un rato agradable y unos cuantos no, tanto como Aihara y Okogi se negaron a ir debido a que una tendría una cita en un par de horas y la otra tenía papeleo por revisar.

Agradecieron a Mei por la comida que iban a consumir y se retiraron, quedando ella sola en ésa sala, recogió todo lo que le iba a servir y se dispuso a retirarse sin embargo su malestar regresó mientras bajaba las escaleras lo que provocó que cayera por ellas sufriendo un  desmayo.

Cuando despertó pudo divisar que estaba en la enfermería de la academia, se abrió la puerta dejando ver a su profesora de literatura.

-Me has dado un gran susto, creí que tendría que llamar  a la ambulancia.

-¿Usted me trajo aquí?

-Sí, todos se han ido y sólo quedamos nosotras dos.

-¿Por cuánto tiempo?

-Dos horas cuando mucho.

-Oh, lamento haberle quitado el tiempo.

-No tienes porqué disculparte, fue un accidente, aquello pasa todo el tiempo, así que no te preocupes por ello, pero dime ¿cómo te sientes?.

-Me duele la cabeza, pero estaré bien, gracias por haber cuidado de mí, ya te puedes ir si así lo deseas.

-Hey, tómalo con calma, caíste por las escaleras y te desmayaste, te acompañaré.

-Ya es tarde y tengo que retirarme, con permiso.

Cuando estaba por sentarme por completo en la cama el mareo regresó más intenso, lo que causó por inercia me inclinase adelante para caer al suelo, esto era malo y estaba segura que iba a doler, cerré los ojos esperando el impacto con el frío suelo, pero no pasó.

La señorita Okogi me había atrapado justo a tiempo, caí justo en su estómago mientras sus brazos estaban a mí alrededor impidiendo que terminara por caer de la cama.

Su perfume olía muy bien y su tacto era suave, “estás bien” me preguntó con un timbre de preocupación, sólo pude asentir débilmente sobre ella que aún no me soltaba.

Cuando me soltó pude apreciar mejor sus ojos, sabía que eran bonitos al ser verdes, pero más de cerca eran hermosos, nunca me había fijado en los detalles de su ser, pero sus ojos sin duda era su mejor arma, aunque ahora reflejasen preocupación.

-¿Por qué no descansas un poco más?, no te preocupes por la hora te acompañaré y luego llevaré a casa.

-Usted sabe que no tiene por qué preocuparse por mí, sólo necesito hacer una llamada para que el chofer de mi casa venga por mí.

-Sí, pero de ninguna manera dejaré que se marche así en estas condiciones, puede ser peligroso.

Ahora estábamos en su auto mientras ella seguía replicando sobre el porqué se iba a quedar a acompañarme y llevarme a casa, estuvimos hablando ligeramente en la enfermería sobre el tipo de lectura que prefería y mis libros favoritos y ahora teníamos una plática similar en cuanto a personajes preferidos.

Ella hacia que hablar fuese tan sencillo, aún más con libros y personajes sin embargo el camino a casa no era este.

-¿A dónde me llevas?, este no es camino hacia mi casa.

-Lo sé, perdóname por no decirte antes pero te hubieses negado y no iba a aceptar una negativa como respuesta, pero estamos yendo a mi departamento, quiero asegurarme que vas a comer algo saludable el día de hoy y después te llevaré a tu casa.

-¿Sabes que esto es visto en la sociedad como secuestro y que puedes ir presa si así yo lo deseo?

-Así es, y aun así estoy corriendo el riesgo.

A ésta mujer sin duda alguna le hace falta un tornillo, eso de secuestrar a una menor de edad para llevarla a su departamento no estaba bien para una persona normal, pero a mí me faltaba más por dejar que lo hiciera, tal vez sólo tengo que mostrarle gratitud por todo lo de hoy.

Aun me sentía débil, así que cuando llegamos al edificio me ayudó a bajar de su auto e ir al elevador. Quinto piso, pasillo izquierdo, puerta 512B no estaba segura de qué esperar.

Cuando abrió entró primero, encendió la luz principal y salió para ayudarme a entrar, me dejó sentada en el sofá y se fue hacia algún lado de su departamento, era limpio y ordenado, otro punto a su favor, pasaron unos pocos minutos y se inclinó para mirarme.

-¿No tienes fuerzas cierto?

-Creo que ya sabes la respuesta

-Haz de estar hirviendo en calentura, he puesto el agua en la tina. Te darás un baño para bajar tu temperatura mientras que yo me quedo aquí a cocinar algo para que puedas comer.

-…

-No te muevas.

Después de decir eso, acercó su rostro al mío, estoy segura que se me notó el sonrojo, pero a ella no le importó pegó su frente en la mía para poder comprobar mi temperatura, estaba loca por dejar que se acercara y me mandara a su antojo. Pude notar que cerró los ojos tal vez para sentir mayor concentración, sin embargo un grito nos asustó a ambas.

-¡Okogi Yuzuko, cómo se te ocurre dejarme plantada por una niña, explícame qué hacías con ella en éste instante!

-¡Au au au, mamá me vas a arrancar la oreja, suéltame!

-No hasta que me digas qué es lo que estabas haciendo exactamente y por qué me dejaste plantada.

-¡Au au mamá no malinterpretes las cosas, au ella es mi jefe Aihara Mei, se sentía mal y por eso la traje aquí, le estaba tomando la temperatura cuando entraste, por favor suéltame, me arracarás la oreja!

-Que yo sepa ninguna de mis hijas estudió medicina, así que di la verdad.

-Es la verdad, ya suéltame.

Cuando la soltó volteó a verme a mí con un verde intenso y fulminador supe que iba a morir ahí y que no debí aceptar la ayuda de la señorita Okogi, ahora yo iba a morir en manos de su madre y todo porque estaba malinterpretando las cosas.

-¿Sabes que mi hija es mayor que tú y al parecer por mucho?

-Sí (dije asustada).

-¿Sabes que en la situación que las encontré se malinterpreta?

-Sí (repetí)

-¿Sabes que me dejó plantada por ti A Su Propia Madre?

-Ahora lo sé. (Estaba muerta y no tenía fuerzas para levantarme y huir de esa furia, miré por el rabillo de mi ojo y vi como La señorita Okogi se sobaba en el piso la oreja que casi le arrancaban).

-¿Lo que ella dice es cierto? (habló más calmada, ésa señora seguro y era bipolar).

-Sí, es cierto, ya me retiro no quise causar molestias disculpe.

Ya iba a escapar, ofrecí una reverencia rápida e iba a salir corriendo, pero olvidé que me sentía débil, sólo ocasioné que tropezara con mis piernas y cayera al suelo.

O eso pensé ya que cuatro brazos me estaban sosteniendo para no hacerlo.

-Mamá ya vete la asustas y te dije que se sentía mal y que quería ayudarla.

-Lo siento, no creí que fuese enserio, tal vez exageré un poco.

-¿Un poco solamente?

Y mientras ellas discutían me ayudaban a sentarme nuevamente en el sofá, estaba tan avergonzada y me sentía una inválida en ese momento,  era una impotencia y vergüenza indescriptible.

-Discúlpame, no era mi intención asustarte de esa manera, yo soy una madre amorosa incapaz de dañar  a alguien, cállate Yuzu.

Al parecer sabía que su hija le iba replicar y la miré a ella para ver cómo giraba los ojos, cuando centré mi mirada nuevamente en la de la madre me miraba amorosamente.

¡¡¿Qué diablos le pasaba  a ésa mujer?!!

-Así que, dime cuál es tu nombre.

-Ya te dije su nombre mamá.

-Y yo que te callaras.

Otra vez giraba los ojos, puso una mano en mi pierna para alentarme a hablar.

-Soy Aihara Mei (eso ya lo sabe).

-Eres la nieta del director.

-Sí.

-La señorita Aihara está cumpliendo su labor como director a petición de su abuelo con la finalidad que se vaya familiarizando con los negocios familiares, y debido a ello ha descuidado su alimentación y sueño, su cuerpo ya no quiere cooperar, ha tenido un desmayo en las escaleras y un par de mareos como el de ahora.

Era cierto, pero no tenía por qué delatarme con su madre, ella da miedo, así que sólo fulminé a la señorita Yuzu para que no siguiera diciendo más, pero a ella no le importó ya que sólo se encogió de hombros y miró a su madre que en ese momento le prestaba atención.

-Ere increíble por llenar unas botas muy grandes Mei, pero no puedes descuidar la parte elemental del cuerpo: la alimentación y el descanso, si haces esto bien podrás hacer más que sólo llenar unas botas grandes.

Yuzu pon agua caliente para que pueda tomar un baño, ella tiene fiebre, le ayudas a llegar al baño y vuelves conmigo para cocinarle algo rico, descanse un poco y después la llevas a su casa.

-Eso es lo que iba a hacer si no hubieses entrado a arrancarme la oreja y a jugar como el policía malo con ella, por cierto ¿cómo fue que entraste?, estoy segura que cerré la puerta con llave y… (miró el pasador que cabello que tenía su madre en la mano) nada.

Después de eso, su mamá se dirigió a lo que creo que era la cosina.

-¿Puedes pararte y caminar?

-Eso creo.

El primer intento para pararme fue fallido, el segundo fue el bueno, íbamos lento pero avanzábamos, sentí que caería al piso nuevamente así que sólo me quedé parara apoyada de un costado de la pared, y del otro de la señorita Yuzu.

Estoy segura que comprendió que no podía avanzar en ése momento, ya que no dijo nada y sólo se limitó a esperar para avanzar  a mi ritmo.

Una vez que llegamos me indicó cual era cada cosa y la ropa deportiva que había dejado para que me cambiase, salió y cerró detrás de ella.

Cuando acabé de quitarme la ropa, me lavé y entré a la tina, fue como entrar al cielo, se sentía tan bien estar así de relajada, aunque estaba en una casa ajena, estar así no me provocaba incomodidad, y mi temor por su madre había desaparecido.

Cuando salí de la tina mi malestar físico había disminuido considerablemente, tenía mayor movilidad, me puse la ropa que me habían dejado, salí del baño y regresé por el pasillo donde había cruzado con anterioridad.

Seguí el sonido de las voces y llegué al comedor.

-Mei, llegas justo a tiempo, siéntate en un momento te sirvo la comida.

Habló la señora Okogi, y no desobedecí, fui con calma a la mesa la señorita Yuzu puso los cubiertos y platos, mientras que su madre pasaba detrás de ella sirviendo diferentes platillos, había desde carne, hasta sopa y ensalada.

No era posible que hubiesen hecho diferentes platillos en tan poco tiempo, no me tardé tanto en la ducha.

Ellas se sentaron junto a mí para poder acompañarme a comer, me hicieron comer de todo un poco, mientras hablaban de cómo la estaban pasando y sus experiencias, también me preguntaban cosas para que me incluyesen en la conversación, después de eso me sirvieron el postre y una taza de té.

Una vez que acabamos Yuzu me llevó a casa, ella y su madre habían insistido tanto porque dejara de llamarlas con mucha formalidad, cuando bajé de su auto me extendió mi portafolio, lo había olvidado por completo, y se despidió con un “nos vemos después jefa, cuídate”, esperó a que entrara a la mansión y se marchó.

Entonces me di cuenta que había tenido un curso de clases completo con ella y apenas ése día me había generado curiosidad sobre su forma de ser,  y la iba a conocer.



Cuando el segundo curso inició Yuzu también iba a darme clases, iba  a tratar de  conocerla, ella fue muy amable conmigo.

A medida que los días pasaban pude fijarme  que cada que Yuzu entraba al salón dirigía su mirada al sitio donde me sentaba y sonreía, yo sólo la miraba fijamente de la puerta a su escritorio y mientras tomaba la lista de asistencia.

Hablábamos unas cuantas veces acerca de libros, me prestaba sus libros para que leyese y le dijera qué tal me habían parecido, pero la verdad es que todos eran muy buenos, tenía muy buenos gustos literarios.

En ocasiones me citaba en la sala de maestros para darme un bento de comida que su madre mandaba con ella para mí. Creo que al final de todo acabé cayendo le bien a ésa mujer bipolar.

Tratar de conocer a Yuzu en la academia era un reto, siempre estaba rodeada de personas debido a que era muy popular y muy bonita. Su hermana menor tenía la misma atención de los demás.

Estoy segura que se había dado cuenta mi mis miradas, ya que ella suele mirarme de la mima forma cuando nadie a nuestro alrededor observa, sin embargo manteníamos las distancias y las apariencias.

Tenía una idea del significado de esas miradas, sin embargo era mejor no definirlas en voz alta ya que sólo podría ocasionar problemas y escándalos, algo que no necesitábamos en la academia.

Quería estar equivocada con mi suposición, era muy poco probable que esto fuese a ocurrir, ella era una mujer adulta con cientos de pretendientes por doquier, y que me mirase con tanta profundidad cuando lo hacía era producto de mi imaginación.

Siendo menor y su alumna que me mirase así era incorrecto, aún más que no me sintiese incomoda al estar reflejada en un mar verde.

Pero pasó. Lo recuerdo y lo recordaría por siempre.

Íbamos a necesitar diversos libros de la biblioteca, ella marcó una actividad para mantener al salón ocupado, y me pidió ayuda para poder traer lo que ella iba a necesitar.
El camino fue silencioso, pero se podía escuchar el soplido del viento por las ventanas que íbamos pasando, al entrar fuimos a una sección un tanto apartada, creo que ahí fue cuando mis nervios de adolescente amenazaban con salir, y no hacía más que preguntarme ¿Por qué?, Mientras ella miraba los estands sacando libros y pasándome los.

Cuando mis manos estuvieron suficientemente llenas, dejé todo en una mesa que estaba a unos cuantos metros para volver cerca de ella a hacer lo mismo. Seguía avanzando poco a poco, mirando de arriba hacia abajo, leyendo con gran habilidad los títulos en las pastas, y mientras iba avanzando yo lo hacía.

Cuando quiso regresar, lo hizo tan repentinamente que no me dio tiempo de retroceder a tiempo, quedamos justo frente a frente con tu aliento chocando el puente de mi nariz, tus tacones te hacían más alta, y tus ojos tan abiertos por la sorpresa sin la capacidad de articular alguna palabra o acción que nos alejara aunque sea mínimamente.

Yo había caído en el mismo hechizo que ella, incluso estuve bajo uno peor que el de ella ya  que mi mirada viajaba en dirección de todas las facciones que resaltaban en ella y las que más me gustaban, recorrí un camino tan bello de iba desde las cejas, pestañas, ojos, nariz, mejillas y por último, aquello que me incitó tanto a pecar. Sus labios.

Podía sentir mi cuerpo hecho nervios y moviéndose a voluntad para poder alcanzar sus labios. Fue un torpe movimiento de mi parte por falta de experiencia pero con una recompensa dulce y suave. A eso sabía pecar. Cuando me separé debido  a la falta de correspondencia abrí los ojos, no supe cuando fue que los cerré, pero cuando miré sus ojos estaban dilatados y su respiración era fuerte.

Antes que pudiese hacer cualquier otro movimiento para alejarme, me miró directo a los labios, acortó aún más la distancia con un pequeño paso y chocó sus labios con los míos de una forma suave. Por inercia volví a cerrar los ojos mientras mis labios seguían los lentos movimientos para poder encajarlos a la perfección.

Mis brazos fueron directo a su cuello cuando mis caderas fueron tomadas para disminuir aún más el espacio en nuestros cuerpos, al parecer también lo quería.

Era la primera vez que besaba a alguien, y que alguien me besara. Se sentía más que bien, mi estómago podía experimentar lo que mis labios y me gustó mucho aquella sensación que quería seguir experimentando, pero la realidad me golpeó muy fuerte causando que me separara de manera brusca y abriéndote los ojos con preocupación reflejada.

-Estamos en la academia- dije sonrojada.

Al parecer la realidad aún no estaba completamente en ti hasta que analizaste mejor mis palabras y tu preocupación creció aún más retrocediendo dos pasos mientras tus ojos expectantes en los míos en busca de respuestas, de las cuales no había.

-Ahora mi madre si nos mata.

Nos acabamos de besar con mucha intensidad y ella pensaba en su madre, no pude evitar reír un poco por la veracidad de sus palabras y recordar nuestro primer encuentro su madre en serio daba miedo cuando quería.

Ella comprendió porqué reí y también lo hizo de forma ligera.

-Escucha hablaremos de esto en el lugar y hora adecuado, tenemos que volver.

Sabía a lo que se refería, así que me limité a asentir y alejarme para tomar algunos libros de los que ya había seleccionado antes, ella hizo lo mismo y salimos en completo silencio.

Mientras íbamos por los pasillos ella me seguía unos pasos atrás con un silencio un tanto incómodo. Sentía mis mejillas aún rojas por la vergüenza y nervios, trataba de calmarme para que nadie fuese  a sospechar algo, y así me la pasé el resto de la clase evitando su mirada.

Iba a tener que buscar una excusa para decirle cuando hablásemos, y me ponía más nerviosa hablar de ello y saber que todo iba a terminar ahí, yo no lo quería.

Y mientras pasaba los días evitamos el tema como si no hubiese un tema pendiente el cual hablar, pero podía sentir su intensa mirada cuando pasaba por los pasillos y ella estaba presente, yo solía hacer lo mismo cuando no se fijaba.

Llegó un momento el cual no sabía exactamente como se desarrolló, pero de nuevo nos besábamos, era una sensación bastante cálida y para ella parecía que también ya que desde sus labios podía sentir cuanto gozaba esto al igual que yo. Era un tipo de conexión que jamás había experimentado, pero que quería experimentar aun si peco y fuese era ilegal.

Y esa no fue la única vez que nos besamos, seguimos con aquel ritual por un par de meses más en lugares donde sólo éramos ella y yo, aprovechábamos el tiempo para conocernos y besarnos, su forma de mirarme me calentaba el corazón.

Había visitado su casa otro par de veces para asistir a citas con ella, eran muy romántica, pero hubo una en la que nos amamos como lo hacen los verdaderos amantes, y fue cuando intimamos por primera vez. Tu intersexualidad me sorprendió bastante, pero tu capacidad para hacerme sentir bien con azotes pélvicos lo eclipsaron.

Sabíamos que no podíamos tener descuidos, pero pertenecernos una a la otra de manera carnal y sentimental era lo más increíble que alguna vez pude experimentar.

También recuerdo cuan salvaje y ruda había sido en la dirección un día que la cité para hablar sobre las faltas que una alumna estaba teniendo en sus clases. Al parecer su fantasía por hacerlo sobre el escritorio y toda la habitación de esa forma fue cumplida.

No negaré al diciendo que no lo disfruté.

La jornada estudiantil había acabado  e íbamos a hablar sobre el desempeño de la chica, a lo cual sólo comentó que ya lo había hablado con ella y que se debía a situaciones personales, propuso soluciones para ayudarla y a mí me pareció bien que tomase la iniciativa y se preocupara por sus alumnas.

Cuando acabamos de hablar de la chica que no fueron más de 15 minutos ofreció una reverencia y fue a la puerta para fingir salir, ella sólo la aseguró bien la puerta y regresó a mí con una mirada completamente lujuriosa. Al instante supe sus intenciones.

Le dije que no era lugar ni momento para hacerlo, pero ella me conoce tan bien que sabía cómo doblegar mis palabras y acciones sin mucha dificultad. Comenzó a besarme de una manera suave que fue evolucionando con una intensidad eléctrica.

Y para cuando nos separamos, mi chaleco y camisa ya se encontraban  desabotonados, me ayudó a pararme y me pegó a su cuerpo mientras sus hechizantes labios me atacaban con una intensidad, podía sentir sus tibios dedos acariciando mi torso a medio desnudar, al igual que sus respiraciones profundas y un miembro viril ligeramente erecto entre su falda ajustada y mi vientre.

Mi cuerpo reaccionaba a los besos húmedos que iba dejando por mi piel desnuda, mientras que sus dedos emprendían un camino vertical por mi vertebra hasta llegar con aquello que le impedía paso, desabrochó mi sostén y se separó ligeramente te mí para observarme, yo estaba más que dispuesta a continuar y no fue necesario decirlo con palabras ya que se terminó de quitar la camisa y falda que yo le había desabotonado en algún momento.

Y cuando acabó, hizo lo mismo conmigo, dejando caer todas nuestras prendas al suelo para pegarme a ella y continuar con nuestros besos. Me hizo retroceder un poco y me ayudó a sentarme en la orilla del escritorio, me abrió las piernas y se pegó a mi causando que nuestros sexos hicieran un poco de fricción y peñas olas de placer nos inundaran saliendo por nuestras bocas en forma de gemidos.

Mi humedad la empapaba cuando se movía con ligereza, mi cuello caía hacia atrás mientras ella se ocupaba de mi cuello y bajaba hasta mis pechos para atender a mis pezones erectos, sus dedos creaban canales por la longitud de mis piernas y llegaba hasta mi punto donde había un manantial sólo para ella y estimularme ligeramente con sus hábiles dedos.

Mis manos sobre el escritorio no sabían de donde sostenerse, lo que hacía era tan bueno que me olvidaba de quien era, quienes éramos y donde estábamos.

Era completamente suya y que jugase con mi cuerpo a su antojo no me molestaba en lo absoluto. Podía sentir lo duro que se encontraba su miembro pero disfrutaba lo que hacía que se volvía una completa agonía para mí.

-Ya hazlo- le rogué.

No fue necesario explicarle o que respondiera verbalmente, sólo se posicionó y en una estocada de caderas entró mí causando que gimiera fuerte y mis brazos la tomasen del cuello pegandola más a mi cuerpo, no se movió por un momento corto en el que pude escuchar sus leves gemidos.

Ella siempre gemía en un bajo volumen cerca de mis oídos, me encantaba que lo hiciera de esa manera ya que sólo yo podía escucharla y sentirla así.

Hice un pequeño movimiento de caderas para que ella siguiera, y lo hizo, salía lento y entraba fuerte en mí que con cada vaivén de sus caderas me hacía tocar el placer y gemir fuerte y para ella.

Me tomó de una pierna, la levantó ligeramente y se inclinó más sobre mí haciendo que yo me inclinase hacia atrás y nos ayudase a sostener con una mano en el escritorio como ella.

El placer me inundaba, sus besos me inundaban, sus vaivén también lo hacía, tenía cerrado los ojos  y abierta la boca para que mi voz fuese a la par de sus penetraciones, seguimos así unos pocos minutos más y mis paredes internas fueron apretando indicando que ya me iba a correr, pero no lo hice porque se había salido de mí y mi decepción e indignación llegaron cuando ella se salió.

-¿Pero qué…
-Shh… date la vuelta.

No le cuestioné, me ayudó a bajar y me di la vuelta como pidió pero apenas lo hice de inmediato me desestabilizo pateando me el pie a un costado y empujándome sobre el escritorio, con suerte metí las manos para no golpearme contra ello.

-¿Estás bien?
-Sí.

Eso fue lo único que dije para que siguiera con lo que quería, bajó hasta mi parte intima, besó y lamió causando que mi cuerpo tuviese espasmos y siguiese gimiendo, también usaba la lengua para penetrarme con ella.

Y después de usarla me volvió a embestir como al principio, sólo que ahora usaba sus manos para sostener mis caderas y hacer que el impacto sea mayor. Seguir de esa forma era una completa locura y terminó estallando en mí interior logrando de ambas tocásemos otro tipo de orgasmo.

Éste era el más fuerte que me había provocado y mi cuerpo no iba a no gritarlo con pequeños temblores, podía sentirla a ella levemente cambiar un poco la posición inclinándose más sobre mí y apoyándose sobre la mesa.

Podía sentir su semen caliente saliendo de ella e inundándome el interior con su esencia. Fue increíble.

Una vez que nos recuperamos, nos recostamos en el piso tapizado para abrazarnos y besarnos. Sólo fue un descanso para las demás cosas que hicimos, estaba segura que no me iba a arrepentir de ello.

El tiempo volaba demasiado rápido, faltaba un año para que acabase la preparatoria, lo que quería decir que sólo me quedaba un año junto a ella antes que me fuese.

Cuando mi abuelo me volvió a hablar de mi prometido dijo que ya era hora que supiera quien era, eso significaba que tendría que dejar a Yuzu más pronto de lo que creía, no quería hacerlo. Cuando el momento de conocerlo en la oficina llegó, se me hizo muy raro, no se supone que tenga que conocer a mi prometido en la academia y justo en medio de las clases, me preocupaba debido a que Yuzu podía enterarse antes de que pudiese decirle.

Cuando abrí mi abuelo ya estaba ahí, y Yuzu también se encontraba ahí, tal parece que estaba hablando sobre algún tema con mi abuelo mientras mi prometido llegaba. Sólo deseaba que mi abuelo no hubiese mencionado nada y que ella se fuese antes de que llegase.

-oh, Mei, que bueno que llegas

Habló mientras los dos se paraban. Yuzu se quedaba  parada en su lugar mientras que mi abuelo avanzaba hacia mí, ella tenía una ligera sonrisa en los labios, pero sus ojos reflejaban preocupación, aquello no me gustó ya que activó una alarma en mi interior, pero mi abuelo la interrumpió cuando logró que desconectásemos miradas.

-Hay algo de lo que tenemos qué hablar los tres,

Eso era una mala señal, ¿se habrá enterando de mi relación con Yuzu?, y lo de conocer a mi prometido fue una trampa para que no sospechase nada, si es así ¿qué tendría qué decir para protegernos a ambas?, a de ser por ello que Yuzu sus ojos reflejan preocupación.

Y de ser así mi abuelo ya la habrá interrogado, me tocaba a mí  en su presencia para desmentir lo que ha dicho y posiblemente enviarla a la cárcel.

Estamos perdidas.

-¿Sabes por qué estás aquí no es así Mei?

-En teoría, pero no me explico qué es lo que hace la señorita Okogi aquí.

-Sabes porque está aquí, eres inteligente, une las piezas del rompecabezas y cuando lo tengas dilo en voz alta.

Ay no, ¿qué se supone que deba de decir?

-¿Para que la felicitemos por su desempeño laboral?

-No, de eso ya lo he hablado con ella antes que llegases y sobre otros asuntos que me debía una explicación.

-Entonces que será, no entiendo por qué ella pueda estar aquí si no es para ello.

-Conozco de la relación que han estado ocultando.

Oh por Dios, si la miraba mi abuelo iba  a confirmar lo que acaba de decir, no iba a echarla de cabeza, no después de todo lo que hemos vivido juntas.

-No sé de donde ha sacado eso, pero tan solo mencionarlo es absurdo aún más sabiendo que yo soy la alumna modelo de esta academia, la presidenta, directora temporal y heredera de todos los principios Aihara.

-Te estas equivocando  Mei.

-¿En qué me equivoco exactamente? 

-Permítame explicarlo con mayor claridad señor Aihara.

-De cuerdo hazlo.

-Mei, tu abuelo sabe en parte de nuestra relación, y lo hace porque fui yo quien se lo dijo, y antes de que lo niegues o digas algo, déjame decirte que lo hice porque mi familia me ha alentado a ello y después de haberlo dialogado y analizado bien por mucho tiempo estoy segura que no me arrepentiré de esta decisión si es que tú también la aceptas. Le he pedido a tu abuelo que me permita ser tu prometida como debió haber sido desde el principio.

-¿Qué?

-Cuando recién íbamos a empezar el curso, tu abuelo recurrió a mi familia con la finalidad de obtener un contrato prenupcial entre los herederos familiares, me negué porque apenas eras una niña que necesitaba crecer y comprender la veracidad de un compromiso, sin embargo arreglamos que te conocería de manera diferente a la que nuestras familias esperaban, yo me volví educadora aquí y mi hermana pequeña me acompañó, se suponía que debía acercarme a ti y hacerte ver que una jovencita como tú tiene mucho qué experimentar como adolescente, y bueno ya sabes cómo se dieron las cosas entre nosotras.

Hasta hace unas semanas atrás el tema con mi familia surgió, y estoy dispuesta a comprometerme contigo en un futuro, si es que tú también lo deseas, no estás obligada a nada,  y de eso se trata que yo esté aquí, que reconozcas a la persona que te quiere pretender de manera conyugal, como te dije no estás obligada a nada puedes decir que no lo quieres si es así, no pasará nada.

-Mei, la señorita Okogi es alguien que se ha preocupado mucho por ti sin que te hubiese conocido, y ahora también lo hace, he comprendido todo aquello que ella ha querido evitar para ti debido a lo que se pueda llegar  a convertir mis intereses, pero también tiene mucha razón al decir que necesitas experimentar cosas de chicas de tu edad y que todo esto se llevará a cabo si tú así lo deseas, ni ella ni yo te presionaremos con tu decisión.

-Tu abuelo y yo sabemos que puede ser demasiado pronto y que necesitas tiempo para poder analizar las cosas tal y como lo he hecho yo, lo que ambos queremos es que no te sientas presionada por ello.

-Es verdad Mei, y no me preocupa o descontenta para nada que fuesen a tener una relación seria pero discreta, ya que son alumna y estudiante fuera de ello no tengo ningún inconveniente.

¿Pero qué acaba de pasar?, sólo podía mirarlos a ambos incrédula, esto me lo tiene que explicar mejor Yuzu.

-Yo… lo pensaré.

-De acuerdo/Está bien.

-Creo que quieres hablarlo mejor con ella, me retiro y no se tarden mucho para volver a sus labores.

-Sí abuelo/Director.

Y una vez que mi abuelo nos dejó solas pude ver que ella se encontraba un poco avergonzada por lo que había pasado, parecía saber que la iba a retar así que se adelantó a explicarse mejor.

-Comprendo si estás enojada conmigo por haber tomado decisiones sin antes consultarte o comunicarte, pero es que no podía dejar que tu abuelo te comprometiese con alguien que no fuese a ser yo, como dije yo al principio te rechacé porque no quería comprometerme con una persona sólo por dinero, sentí tanto enojo y celos porque fueses a pertenecerle a otra persona, no medí palabras y acciones así que le hablé a tu abuelo por una segunda oportunidad contigo, él sabe que soy la mejor opción para ti, pero no me la quería dar porque el ya sospechaba de nuestra relación, quería escuchar de mí y que le confirmase lo que quería escuchar.

No quería hacerlo, pero me dio un voto de confianza para que le hablase un poco de nosotras, desde cómo me empezaste a gustar y las miradas que nos dábamos, de la vez que estuviste mal y te llevé a casa, desde la primera vez que te bese y cómo manteníamos las apariencias ante los demás, de las veces que me quedaba hasta tarde en la sala de maestros fingiendo hacer cosas mientras te esperaba para poder llevarte a tu casa.

Creo que el lo comprendió, pero ahora no se trata de él sino de ti y de mí, ahora sé que estoy enamorada de ti y realmente me gustaría hacer las cosas bien, quiero ir a citas contigo y expresarme sin tener miedo a que descubran lo nuestro y pueda ser un problema para ambas, de esta forma tendríamos un poco más de libertades ya que tu abuelo sabe y si dices que sí te esperaré todo lo que quieras y necesites para hacerlo más formal, tal vez lo veas como un paso muy apresurado de mi parte pero es que ya no puedo imaginarme una vida sin ti.

-Está bien, comprendo ambas venimos de grandes familias y esto era algo que era de esperarse de mi parte ya que temía al decirte la verdad, pero creo que de esta forma puedo permanecer más tiempo contigo o al menos hasta que tome una decisión, no es así?

-Sí, así es.

-Sigamos como hasta ahora, y mi respuesta la tendrás cuando esté segura.

-Lo que tú digas cariño.

-Lo hablaremos mejor saliendo de la academia, ahora hay que volver a las labores, o de otra forma mi abuelo cambiará de opinión contigo.

Aquello fue suficiente para que su rostro reflejara una expresión graciosa y corriera a la puerta para irse, había sido gracioso y no pude evitar reír un poco una vez que ella se fue.

Ella me había quitado dos miedos en tan solo un momento, tal vez comprometerme con ella iba a ser de las mejores cosas de las que podría gozar, y lo haría sólo que no se lo diría pronto, ella debió haberme dicho que me rechazó desde un principio, pero ahora tampoco podría imaginarme una vida sin ella, era todo lo que quería y deseaba, además ella dijo que me amaba, era la primera vez que lo decía y me encantó, tal vez lo quiera escuchar de sus labios por el resto de mi vida.

Y desde ese momento el rumbo de nuestra relación había cambiado, ahora ella podía visitarme a la casa de mi abuelo y él no tenía problemas con aquello, aunque aún manteníamos mucha discreción con las demás personas que él lo supiera era un alivio.
Obviamente su familia estaba enterada y a ello no les importaba que estuviese con Yuzu. Algunas veces visitamos su familia por petición de ellos. Aunque no le había dado una respuesta clara durante varios meses todos sabían cuál iba a ser mi respuesta a una posible propuesta de matrimonio.

Ahora faltaban tres meses para poder culminar con la preparatoria y dar otro paso importante para mi vida, Yuzu seguía conmigo en una relación de noviazgo consensuado por nuestras familias, como todas las parejas han habido discusiones, desacuerdos, enojos y pequeños mal entendidos que hemos sabido arreglar.

Y el sexo… bueno, había mucho y era igual de bueno que la primera vez, incluso había ocasiones que era mejor. No había de qué preocuparnos ya que solíamos utilizar pastillas que ella consiguió para mí,  no me preocupaba aquello ya que éramos muy cuidadosas y yo era quien llevaba el control.

Hace tan solo un par de semanas “una amiga” suya llegó de visita y realmente era molesta.

Desde que llegó la atención de Yuzu se puso en ella una vez que bajó un pie del avión del que bajó, ahora nuestro tiempo juntas estaba siendo truncado por una desconocida que se empeñaba a ser empalagosa con mi novia.

Salían mucho y hablaban la mayoría del tiempo que Yuzu y yo teníamos libres para nosotras.

Y no no estaba siendo demasiado posesiva con ella, pero encontrarlas cada vez en una posición comprometedora me sacaba de mis casillas, lo que ocasionaba discusiones con Yuzu porque según ella no confiaba en ella y que de esa forma era con la cual se relacionaba con su amiga, lo cual no iba a cambiar por mí.

Pues mientras “su amiga” estuviese yo iba a distraerme con más cosas del consejo para no soportar las escenitas que ellas hacían, y de esa forma llevábamos otras dos semanas, ahora faltaba un mes y medio para la graduación y “su amiga” no se iba aún.

El trabajo en el consejo estudiantil tenía más trabajo con papeleo y dirección también lo tenía, yo tenía mucho papeleo y dolor de cabeza por ello y por esa mujer con su tonta amiga rubia de la cual estaba más que enamorada.

Yuzu no me estaba acompañando a casa, y sus visitas en fines de semana habían parado, en la academia tampoco hablábamos si no era únicamente por control, y registros solamente, tal parece que ella también se encontraba enojada conmigo por alguna razón, y parecía que ni ella ni yo daríamos el paso para hacer las paces entre ambas.

Era un jueves, y el trabajo estaba a tope, las demás del consejo junto conmigo realizábamos el esquema de los preparativos para la ceremonia de graduación, tendríamos que quedarnos después de las clases y posiblemente hasta tarde.

Yuzu dijo que regresaría a recogerme para llevarme a casa ya que su madre le había pedido hablar ese día, le dije que no era necesario que pasara por mí si estaba ocupada, pero había insistido tanto en ello que no me quedó otra opción ya que no quería discutir más con ella y distanciarnos aun más.

Pero ya eran las 18:30 y ella no aparecía, ya había tenido una hora de retraso y no iba  a esperarla más en la academia.

Cuando salí, fui directamente hacia mi casa y me cambié para volver a la calle, no tenía ganas de estar ahí en caso que viniera a buscarme para excusarse. Me sentía triste por ello, porque ha faltado su palabra y en parte ha descuidado nuestra relación.

Tal vez mañana no hable con ella.  Y no la reciba en fin de semana si es que se dignaba a aparecer por ahí, simplemente me sentía triste y decepcionada.

Mientras caminaba por  las calles me acercaba a la zona céntrica, las personas iban aumentando por la calle caminando en las aceras, algunas chocaban conmigo, y eso no me gustaba, habían pasado más 40 minutos desde que salí a caminar y aunque no me sentía del todo lista para volver tenía que hacerlo ya que estaba oscuro y se me haría más tarde.

Decidí  rodear la cuadra para volver, no me molestaba caminar otro poco y tardarme otro poco.

A mitad de la cuadra había un restaurante, no era muy popular, tampoco muy ostentoso, tenía ventanales amplios, en realidad el restaurante era lo que menos me importaba en ese momento, si no la cabellera rubia que resaltaba entre todos los comensales.

Por un momento creí que mis ojos me engañaban, así que me acerqué un poco más al ventanal ignorando a la pareja que estaba justo en ese lugar, para poder mirar por detrás de ellos y otras personas.

Era Yuzu, sabía que era ella, pero no podía verla bien, mucho menos a su acompañante, así que decidí entrar y ocultarme ligeramente en el área de recepción, desde ahí si podía verla bien.

Cuando entré, me quedé parada en un sitio donde la podía ver mejor, a ella y a su “amiga” platicando tan animadamente.

No era ingenua, era obvio que estaban en una cita, y que “su mamá” le pidiera quedar era otra excusa para que se encontrasen, y peor aún ella era el motivo por el cual olvidó recogerme en la academia, y por el cual nuestra relación había decaído tan radicalmente.

Si antes me sentía mal, ahora me sentía peor. Ella era una imbécil y yo también lo era por enamorarme tan tontamente.

Cuando mis lágrimas cayeron por mis mejillas mi mirada cayó donde mojaba, eran grandes y mojaban un poco el piso, posiblemente alguien las pisaría sin importarle que fuesen mías. No iba a quedarme a seguir viendo el espectáculo que estaban dando, así que me di la vuelta y cuando salí me limpié las lágrimas. Ahora sí que quería llegar a casa lo más rápido que pudiese.

Mientras me apuraba a caminar chocaba con algunas personas y su voz gritó en mi cabeza llamando  mi nombre. Tenía que escapar de su voz, de su sonrisa, sus labios y piel, o iba a lastimarme aún más.

Sentí una mano jalarme con un poco de fuerza, sólo así pude mirar atrás y ver que la voz que escuché en mi cabeza fue real y nítida.

-Mei, por favor, se cómo se ve esto pero no es cómo crees y lamento tanto haber olvidado ir por ti, dame una oportunidad de explicarte.

Y como era de esperarse su súplica salió demasiado rápido, pero no quería escuchar sus excusas baratas y mucho menos quería verla, así que antes de que acabase de hablar ya me había soltado de su agarre y seguir con mi camino.

-Mei por favor, no es lo que piensas.

-Déjame explicarte las cosas.

-Ella y yo no estamos en una cita.

-Por favor haz me caso.

-Déjame llevarte a casa y te explico las cosas.

-Mei, por favor.

No lo iba a hacer, no la iba a escuchar, no me iba a detener para hablar con ella, no iba a ir a casa con ella, no la quería ver y tampoco quería perdonarla, pero cuando pasamos por un pequeño callejón me arrastró hasta estar unos metros dentro de él.

-Sueltame, déjame ir!.

-No hasta que me dejes explicarte.

-No hay nada que explicar, déjame.

-No lo haré


Estuvimos forcejeando un poco, y me rendí sabía que no iba a dejarme ir, así que estando acorralada de la pared dejé de forcejear y miré al costado donde se encontraba la salida, no la iba a mirar.

-Mei… -habló más calmada.

-Mei mírame, déjame decirte lo que ha pasado en verdad.

No lo iba a hacer, no la iba a mirar, pero puso su mano en mi mejilla acariciándome y haciendo que mi cuerpo cediese y mi rostro girara,  pero cerré los ojos para no hacerlo y ella suspiró en resignación.

-Por favor… confía en mí y mírame.

Cuando sentí que soltó mi rostro bajé la mirada sin querer mirarla y abrí los ojos viendo sus zapatos.

-Está bien si ahora no deseas verme, estás enojada lo comprendo, pero quiero que me escuches. Entre Harumin y o no pasa nada, ella es sólo mi mejor amiga. Después que fui con mi madre a hablar sobre unos arreglos, Harumin llegó a nuestra casa para visitarla, y me arrastraron a venir a comer con ellas a aquel restaurante, cuando mi madre se fue aún quedaba tiempo para pasar por ti, así que me quedé con ella un rato más, pero la noción del tiempo me ganó y sólo pude notarlo cuando  me miraste desde la recepción, entonces le pregunté a Harumin la hora y me confirmó que te había olvidado y que tenía que correr a ti para explicarte y pedirte perdón.

..

-Mei, por favor tienes que confiar en mí y creerme.
No quería mirarla, no quería oírla, tampoco quería responderle.

- Por favor Mei, di algo.

...

Me abrazó fuerte por encima de los hombros,  hundiendo su rostro en un costado de mi cuello, mientras yo volvía a mirar hacia la salida.

-Mi abuelo me espera, tengo que irme.

Intenté sacarme de su agarre, pero no pude.

-No te preocupes, yo te llevaré.

-No lo harás, así que déjame ir.

-No lo haré, no hasta que digas que me crees.

...

- Por favor Mei.

-Tienes que confiar en mi… yo… ya te he explicado la verdad.

-Tengo que irme.

-Te llevaré.

-No te necesito.

La empujé con fuerza, se alejó un poco pero volvió a acorralarme con fuerza, y nuevamente forcejeamos, yo estaba decidida a irme, y ella a no soltarme.

Estaba siendo ruda y me lastimaba, mientras que mis ojos derramaban lágrimas rebeldes poco a poco soltaba su agarre, y volvía a abrazarme.

-Perdóname, no quise tratarte así, yo… sé que sólo estoy causando más molestias.

-Déjame ir.

-No quiero que regreses sola, por favor déjame acompañarte.

Negué.

-Por favor- suplicó.

Volví a negar.

Se resignó para soltarme lentamente, cuando me miró a los ojos me di cuenta que también estaba llorando, tenía los ojos rojos con lágrimas cayendo de ellos, creo que tenía una mirada similar a la de ella, y la odiaba porque su mirada me hacía débil y ceder para hacer la sentir bien.

Entonces la besé lentamente con los ojos cerrados, con el corazón roto y latiendo me al mil. Sus labios se amoldaban a los míos y cedían a mi ritmo, uno que estaba disfrutando e iba a disfrutar.

Pegarme más a ella conforme el beso se incrementaba era de las formas que más me gustaba besarla, porque nos volvíamos una.

Y la intensidad de nuestros cuerpos en ése momento era tan grande, ya que de manera automática me cuerpo cedía a su empotre contra la pared del callejón.

Sé que eres preciosa vestida de nada, pero no podíamos del todo, tu camino de besos por mi cuello definía parte de nuestra historia y tus dedos seguían brecha por mis piernas como una cámara filmaba para un sólo único espectador.

Arrancarme la ropa interior sólo causó aumentar mi intensidad, sentirte entrar en mí  se volvía delirio, apretar los dientes era símbolo de las compuertas abiertas dejándote paso y aguantar un dolor momentáneo, me causaba una ansiedad que sólo podía desaparecer mientras lográbamos hacer fricción de arriba a abajo, mientras que de mis labios un tanto desatendidos reflejaban el placer que estaba gozando.

Si hacíamos demasiado ruido alguien nos escucharía, morderte el hombro y cuello ayudaba en el frenesí, aunque tú gimieras bajo podía sentir tus dientes en mi carne ya que eran más fuertes. Me encantaba
Oírte gemir una y otra vez. Seguir nuestro ritual de forma desenfrenada no duró tanto pero sí fue intenso que te tuve que besar para poder callar mi explosión carnal.

Siempre has sabido llenarme y dejarme satisfecha cuando te he necesitado, me conocías tan bien que mi cuerpo sólo era otro artículo que usabas a tu favor. Tus temblorosas manos me tomaron con seguridad y tus últimos movimientos me dejaron sentirte desde lo más profundo de mí.

Cuando pudimos recuperarnos me bajó del empotre contra la pared y me iba a abrazar, pero interpuse una mano entre ambas, sus respiraciones seguían intensas y sus ojos llenos de inseguridad y cuestionamiento, así que abre de que dijera algo más me adelanté.

- Se acabó,  dile a tu familia qué no habrá boda y que te consigan a una prometida que quiera pasar el resto de su vida contigo puede ser tu "amiga" si lo deseas, no me importa, yo haré lo mismo. Así que limítate a dirigirme la palabra.

No le iba a dar tiempo a que reaccionara, ya que no quería quedarme más en ése lugar.

Apenas salí y llamé un taxi para que pudiese llevarme de vuelta a casa echa todo un caos y huyendo de querer voltear para mirarte.

Cuando llegué, pagué y entré a mí habitación para encerrarme a llorar por horas.

Oí que mi abuelo me llamaba desde la puerta, tal vez sea un buen momento para explicar ciertas cosas o tal vez sea el peor que pueda haber.

Sólo pude exigir a gritos que me dejasen sola, eso era lo que quería y en algún momento de la madrugada, me rendí al cansancio.

Cuando desperté eran más de las 10, me había perdido las clases de ése día, pero no  me importaba ya que podía inventar alguna excusa, aunque quedase papeleo pendiente, eso era lo menos me importaba.

Era domingo por la tarde y mi abuelo me había pedido acompañarlo a un viaje de negocios fuera del país por un par de días, no iba a negarme, ya me pondría al corriente con el concejo y los trabajos de la  academia.

En ése momento agradecí que mi abuelo no hubiese hecho preguntas ni comentarios  respecto a lo que había pasado. Y si su plan era mantenerme alejada de la academia y distraerme, lo había logrado.


En realidad no fue tanto por negocios que nos fuimos sino que tuvimos unos días de vacaciones antes del verano, fue relajante y en cierto punto sí me tuvo ocupada con la mente lejos de ella.

Mi abuelo dijo que me relajara en ésos días ya que los próximos iban a ser difíciles para mí.

Dijo que mi padre volvía y que quería hablar conmigo sobre ciertos asuntos, y así fue. El día que volvía a la escuela él regresaba de su extenso viaje lo que significaba que iba a ser cansado aquí y en todos lados que estuviese.

Cuando me tocaba clases con ella evitaba mirarla lo más que pudiese, cuando no podía mantener mi mirada quieta y se dirigía a ella se veía decaída y desanimada, a veces podía disimularlo bien, pero otras no lo hacía.

Le había pedido a mi abuelo que me dejase regresar con el chofer de la casa por un tiempo, no se negó y apenas terminaban las clases él se estacionaba cerca para poder subir y me llevasen, sin que ninguna rubia se ofreciera a llevarme a casa.


Volver a ver a mi padre era extraño y se sentía tan ajeno a mí y mi familia. Hablamos sobre cómo hemos estado ambos y qué es lo que había hecho, obviamente no le conté sobre ella porque era un asunto que sólo me pertenecía a mí.

Pero me equivoqué, él ya sabía de la existencia de mi relación con Yuzu y nuestro posible compromiso ya que lo mencionó y que quería conocerla.

Con enojo le respondí que no iba a haber compromiso y que si quería conocerla tal vez regresando a la academia lo haga, y su respuesta fue más sorprendente, dijo que lo haría y que tomaría el liderazgo que siempre debió ocupar, que no tendría que comprometerme con alguien que no quisiera y que tampoco debía de ocuparme con el último papeleo.

En cierto punto aliviaba a mi corazón porque era una de las cosas que pasara en mi vida e iba a ocurrir.

Los siguientes días me llevaba el papeleo a casa para que mi padre pudiese revisarlos y me acompañaba a revisar los del concejo estudiantil, éramos un equipo y me encantaba que estuviese a mi lado.

Por otro lado Yuzu quería acercarse nuevamente, pero evitaba cualquier acercamiento y la obligaba a llamarme por presidenta o señorita Aihara cuando necesitaba algo de la dirección, evitaba completamente quedar a solas con ella y tratar algo que no fuese de la academia.

Nuestra graduación estaba más cercana, faltaban dos semanas y no me sentía animada nuevamente, mi abuelo tuvo razón al decir que los días próximos iban a ser complicados y más ahora que pesqué una infección estomacal.

Ella me afectaba en ocasiones, mirarla por últimas veces en la academia me afectaba, mi amor me afectaba y estaba siendo sensible.

Aunque el papeleo se volvió ligero para mí, todo me pesaba aún más, y la hermana menor de Yuzu se encontraba enojada por separarme ella, incluso habíamos discutido porque quería ser un intermediario entre ambas.

No iba a dejar que nadie más se metiera donde ya no había nada, se supone que no debían de haber más problemas con ello, pero no fue así, la amiga vino a hablar conmigo un día de los que a Yuzu no le tocaba trabajar.

También discutimos, y su conclusión fue que era una niña presumida, arrogante y necia. No me importó que se fuese indignada por no querer escucharla, no me importó que viniese a hablar en defensa de su mejor amiga, como a ella no le importó meterse en nuestra relación.


Mientras iba por el pasillo todo se desvaneció y ya no supe más, hasta que desperté en la camilla de la enfermería, Himeko estaba llorando y muy preocupada, pero su llanto me producía dolor de cabeza.

-Por favor, para de llorar no fue para tanto.

-Me asustaste, y perdona no puedo parar.

-¿Cómo te sientes Mei?

¿Por qué ella estaba aquí?

-Me duele la cabeza.

-Te golpeaste fuerte la cabeza.




-Señorita Momokino, debe regresar a las clases, yo me quedaré a acompañar  a la presidenta.

Demonios…si se va será más incómodo y puedo estar perdida.

-Sí, cuide de ella.

Que te den…

-No se preocupe por ella, yo la cuidaré.

-Hasta luego Mei-Mei, cuídate.

Apenas salió me di la vuelta para no verla.

-¿Te estás alimentando bien?

-No.

-Sé que soy la persona menos deseada aquí en la habitación, pero no puedo evitar preocuparme por ti.



Suspiraste.

-Es muy probable que me odies en este momento y lo único que deseas es que me calle y te deje sola para descansar, pero quiero aprovechar esto para decirte que… lo siento, comprendí muy tarde tu inseguridad y que dejé un paso libre en nuestra relación, sé que lo arruiné todo y te pido perdón por haberte lastimado tanto y por lastimarnos a ambas.



-En verdad lo siento y te comprendo en absoluto, también comprendí que no podré tener una segunda oportunidad, lo leo en tus ojos y está bien, tu abuelo tampoco me quiere cerca de ti y mi familia tampoco ya que están enojados conmigo. Ya no diré más para no seguir incomodándote. Sólo permíteme estar aquí, por favor.



-¿Puedo quedarme aquí y contigo, aunque sea hasta que la enfermera regrese y diga que estás bien?

-Qué importa lo que quiera, terminaras quedándote o qué importa que me quiera ir me retendrás como la otra noche.

-No, perdóname no debí tratarte así y… sé que te asusté, te prometo que nunca más volverá a pasar, yo… perdón.

Tu voz decía que estabas llorando, no iba a mirarte, porque de otra forma volvería a ceder a ti, y no podía hacerlo, se suponía que ya habíamos terminado.

-Será mejor que me vaya… lo lamento.

No la iba a detener la dejaría, porque no importaba que la necesitase y fuese dependiente de ella, no podía seguir así.

Podía escucharla levantarse de la silla junto a la camilla y acercarse a la puerta, hasta que la enfermera entró.

-Señorita Okogi, ¿se encuentra bien?

-Si, sí, sólo me dio un susto muy grande la presidenta.

-Le tiene mucho aprecio, ¿no es así?

-Así es.

-Bueno, ella estará bien, sólo tuvo un desmayo a causa de mala alimentación, ¿no es así señorita presidenta?

-Supongo que así es.


-Dígame, ¿por qué no se ha alimentado bien?

-Creo que tengo alguna infección estomacal, ya que estoy devolviendo todo lo que como

-¿Qué le ha recomendado su médico?

-Aún no he ido.

Genial, ahora iba a recibir un sermón por parte de la doctora, iba a ser intenso porque Yuzu aún no se iba, mientras que yo la ignoraba todo lo que podía.


-Será mejor que fueses hoy, o de otra forma podría empeorar.

-Cuando salga del consejo iré.

-De ninguna manera, eres la heredera de tu abuelo, estoy segura que a el no le gustaría que su nieta esté enferma en horas de labores o incapacitada por no cuidarse bien.

-Lo comprendo.

-irás ahora. Señorita Okogi, usted se encuentra disponible en horas para acompañar a la presidenta a que se haga unos análisis sanguíneos con su médico?

No no no no no no.

-Sí, ya he acabado mi turno por el día de hoy.





Estábamos en la sala de espera, sentía la preocupación de Yuzu, pero la mía era aún mayor. No pude haberlo arruinado todo sólo por un momento, ¿no era así?

Cuando salimos de la academia, fuimos en el auto de Yuzu en un incómodo silencio, cuando llegamos tuvimos que esperar nuestro turno con el doctor.

Cuando entramos me hizo una serie de preguntas sobre el cómo me sentía, lo que estaba consumiendo y todo tipo de preguntas de tipo control para poder pronosticar qué era lo que tenía, hasta que llegó a la parte aterradora del asunto.

Tocar el tema sexual me hizo asustar, ya que de manera inmediata recordé la última vez que Yuzu y yo lo hicimos y que no usamos ningún tipo de protección.

Cuando la miré tenía una expresión sorprendida en su rostro, esperaba una confirmación o negación de mi parte, una que no podía dar porque no sabía si nuestras sospechas podían ser ciertas.

Sin embargo el doctor dijo que había posibilidades que lo estuviera según los síntomas que le dije. Después que me tomaron una muestra de sangre para los análisis nos fuimos a la sala de espera y hasta entonces no hemos hablado de nada.

Yo… no podía pensar con claridad, así que me sostuve a mí misma la cabeza mientras me mantenía inclinada. Taparme los ojos iba a funcionar para tranquilizarme.

No sabía qué más hacer, ¿qué iba a pasar si daba positivo?, ¿cómo iba a manejar la situación?, ¿ella iba apoyarme?, lo he arruinado, lo he arruinado todo.

Y mientras pensaba aquello y más, mis ojos traicioneros hicieron reflejar mi angustia y preocupación, cómo se supone que debería seguir adelante si ahora me sentía incapaz de hacerlo.

-Hey… no llores… todo saldrá bien, ya verás.

-…

No podía decir nada ya que había empezado a llorar y las lágrimas me impedían articular alguna palabra, pero sus brazos a mí alrededor me empezaban a reconfortar. Duramos un par de minutos así hasta que al menos pude calmarme.

-Escúchame-dijo mientras me obligaba a separarme ligeramente de ella y hacer que la viese a los ojos mientras con una mano tomaba mi rostro, y con la otra una de mis manos.

-Sé que estás aterrada por lo que puedan decir los análisis, y que te sientes atrapada en un lugar sin salida, sé que te culpas por ello, pero yo también tuve culpa, así que si te hace sentir mejor deposita toda tu culpa en mí. Me haré responsable de mis actos y te apoyaré con todo y en todo.

Enfrentaré a tu abuelo y le pediré otra oportunidad para pedir tu mano y casarme contigo, estarás en mi compañía y a mi protección por el resto de nuestras vidas, y si tendremos un bebé lo amaremos y cuidaremos, aprenderemos a vivir como una familia.

Seré todo lo que necesites, te daré todo lo que quieras y dedicaré mi vida para cuidarles porque les amo, porque te amo, si da negativo, me esforzaré para que me perdones y podamos seguir adelante juntas que es como debe de ser, me quedaré contigo y serás mi prioridad eterna, te amo tanto que no quiero ninguna vida en la que no pueda compartir la mía con la tuya, eres mi camino y no quiero que sólo dejes huella en ella, quiero que camines a mi lado para abrir un camino junto a mí.

Y si da positivo y decides que no quieres tenerlo… lo entenderé, y me quedaré a tu lado, cualquier decisión que tomes, te apoyaré y me quedaré a tu lado, me quedaré… y si tampoco me quieres junto a ti veré la manera de apoyarte y respetar tu decisión.

-Yo… lamento tanto haberte dejado así, mis inseguridades controlaron mis acciones y emociones, y también te amo, te amo tanto que nada ha sido igual desde que no estás, te amo tanto que tampoco puedo vivir una vida sin ti, y quiero que te quedes conmigo para siempre, que también seas mi camino de por vida.

-Lo seré, perdóname por lo que te hice pasar, no era consiente de tus sentimientos, perdóname.

-Sólo quédate conmigo y no permitas que esto vuelva a pasar.

No podía besarla en público y con el uniforme puesto, pero no me importó, así que lo hice de todos modos, no iba a dejar que aquellos me frenaran.

La había extrañado tanto, que no podía dejar de llorar aun besándola, sin embargo ella se separó para abrazarme fuerte, y no iba a rechazarla, la había extrañado tanto como para hacerlo, y me hubiera quedado en su cuello respirando su fragancia de no ser por el análisis que ya había salido.

Nos miramos a los ojos y nos levantamos para ir a recogerlo.

Esperamos estar en el estacionamiento y en su auto para poder tener mayor privacidad. Y antes que lo abriera me detuvo.

-Recuerda lo que te dije. Sin importar el contenido me quedaré contigo y te apoyaré.

-Y yo quiero que lo hagas sin importar el contenido.

Después de haber leído algunas cosas de poca importancia en estos momentos llegué a la parte donde mis nervios se disparaban, entonces la miré a los ojos y ella esperaba una respuesta.

Había extrañado tanto poder mirar sus ojos en esa forma, le sonreí y me limpié las lágrimas que salían de mis ojos nuevamente.

-Seremos padres.

Fue suficiente para verla estallar en emoción y que uniera sus labios con los míos, por un par de segundos para después mirarnos a los ojos y abrazarnos fuertemente.

-Te amo tanto.

-También te amo.

-Te llevaré a comer algo, las personas más importantes de mi vida necesitan alimentarse bien.

Aquello me hizo reír un poco y a ella también, la mejor parte de mi vida estaba empezando con ella llevándonos a comer, y en la eternidad la amaría como a nadie más.


Fin..


Bueno hasta aquí la prueba de mi sobrevivencia, lamento no haber actualizado la novela pero es que me siento estancada con ella, tengo el capítulo por la mitad y sé cómo quiero que se desarrolle el drama, pero no encuentro la manera de hacerlo. 

Espero y la hayan pasado de maravilla en las fiestas pasadas y un excelente día de san Valentín, cuídense mucho y actualizaré cuando salga del estancamiento.

Pd: El otro mes cumplo años y estoy emocionada por ello (es el 5). Gracias por todo.

Como En Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora