03.

351 39 123
                                    

Loan O'Conner

—No, no estoy de acuerdo en nada de lo que tu pervertida y cruel conciencia esté planeando —Hadan no dejaba de hablar.

—¿Que no eres mi mejor amigo y debes apoyarme en todo? —pregunté sin problemas.

—¡Pero no a corromper a alguien que solo quiere tu amistad! Loan, lo conoces solo hace una semana, aún estás a tiempo de arrepentirte.

Estiré mis brazos por el respaldo del sofá, dejando mis piernas sueltas.

—Muy tarde, navidad es hoy y tú estás haciendo nuestra cena.

Vi la cabeza de mi mejor amigo negar, solo tenía a la vista su espalda, porque, como Hadan Beckett es demasiado noble, a pesar de saber la historia de por qué hoy y esta noche, iba a cenar con Xander, él estaba aquí ayudándome en la comida.

Había pasado una agradable semana en el departamento de aquel chico de pecas, semana en la que, poco a poco iba conociendo más de él.

Nuestras conversaciones eran normales y amenas, sobre qué había hecho él en el día o yo. Sobre lo bien que sabía su sopa instantánea, o en su defecto, yo intentaba adularlo en todo momento.

También estaba justificado, Xander merecía que le recordara lo lindo y sexy qué es, y cuando lo veía sonreír tímidamente ante un cumplido, era una perdición más grande porque ansiaba que navidad llegara.

Algo que si no tenía contemplado, era que él se enterara de Gian.

Nunca estuvo en mis planes contarle sobre él, de mis pocas reglas al cortejar a alguien que solo necesitaba para una noche, era no revelarle nada sobre mi vida mi personal.

Solo que, en alguna ocasión que él preparaba su sopa instantánea, la conversación fue tan relajante y tranquila para mí, que sin siquiera darme cuenta, le mencioné que mi hermano mayor había grabado una película, la cual afortunadamente él aún no veía.

Lo bueno era que, lo único que él sabía, era que compartíamos sangre, nada más, no conté otra cosa más que Gian O'Conner era mi hermano mayor.

Ni siquiera yo sabía en lo que Gian llegó a participar, ese rodaje nunca pasó por mi cabeza, prácticamente, no he visto esa película, y no tenía ánimos de hacerlo.

Cuánto más lo pensaba, más cuenta me daba de lo ingenioso y escurridizo que ha sido el niño bonito para adentrarse a mi vida.
En cuanto la noche de hoy pase y tenga lo que quiero, él debe irse.

No iba a arriesgar mi poca estabilidad emocional.

—¡Loan! —gritó Hadan.

Volví a la realidad, observando al moreno en un intento por llamar mi atención apresurado, sin despegarse un segundo de la cocina.

—¿Qué?

—¿Dónde tienes el spaghetti? Sé que solo debía hacer una cosa, pero no puedo permitir que tengas una cena con alguien sin spaghetti —explicó seriamente.

—Busca en la alacena o algo, debe haber al menos un palito de esos. No lo sé, Hadan, no me interesa qué cenemos.

—Necesitas urgentemente quién te ponga los pies en la tierra —dijo entre dientes.

Dejé mi cabeza recargada en el respaldo. —Y aquí vamos de nuevo...

—Lo digo en serio —seguía reprendiendome, sus manos haciendo varias cosas como cortar tomate—. Escucha, eres mi mejor amigo, y aunque no esté de acuerdo en muchas cosas, voy a apoyarte, pero también debo decirte que considero que estás olvidando muchas cosas importantes.

Apodyopsis (O'Conner #3/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora