CAPITULO 20

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Diferente

Le extiendo la caja de madera para que Hershel, mete las cosas restantes para ayudar a Caleb y la toma entre sus manos. Se despide de nosotros y camina al pabellón mientras que nosotros regresamos a las oficinas. Carl va más adelante y tengo que apresurarme para estar a su paso. Me cuesta trabajo. Lo miro de reojo para percibir si está molesto porque se sintió obligado a abandonar su lugar.

Solo está serio, lo normal, aún así me pone inquieta el silencio entre nosotros.

Abro la puerta del edificio y entramos observando si todo está como lo dejamos. Silencio absoluto después de escuchar la puerta rechinar. Me propongo a ir a la oficina para tomar mi arma y ayudarlo a vigilar, pero el sonido de la puerta abrirse de golpe llama mi atención, ambos nos volteamos para ver de quién se trata.

Una Maggie intranquila aparece, pues su esposo está enfermo y lo peor de todo es que su padre acaba de entrar a la boca del lobo y ella no lo sabe aún.

Me da miedo que llegue a enfermarse, pero es su decisión, ya es un adulto. Puede que mantenga vivo a los demás mientras llegan los medicamentos, sería más difícil si no llegan hoy y él no estuviera allí.

Ella se acerca a nosotros corriendo, nos examina a ambos. Las gotas de sudor que suben su frente hace que la piel se le vea más brillante con la luz natural. La belleza jamás se le esfuma a ella.

-¿Uno de los dos me puede ayudar con los caminantes de la reja? Se juntaron más y no puedo sola.

Inspecciono su ropa salpicada de esa asquerosa sangre, su playera también está empapada de sudor, se seca sus manos en el pantalón entubado de color negro. Miro a Carl y él asiente para que yo tome ese puesto. Me quito la sudadera y la coloco en una silla acolchonada cerca de la entrada para no ensuciarla más, salgo atrás de ella y caminamos al patio mientras me informa cuántos caminantes son aproximadamente y hasta dónde los debemos de juntar.

Al llegar a las rejillas, tomo el primer tubo de fierro que mis ojos ven y observo a los caminantes que están balanceando lo único que nos mantiene seguros. Le clavo el objeto a los primeros caminantes que se ven dispuestos a derribar la reja. Miro a Maggie por un segundo para ver hasta dónde llega, pues lo que no quiere es extender el grupito para acabarlos de una vez. Los gruñidos de los caminantes es lo único que se escucha y uno que otro quejido de fuerza por parte de nosotras.

El sol que me tortura hace que poco a poco me sienta agotada, aún así trato de hacer mi mayor esfuerzo por varios minutos.

-¿Carl está a cargo? -rompe el silencio agitada por la fuerza, le desentierro el tubo a uno y retrocedo unos pasos.

-Sí- respondo de la misma manera dándome la oportunidad de verla -Lo está.

Tomo el tuvo con ambas manos y se lo clavo a otro caminante, y al sacarlo, me alejo antes de que la sangre me salpique, las rejillas quedan manchadas del espeso líquido color rojo dejando las piedras cubiertas. Bajo el brazo por un momento porque el cansancio solo se posee en este mismo. Lo sacudo con brusquedad y vuelvo a mi trabajo con la intensión de hacerlo más rápido.

-Es un buen chico.

Pareciera que el cansancio desaparece porque esas palabras las puedo escuchar tan claras como el agua. Regreso mi mirada a ella para tratar de descifrar a que viene todo esto.

• 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 • || CARL GRIMES || [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora