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Cuando acabaron el almuerzo Yuzu ya no tenía ganas de seguir en la feria, se sentía un poco decepcionada y deprimida por alguna razón que hasta ella misma desconocía, sin embargo esto no pasó por desapercibido para Andrew, así que le propuso que se marcharan a casa, y aceptó.

El  camino fue en silencio nuevamente y se podía sentir el ambiente un tanto incómodo para ambos; Yuzu de verdad quería salir con Andrew y quería poder darse una oportunidad con él, pero al parecer, ella estaba destinada a querer lo que estaba prohibido para ella, y no se le permitiría ser feliz en toda su vida junto a alguien que en verdad quisiera, porque ese alguien ya ha sido reclamado como pertenencia de alguien más; era curioso que pensara de esa forma, a ella nunca le agradó que las personas trataran a otras como objetos y que tengan una posesión sobre ellos; pero aquí estaba, pensando que la vida no le iba a sonreír y se iba a quedar sola; eso la desilusionaba.

Podía ver a Andrew enviar un mensaje, después de un par de segundos recibía uno, al parecer era respuesta del que había enviado antes, quizás y esté hablando con su esposa diciéndole que llegará más tarde de lo pensado porque está ocupado.

No puedo ser la responsable de la destrucción de un matrimonio, eso no sería correcto, además, dijo que era la indicada para él y que iba a conquistar su corazón; por lo tanto yo no pinto nada aquí, será mejor ser solo amigos (pensó, pero no pudo evitar mirar el fondo de bloqueo de su teléfono y sentirse más desanimada).

Mientras caminaban hacia la casa de Harumin, no dejó de sentirse desanimada y tampoco pudo evitar recordar el grandioso día que había tenido y sobre el cómo se había divertido; pero era una lástima que haya acabado de esa forma y tenía que resignarse a sus tontas ideas; tenía que ser así siempre.

Una vez que llegaron en la entrada de la casa de Harumin, Yuzu se despidió con un beso en la mejilla y estaba dispuesta a huir de la situación tan vergonzosa que se había formado, después de todo, ese era el último beso que le daría con otras intenciones, pero Andrew la detuvo.

-Espera… (le sujetó la muñeca mientras Yuzu intentaba escapar) en serio quiero explicarte las cosas adecuadamente, no quiero que pienses que me quiero aprovechar de la situación o algo parecido, por favor; déjame explicarte y si después de esto ya no quieres verme nunca más, lo entenderé y desapareceré de tu vida si quieres, pero al menos déjame explicarte (suplicante).

Yuzu estaba un poco sorprendida y confundida, tan rápido había olvidado de que Andrew quería explicarle su situación; pero para ser sincera, ya no tenía ganas de hacer, ver, ni escuchar más por ese día; pero como dice el dicho “al mal paso, dale prisa”.

Un tanto desganada aceptó, abrió la puerta y dejó que Andrew entrara primero; la casa parecía estar sola, no había rastro de que nadie estuviera por ahí, así que pasaron a las sala y mientras Andrew se sentaba.

-Quisieras algo de tomar?

-mmhhh.. un vaso de agua por favor.

-Bien, espera aquí ya vuelvo.

-Claro, tomate tu tiempo (Andrew podía notar que iba a necesitarlo).

Yuzu caminó un tanto lento hacia la cocina, pero antes de tomar un vaso para llenarlo se apoyó en el lavabo de la cocina  e hizo sus ejercicios de respiración como le había enseñado la psicóloga antes; hacía esto cada vez que sentía que empezaba desesperarse demasiado y la ansiedad empezaba a inundarla.

Sabía y presentía que algo iba a pasar y que tal vez no le agradase. Así que cogió dos vasos y llenó ambos, pero primero se tomó el suyo de forma un tanto apresurada y después se lavó la cara con el agua fresca del grifo, eso ayudaba un poco, se secó la cara con un pequeño trapo que estaba cerca de allí y rellenó su vaso nuevamente; respiró tan hondo como sus pulmones le permitían y exhaló ruidosamente, había pasado cerca de cinco minutos  metida en la cocina y era hora de que saliera, aunque le hayan pedido que se tomara su tiempo, sabía que era hora de salir de su escondite; así que se aferró a los vasos y empezó a caminar hacía la entrada de la cocina y fue cuando pudo disipar dos sombras que conocía.

Como En Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora