Apodyopsis (O'Conner #3/Gay)

04.

Xander Grey.

Respiro el nuevo aire de mi departamento, dando pequeños saltos y chillidos en mi interior.

Yo conseguí un departamento... ¡Tengo un departamento al fin!

Estaba tan emocionado de eso, tenía tantas cosas que quería hacer, saber que finalmente había un espacio solo para mí y que yo podía modificarlo en el interior ¡Es increíble!

La mudanza fue rápida, aunque mi poca musculatura no me permitiera ser quién pusiera los muebles nuevos en su lugar, al menos ya los tenía.

Estuve corriendo y saltando por todo el lugar, hasta que descubrí una vista increíble de la ciudad en mi ventana, el atardecer era próximo, y un edificio menos alto que este, estaba enfrente de mí, con la diferencia que ese edificio a pesar de ser más chico, tenía balcones.

Suspiré dándome la vuelta, ¡Hora de ordenar!

Y así lo hice, en el resto de la poca tarde, solo puse mi ropa en dónde debía, algunas cosas personales en su lugar y lo básico, esos muebles eran muy pesados para que yo pudiera moverlos. Necesitaba ayuda.

Pero claro, nadie querría ayudar al chico con piernas gordas y grasa, aunque me esforzara, me ignorarían.

¡No importa! Hallaré la manera.

Cuando la noche cayó, volví a la ventana, quería ver la noche desde aquí.

El edificio de enfrente estaba totalmente apagado, ya era demasiado tarde, sin embargo... Había un balcón, que tenía sus puertas y cortinas abiertas, y de él, un departamento desprendía una iluminación roja.

Me quedé un momento observando, hasta que de ahí, salió alguien.

Cuerpo perfecto, cabello desordenado, rostro marcado y un cigarro en mano, la imagen de un auténtico dios griego había salido a ese balcón para fumar.

No llevaba camisa, solo unos jeans negros rasgados y una especie de zapatos de vestir bastante modernos, con una actitud despreocupada o... Vacía.

Wow...
Qué lindo es.

¡Ah, está mirando al edificio!

Me eché para atrás rápidamente, mi mente procesando lo que acababa de ver. A pesar de la distancia, tenía una excelente visión, y mis ojos no mentían.

No sabía quién era, no conocía nada de él, pero, en verdad era lindo.

¿Quién será?

[...]

Una semana en este nuevo lugar, los muebles seguían dónde mismo, yo empezaba a ir de un lado a otro mientras estudiaba y trabajaba.

Y en toda la semana, luego de todo un día de estudio e independencia, lo último que hacía para poder ir a dormir, era correr a la ventana, y observar a Red Boy.

No conocía su nombre ni nada, pero le gustaba poner esa iluminación roja todo el tiempo, así que lo más sensato era llamarlo así.

Él tenía algo en su forma de salir al balcón, no sabía si era su forma de caminar con ritmo, o la forma en la que su mano sostenía su cigarro, pero era muy atrayente.

No debía darme ideas equivocadas de un posible mundo en el que nos conoceríamos, eso no pasa, el mundo real es lo suficientemente real como para que ese chico se cruzara conmigo.