07.

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Loan O'Conner

No podía sentirme más idiota, estúpido, y sus sinónimos.

No había palabras para poder expresar el arrepentimiento que sentía, parecido al remordimiento y duda.

¿Por qué me fui a tomar?
¿Por qué corrí en busca del apoyo de Xander cuando lo traté tan mal?

Y, por qué sentía que en serio lo necesitaba a él si quería olvidarme de mis problemas ahora.

La respuesta empezaba a ser clara, pero me negaba a aceptar cualquier cosa de ese estilo, no quería convencerme de que un niño ahora tenía el poder suficiente sobre mi como para haberme logrado sacar tanto dolor en una noche y sin siquiera pedírmelo en un inicio.

Lo que dije ayer en su departamento, había marcado algo grande en mi forma de verlo.

Nadie en el mundo me conocía lo suficiente para saber esa historia desde mi dolor, nadie estaba enterado de lo que verdaderamente me dolía cada día de mi vida al despertar, era algo que solo lo sabía yo contra el mundo.

Eran cosas que ni siquiera a mí me gustaba notar, despertar cada mañana sintiéndome culpable por todo, pero sin esforzarme por cambiarlo.

Yo era simplemente patético.
Y aún cuando mi instinto me hizo soltarle todo eso a Xander, él ni siquiera se quejó.

Fueron tantas emociones desde ayer por la mañana hasta hoy. Emociones que eran más de las que yo estaba acostumbrado a soportar.

Lo peor del caso ya ni siquiera era lo que le dije, porque de eso, sentía una extraña y pequeña liberación.
El problema entró, cuando desperté en su sofá y me di cuenta que, otra vez volví a manipular a Xander para que él no me alejara.

Y es que, él es tan puro y bondadoso, y yo solo volví a aprovecharme de eso.

No lo merecía. A Xander no lo merecía ni siquiera como amigo, él era demasiado angelical para mí pasado infernal.

De cualquier manera, era la primera vez que me sentía escuchado, y fue un sentimiento que a pesar de haber sido tapado por el alcohol, fue demasiado placentero.

Tomé mi celular en manos en el pasillo de mi edificio, luego de volver y haber dejado al niño en su universidad.

Llamé al número correcto, esperando su respuesta.

Oficinas Beckett, habla con el director; Hadan Beckett —soltó el castaño sarcásticamente.

—Hoy no pases por mi —le avisé—. Ayer mucho alcohol, hoy mucho arrepentimiento. Mejor tráeme de comer cuando se terminen las clases, por favor.

¿Comida china o francesa?

—Quiero una hamburguesa, tienes la llave, así que no me molestes cuando llegues.

¡Hecho!

Colgué.

Cerré la puerta detrás de mí.
Bajé las persianas y bloqueé la luz del sol, para después caminar con pasos arrastrados hasta el baño, y claramente, tener la ducha fría, era lo que se necesitaba si quería recuperarme de haber bebido.

Después, ropa nueva, directo a mi cama y a dejarme caer en ella, estaba agotado y con muchas cosas en la cabeza.

La cabeza me va a explotar, otra vez.
Y lo peor, era que no dejaba de pensar en pequitas.

Ahora me daba miedo, por el poder que acababa de darle.
En sus conocimientos, ahora estaba el mayor motivo por el cual desearía nunca haber pedido que pasáramos un tiempo de familia con la abuela.

Apodyopsis (O'Conner #3/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora